– Pero ?que tiene que ver eso con la investigacion? De eso hace muchos anos.

– Pues si, treinta y siete, para ser exactos. Y no se si tiene algo que ver, pero todo parece girar en torno a la persona de Christian. Creo que hallaremos la respuesta en su pasado, que ahi esta el vinculo con los demas. Si es que existe tal vinculo -anadio-. Puede que solo hayan sido espectadores inocentes y que hayan sufrido las consecuencias de encontrarse en el entorno de Christian. Pero eso es lo que debemos averiguar y mas vale que empecemos por el principio.

Paula acelero para adelantar a un camion y estuvo a punto de pasarse la salida de Trollhattan.

– ?Seguro que no quieres que conduzca yo? -pregunto Patrik angustiado, agarrandose bien.

– No, asi te enteraras de lo que se siente -rio Paula-. Desde ayer, has perdido mi confianza. Por cierto, ?has podido descansar algo? -Lo miro de reojo mientras aceleraba en una rotonda.

– Si, la verdad -dijo Patrik-. Dormi un par de horas y luego pase la tarde tranquilamente con Erica. Fue estupendo.

– Tienes que cuidarte.

– Si, eso mismo me ha dicho Annika hace un momento. Ya podeis dejar de tratarme como si fuera un nino pequeno.

Paula miraba alternativamente entre los indicadores de la carretera y el plano de las paginas amarillas, y estuvo a punto de llevarse por delante a un ciclista que circulaba por el lado interior de la carretera.

– Deja que yo lea el plano. Lo de la capacidad femenina de ejecutar varias acciones simultaneas parece que no funciona -se burlo Patrik.

– Tu andate con cuidado -dijo Paula, aunque no parecia muy enojada.

– Si giras por aqui a la derecha, no tardaremos en llegar -senalo Patrik-. Esto va a ser de lo mas interesante. Al parecer, aun conservan la documentacion y la mujer con la que hable por telefono recordo el caso enseguida. Supongo que no es de los que caen en el olvido asi como asi.

– Que bien que todo fuera tan facil con el fiscal. A veces resulta complicado tener acceso a ese tipo de documentos.

– Pues si -respondio Patrik, concentrado en el plano.

– Ahi -dijo Paula senalando la casa de los servicios sociales de Trollhattan.

Minutos despues los recibia Eva-Lena Skog, la mujer con la que Patrik habia hablado por telefono.

– Pues si, somos muchos los que recordamos aquella historia -aseguro dejando sobre la mesa una carpeta amarillenta-. Hace ya tantos anos, pero un caso asi no se olvida facilmente -dijo apartando un mechon canoso. Parecia el estereotipo de maestra de escuela, con la larga melena recogida en un mono bajo perfecto.

– ?Se sabia lo mal que estaban las cosas? -pregunto Paula.

– Si y no. Habiamos recibido algunas denuncias e hicimos… -abrio la carpeta y paso el dedo por el primer documento-, hicimos dos visitas domiciliarias.

– Pero no visteis nada que exigiera la intervencion de las autoridades, ?no? -pregunto Patrik.

– Es dificil de explicar, pero entonces eran otros tiempos -dijo Eva-Lena Skog con un suspiro-. Hoy habriamos intervenido muy pronto, pero entonces… bueno, sencillamente, no se hacian las cosas como ahora. Al parecer, la cosa iba por epocas, y, seguramente, las visitas tuvieron lugar en momentos en que ella se encontraba mejor.

– ?Y no reacciono nadie, ni familiares ni amigos? -intervino Paula. Costaba creer que algo asi pudiera suceder sin que nadie lo advirtiese.

– No tenian familia. Ni amigos tampoco, diria yo. Creo que vivian bastante aislados, por eso paso lo que paso. De no haber sido por el olor… -Trago saliva y bajo la vista-. Desde entonces hemos avanzado mucho y algo asi seria hoy imposible.

– Si, esperemos que si -dijo Patrik.

– Comprendo que necesitais consultar el material para la investigacion de asesinato que teneis entre manos -explico Eva-Lena Skog, y empujo la carpeta hacia ellos-. Pero lo tratareis con prudencia, ?verdad? Solo cedemos este tipo de informacion en circunstancias extraordinarias.

– Seremos extremadamente discretos, te lo prometo -aseguro Patrik-. Y estoy convencido de que estos documentos nos ayudaran a avanzar en la investigacion del caso.

Eva-Lena Skog lo miro con curiosidad mal disimulada.

