oyeron sus pasos en la escalera. Cuando se dieron cuenta de que alguien bajaba, Gosta salio al pasillo para hablar con la hermana. Patrik le agradecio mentalmente que hubiese caido en la cuenta de no contarselo en presencia de Sanna, para que no tuviera que oirlo dos veces.

Al cabo de unos minutos, la hermana entro en la terraza, se sento al lado de Sanna y la abrazo. Y asi se quedaron mientras Patrik preguntaba si querian que llamara a alguien, si querian hablar con un pastor. Todas las preguntas amables a las que se aferraba en aquellos casos para no sucumbir a la idea de que en la primera planta habia dos ninos que acababan de perder a su padre.

Pero, finalmente, tuvo que irse y dejarlas solas. Tenia un trabajo que hacer, un trabajo que hacia por ellos. Sobre todo por ellos, por las victimas y por los familiares de las victimas, cuyo dolor tenia siempre presente durante las muchas horas que invertia en la comisaria intentando hallar la solucion de casos mas o menos complicados.

Sanna lloraba sin poder contenerse y Patrik cruzo una mirada con la hermana, que respondio a aquella pregunta no formulada con un gesto casi imperceptible. Patrik se levanto.

– ?Seguro que no quereis que llamemos a nadie?

– Llamare a mis padres en cuanto pueda -dijo la hermana. Estaba palida, pero lo bastante tranquila como para que Patrik se sintiera seguro dejandolas alli.

– Puedes llamarnos cuando quieras, Sanna -aseguro sin moverse de la puerta-. Y… -No estaba seguro de hasta donde prometer, porque estaba a punto de ocurrirle lo peor que podia sucederle a un policia en plena investigacion de asesinato, estaba perdiendo la esperanza de dar algun dia con la persona que se hallaba detras de todo.

– No olvides los dibujos -dijo Sanna entre sollozos senalando los papeles que habia sobre la mesa.

– ?Que es esto?

– Los ha traido Erica. Alguien se los envio a Christian a Gotemburgo, a la antigua direccion.

Patrik clavo la vista en los dibujos y los recogio despacio. ?Que se le habia ocurrido a Erica esta vez? Tenia que hablar con su mujer cuanto antes, aquello precisaba una explicacion con todas las de la ley. Al mismo tiempo, no podia negar que sintio cierta expectacion al ver los dibujos. Si resultaban importantes para el caso, no seria la primera vez que Erica encontraba una pista decisiva por casualidad.

– Cuanto trabajo de canguro ultimamente -dijo Dan cuando entro en casa de Erica y Patrik. Habia llamado a Anna al movil y, cuando ella le explico donde estaba, se dirigio a Salvik.

– Pues si, no se muy bien en que se ha metido Erica ni estoy segura de querer saberlo -dijo Anna acercandose a Dan y poniendole la cara para que le diera un beso.

– No tendran nada en contra de que me presente asi, ?verdad? -pregunto Dan. Maja se arrojo sobre el con tal impetu que estuvo a punto de derribarlo-. ?Hola, chiquitina! ?Como esta mi chica? Porque tu eres mi chica, ?si? No habras encontrado a un sustituto, ?verdad? -dijo fingiendo estar enfurrunado. Maja reia entre hipidos y froto la nariz con la de Dan, que lo interpreto como la confirmacion de que aun era el primero de la lista.

– ?Te has enterado de lo que ha ocurrido? -pregunto Anna muy seria.

– Pues no, ?que ha pasado? -respondio Dan mientras subia y bajaba a Maja por los aires. Teniendo en cuenta lo alto que era, resultaba un viaje vertiginoso con el que Maja parecia encantada.

– No se donde andara Erica, pero Patrik iba a Badholmen. Esta manana han encontrado alli a Christian Thydell colgado.

Dan se detuvo a medio camino, con Maja cabeza abajo. La pequena creyo que era parte del juego y chillaba y reia mas alto aun.

– ?Que me dices? -pregunto Dan dejando a Maja en la alfombra.

– No se mas que lo que Patrik me dijo antes de salir de aqui a toda prisa, pero el caso es que Christian esta muerto. -Anna no conocia mucho a Sanna Thydell, se la habia cruzado alguna que otra vez, como suele suceder con quienes viven en Fjallbacka. En aquellos momentos, recordo a sus dos hijos.

Dan se sento apesadumbrado a la mesa de la cocina y Anna intento ahuyentar las imagenes de la retina.

