contarle personalmente.
Cuando por fin llego a la comisaria parecia tan cansado que de nuevo le invadio la preocupacion. Paula le dijo que le habia dado ordenes de quedarse en casa y recuperarse un poco, y Annika aplaudio la idea sin comentarla. Tambien ella habia pensado hacer algo parecido muchas veces en las ultimas semanas.
– Me habias llamado -dijo Patrik entrando en el despacho de Annika, detras del mostrador de recepcion. Annika hizo girar la silla de escritorio.
– Si, y no puede decirse que hayas reaccionado como un rayo para devolverme la llamada -respondio mirandolo por encima de las gafas, aunque no en tono de reproche, sino solo de preocupacion.
– Lo se -respondio Patrik sentandose en la silla que habia contra la pared-. He tenido demasiado jaleo.
– Deberias cuidarte. Tengo una amiga que llego al limite hace unos anos y aun no se ha recuperado del todo. Si abusas, cuesta mucho reponerse.
– Si, lo se -dijo Patrik-. Pero no es para tanto. Solo un monton de trabajo. -Se paso la mano por el pelo y se inclino y apoyo los codos en las rodillas-. ?Que querias?
– He terminado con mis indagaciones sobre Christian. -Guardo silencio. Acababa de caer en la cuenta de donde habia estado Patrik aquella manana-. ?Que tal ha ido? -pregunto en voz baja-. ?Como ha recibido Sanna la noticia?
– ?Como se puede recibir algo asi? -repuso Patrik y asintio para indicarle que podia continuar, que no queria hablar de la noticia que acababa de dar.
Annika carraspeo antes de empezar.
– De acuerdo, para empezar, Christian no figura en nuestros registros. Nunca ha sufrido ninguna condena ni ha sido sospechoso de nada. Antes de mudarse a Fjallbacka, vivio varios anos en Gotemburgo. Alli fue a la universidad y luego estudio a distancia para ser bibliotecario. Esa facultad esta en Boras.
– Aja… -respondio Patrik impaciente.
– Ademas, nunca habia estado casado antes de conocer a Sanna y no tiene mas hijos que los de este matrimonio.
Annika guardo silencio.
– ?Eso es todo? -pregunto Patrik sin poder ocultar la decepcion.
– No, todavia no he llegado a lo mas interesante. Descubri enseguida que Christian se quedo huerfano a la edad de tres anos. Por cierto que nacio en Trollhattan, y alli vivia cuando su madre murio. Del padre no se supo nunca nada. Y decidi seguir indagando por ahi.
Saco un papel y empezo a leer de carrerilla, mientras Patrik la escuchaba con vivo interes. Annika se dio cuenta de que Patrik le daba vueltas a todo tratando de relacionar la nueva informacion con lo poco que ya sabian.
– Es decir, que a los dieciocho anos recupero el apellido de su madre, Thydell -concluyo Patrik.
– Si, tambien he encontrado bastante informacion sobre ella. -Le entrego el folio a Patrik, que lo leyo ansioso de respuestas.
– Hay varias pistas por las que empezar a desliar la madeja -dijo Annika al ver la tension de Patrik. Le encantaba rebuscar en los registros e investigar acerca de detalles nimios, insignificantes, que terminaban componiendo una imagen global. La cual, en el mejor de los casos, les permitia avanzar en la investigacion.
– Si. Y ya se por que pista empezar -dijo Patrik poniendose de pie-. Empezare por un vestido azul.
Annika lo miraba atonita mientras el se alejaba. Por Dios bendito, ?que habria querido decir Patrik?
Cecilia no se extrano al abrir la puerta y ver quien habia al otro lado. En realidad, lo esperaba. Fjallbacka era un pueblo pequeno y los secretos siempre terminaban por salir a la luz.
– Pasa, Louise -le dijo haciendose a un lado. Tuvo que contener el impulso de llevarse la mano a la barriga, tal y como habia empezado a hacer cuando le confirmaron que estaba embarazada.
– Erik no estara aqui, espero -dijo Louise. Cecilia se dio cuenta de que estaba borracha y, por un instante, sintio un punto de compasion por ella. Ahora que la pasion del enamoramiento se habia acabado comprendia el infierno que tenia que ser vivir con Erik. Seguramente, tambien ella habria terminado por darle a la botella.