– ?Y que relacion puede haber? Han pasado tantos anos…

– Eso no puedo decirtelo -dijo Patrik. Lo cierto era que no tenia la mas remota idea, pero por algun sitio debian empezar.

– ?Mama? -Trato de despabilarla otra vez, pero ella seguia alli tumbada, inmovil. No sabia cuanto tiempo llevaba asi. Solo tenia tres anos y aun no sabia la hora. Pero habia anochecido dos veces. A el no le gustaba la oscuridad y a mama tampoco. Tenian la luz encendida por las noches, el mismo la encendio cuando ya no se veia en el apartamento. Luego se acurruco a su lado. Asi solian dormir, juntos, muy juntos. Apretaba la cara contra el cuerpo blando de su madre. No tenia aristas, nada duro o que pinchara. Solo dulzura, calidez y seguridad.

Pero aquella noche ya no estaba caliente. El la habia llamado y se habia apretado contra ella mas aun, pero su madre no reaccionaba. Entonces fue a buscar la manta que guardaban en el armario, aunque tenia miedo de sacar los pies de la cama cuando estaba oscuro, tenia miedo de los monstruos que habia debajo. Pero no queria ni pasar frio ni que lo pasara su madre. La tapo cuidadosamente con aquella manta de rayas de olor tan raro. Aun asi, ella no entro en calor, y el tampoco. Se quedo toda la noche, tiritando, con la esperanza de despertarse, de que aquel sueno tan extrano se acabara de una vez.

Cuando empezo a clarear el dia, se levanto. La tapo bien con la manta, que se habia movido durante la noche. ?Como dormia tanto? Su madre nunca dormia hasta tan tarde. A veces se pasaba un dia entero en la cama, pero se despertaba de vez en cuando. Hablaba con el y le pedia agua o alguna otra cosa. Los dias que se quedaba en la cama decia cosas raras a veces. Cosas que a el lo asustaban. Incluso era capaz de gritarle, pero el preferia aquello a verla asi, tan quieta y tan fria.

Le rugia el estomago de hambre. Quiza mama pensara que era un nino muy listo si al despertar veia que habia preparado el desayuno. La idea lo animo un poco y se dirigio a la cocina. A medio camino tuvo una idea y dio media vuelta. Lo acompanaria el osito de peluche, no queria estar solo. Arrastrando el osito por el suelo, se encamino a la cocina de nuevo. Un bocadillo. Era lo que mama solia hacerle. Bocadillos de mermelada.

Abrio el frigorifico. Alli estaba el tarro de la mermelada, con la tapa roja y fresas en la etiqueta. Y alli estaba la mantequilla. Las saco despacio del frigorifico y las coloco en la encimera. Aquello empezaba a parecerse a una aventura. Alargo la mano hacia la panera y saco dos rebanadas de pan. Abrio el primer cajon del mueble de la cocina y encontro un cuchillo de madera para untar mantequilla. Su madre no lo dejaba usar cuchillos de verdad. Unto minuciosamente de mantequilla una rebanada y de mermelada la otra, las junto y ya estaba listo el bocadillo.

Abrio de nuevo el frigorifico y encontro un carton de zumo en uno de los apartados de la puerta. Lo saco con esfuerzo y lo coloco en la mesa. Sabia donde estaban los vasos, en el armario que habia encima de la panera. De nuevo se subio a la silla, abrio el armario despacio y cogio un vaso. Debia tener cuidado de que no se le cayera al suelo. Su madre se enfadaria si rompia un vaso.

Lo dejo en la mesa, puso el bocadillo al lado y arrastro la silla a su lugar. Se subio encima y se puso de rodillas para poder servir el zumo. El carton pesaba bastante y el se esforzaba por mantenerlo encima del vaso, pero cayo tanto dentro como fuera, asi que pego la boca al hule y sorbio lo que se habia derramado.

El bocadillo estaba riquisimo. Era el primero que hacia solo y lo devoro con ansia de varios bocados. Entonces se dio cuenta de que habia sitio para otro, y ahora ya sabia como se preparaban. Lo orgullosa que estaria su madre cuando, al despertar, descubriera que el podia prepararse solo los bocadillos.

– ?Alguien ha visto algo? -Patrik hablaba por telefono con Martin-. Ya, bueno, tampoco lo esperaba. Pero seguid de todos modos, nunca se sabe.

Colgo y le hinco el diente a la Big Mac. Se habian parado en McDonald’s para almorzar y disponer de unos

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