– Maldita sea -dijo Dan mirando por la ventana-. Primero Magnus Kjellner y ahora Christian. Y Kenneth Bengtsson esta en el hospital. Patrik debe de estar desbordado.

– Pues si -confirmo Anna, que le estaba sirviendo a Maja un vaso de zumo.

– Bueno, pero hablemos de otra cosa, ?de acuerdo? -Anna era muy sensible a las desgracias ajenas y era como si el embarazo lo agudizara. No soportaba oir que la gente sufria.

Dan lo comprendio enseguida y la atrajo hacia si. Cerro los ojos, le puso la mano en la barriga y separo los dedos.

– Este pequeno no tardara, carino. Ya no tardara en venir.

A Anna se le ilumino la cara. Cuando pensaba en el nino, sentia que nada podia afectarle. Queria tanto a Dan… y al pensar que en sus entranas crecia un ser que los unia sentia que estallaba de felicidad. Le acaricio la cabeza y le dijo al oido:

– Tienes que dejar de decir «el pequeno». De hecho, tengo el presentimiento de que lo que hay aqui dentro es una princesita. Son patadas de bailarina -le dijo para provocarlo.

Despues de las tres hijas de su primer matrimonio, Dan preferia tener un nino. Aunque Anna sabia que seria inmensamente feliz con lo que viniera, por el simple hecho de que era el hijo de ellos dos.

Patrik dejo a Gosta en Badholmen. Tras reflexionar unos minutos, se fue a casa. Tenia que hablar con Erica. Averiguar lo que sabia.

Al llegar a casa, lanzo un suspiro. Anna seguia alli y no queria involucrarla en la discusion que mantuviera con Erica. Su mujer tenia la mala costumbre de hacer pina con su hermana y a Patrik no le atraia lo mas minimo la idea de tener a dos pugiles en el rincon opuesto del ring. Pero, tras darle las gracias a Anna -y a Dan, al que encontro tambien en casa, como refuerzo de la canguro-, intento hacerles entender que queria estar a solas con Erica. Anna lo capto enseguida y se llevo a Dan, que antes tuvo que conseguir que Maja lo dejase marchar.

– Supongo que Maja no ira hoy a la guarderia -dijo Erica en tono jovial, mirando el reloj.

– ?Que hacias en casa de la hermana de Sanna Thydell? ?Y que fuiste a hacer ayer a Gotemburgo? -pregunto Patrik con voz severa.

– Ah, si, veras… -Erica ladeo la cabeza y adopto la expresion mas encantadora que le fue posible. Al ver que Patrik no reaccionaba, dejo escapar un suspiro y comprendio que mas le valia confesar. De todos modos, tenia pensado hacerlo, solo que Patrik se le adelanto.

Se sentaron en la cocina. Patrik cruzo las manos y le clavo la mirada. Erica reflexiono unos minutos, hasta que decidio por donde empezar.

Y le conto que siempre le habia extranado que Christian fuese tan reservado con su pasado. Que habia decidido investigarlo y que por eso fue a Gotemburgo, a la direccion que tenia antes de mudarse a Fjallbacka. Le hablo del hungaro encantador al que habia conocido, de las cartas que seguian llegando a nombre de Christian, pero que el nunca recibio, puesto que no dejo la nueva direccion. Y ademas, se armo de valor y le conto que habia leido el material de la investigacion y que no habia podido resistir la tentacion de oir la grabacion. Que oyo algo que le llamo la atencion y que sintio el impulso de indagar hasta el fondo. De ahi la visita a Sanna. Y le explico lo que Sanna le habia contado acerca del vestido azul y toda aquella historia demasiado horrenda como para poder comprenderla. Cuando termino estaba sin aliento y apenas se atrevia a mirar a Patrik, que no se habia movido ni un milimetro desde que ella empezo a hablar.

Paso un buen rato sin decir nada, mientras Erica tragaba saliva y se preparaba mentalmente para el rapapolvo de su vida.

– Yo solo queria ayudarte -anadio-. Ultimamente pareces agotado.

Patrik se puso de pie.

– Ya hablaremos de esto despues. Ahora tengo que ir a la comisaria. Me llevo los dibujos.

Erica se lo quedo mirando mientras se alejaba. Era la primera vez, desde que se conocieron, que Patrik se marchaba de casa sin darle un beso.

No era propio de Patrik no llamar por telefono. Annika lo habia telefoneado varias veces desde el dia anterior, pero solo le habia dejado un mensaje pidiendole que le devolviera la llamada: habia encontrado algo que queria

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