– No, no esta aqui, pasa -repitio encaminandose a la cocina. Louise la siguio. Como de costumbre, iba muy elegante, con ropa cara de corte clasico y joyas de oro, pero muy discretas. Cecilia se sintio como una andrajosa con la ropa de estar en casa. No recibiria a la primera cliente hasta la una de la tarde, de modo que se habia permitido quedarse en casa tranquilamente aquella manana. Ademas, sentia nauseas casi permanentes y no podia llevar el mismo ritmo de siempre.
– Han sido tantas. Al final, una termina cansandose.
Cecilia se dio la vuelta sorprendida. No era asi como habia imaginado que empezaria. Mas bien se habia preparado para un torrente de rabia y de acusaciones. Pero Louise solo parecia estar triste. Y cuando Cecilia se sento a su lado, advirtio las grietas que surcaban aquella fachada elegante. Tenia el pelo sin brillo, las unas mordidas y la laca desconchada. Llevaba la blusa mal abotonada y se le habia salido un poco de la cinturilla del pantalon.
– Lo he mandado al infierno -dijo Cecilia, y se dio cuenta de lo aliviada que se sentia por ello.
– ?Por que? -pregunto Louise en tono apatico.
– Ya me ha dado lo que queria.
– ?El que? -Louise tenia la mirada vacia y ausente.
Cecilia sintio de pronto una gratitud tan inmensa que respiro aliviada. Ella nunca seria como Louise, era mas fuerte que ella. Aunque quiza Louise tambien hubiese sido fuerte en su dia. Quiza tambien hubiese abrigado un sinfin de expectativas y hubiese tenido la firme voluntad de que todo saliera bien. Pero aquellas esperanzas se habian esfumado. Ya solo quedaba el vino y muchos anos de mentiras.
Por un instante, Cecilia considero la posibilidad de mentirle o, al menos, de ocultarle la verdad un tiempo. Llegado el momento, seria evidente. Pero comprendio que debia contarselo, que no podia mentirle a alguien que habia perdido todo lo que valia la pena tener.
– Estoy embarazada. De Erik -dijo, y se impuso el silencio unos instantes-. Le deje bien claro que lo unico que quiero es que contribuya economicamente. Lo amenace con contartelo todo.
Louise solto una risita amarga. Luego, empezo a reir. Una risa cada vez mas estentorea y chillona. Despues, afluyo el llanto, mientras Cecilia la observaba fascinada. Aquella tampoco era la reaccion que esperaba. Louise era, ciertamente, una caja de sorpresas.
– Gracias -dijo Louise cuando se hubo calmado.
– ?Por que me las das? -pregunto Cecilia llena de curiosidad. Siempre le habia gustado aquella mujer. Solo que no tanto como para no follarse a su marido.
– Porque acabas de darme una patada en el trasero. Y la necesitaba. Mira que pinta tengo -dijo senalando la camisa mal abrochada, cuyos botones casi hizo saltar mientras intentaba colocarlos bien. Le temblaban los dedos.
– De nada -dijo Cecilia, incapaz de evitar la risa ante lo comico de la situacion-. ?Que piensas hacer?
– Lo que has hecho tu. Decirle que se vaya a la mierda -respondio Louise con vehemencia y ya sin la mirada ausente del principio. La sensacion de que aun tenia poder sobre su vida habia vencido a la resignacion.
– Primero, procura no irte con las manos vacias -dijo Cecilia secamente-. Es verdad que Erik me gustaba mucho, pero se que clase de hombre es. Te pondra de patitas en la calle y sin blanca si lo dejas. Los hombres como Erik no aceptan que los abandonen.
– No te preocupes. Procurare sacar el maximo posible -aseguro Louise remetiendo la blusa, ya bien abotonada, por dentro de la cinturilla-. ?Que aspecto tengo? ?Se me ha corrido el maquillaje?
– Un poco. Espera, te lo arreglo. -Cecilia se levanto, cogio un poco de papel de cocina, lo humedecio bajo el grifo y se coloco delante de Louise. Con mucho cuidado, fue retirando el rimel de las mejillas. Se detuvo de repente al sentir la mano de Louise en la barriga. Ninguna de las dos dijo nada, hasta que Louise le susurro:
– Ojala sea un chico. Las ninas siempre han querido tener un hermano.
– Joder -dijo Paula-. Es lo mas repugnante que he oido.
Patrik le habia contado lo que Sanna le habia dicho a Erica, y Paula le lanzo una mirada fugaz desde su puesto al volante. Despues de la experiencia casi mortal del dia anterior, no pensaba dejarlo conducir hasta que no hubiera descansado un poco.