– ?Habeis averiguado algo? -pregunto Annika con expectacion.

– Todavia no lo se, pero creo que vamos por buen camino, de modo que seguiremos indagando. -Tomo otro trago de agua. Habia llegado el momento de contarles a los companeros aquello que tanto le habia costado digerir a el.

– Pero ?que habeis sacado en claro? -insistio Martin tamborileando con un boligrafo en la mesa. Una mirada de Gosta y Martin paro enseguida.

– Segun las investigaciones de Annika, Christian se quedo huerfano de pequeno. Vivia solo con su madre, Anita Thydell, y era hijo de padre desconocido. De acuerdo con los datos de los servicios sociales, vivian muy aislados, y habia epocas en que a Anita le costaba mucho hacerse cargo del nino, a causa de una enfermedad psiquica combinada con consumo de alcohol y farmacos. Estaban pendientes de la familia, tras varias denuncias de los vecinos. Pero, al parecer, se las arreglaron siempre para ir a su casa cuando Anita tenia la situacion bajo control. Al menos, esa fue la explicacion que nos dieron sobre la inhibicion de las autoridades. Y que eran otros tiempos -anadio sin poder evitar un tono ironico-. Un dia, cuando Christian tenia tres anos, uno de los inquilinos del edificio aviso al propietario de que salia un olor apestoso del apartamento de Anita. El propietario entro con la llave maestra y encontro a Christian solo, con la madre muerta. Probablemente llevaba muerta una semana, y Christian sobrevivio comiendo lo que habia en casa y bebiendo agua del grifo. Pero al parecer, la comida se acabo al cabo de unos dias, porque cuando llegaron la Policia y el personal sanitario, estaba muerto de hambre y exhausto. Lo encontraron tumbado, encogido junto al cuerpo de su madre, medio inconsciente.

– Por Dios bendito -dijo Annika con los ojos llenos de lagrimas. Tambien Gosta parpadeaba intentando contener el llanto, y a Martin se le habia demudado la cara y tragaba saliva para aplacar las nauseas.

– Pues si. Y, por desgracia, los problemas de Christian no acabaron ahi. No tardaron en enviarlo a una casa de acogida, con un matrimonio llamado Lissander. Paula y yo hemos estado hablando con ellos hoy.

– Christian no pudo tenerlo facil con ellos -continuo Paula serenamente-. Si he de ser sincera, tuve la impresion de que la senora Lissander no estaba del todo bien.

A Gosta se le encendio una bombilla. Lissander. ?Donde habia oido antes ese nombre? Lo asociaba con Ernst Lundgren, el viejo colega al que despidieron de la comisaria. Gosta se esforzaba por recordar y se planteo si decir que el nombre le resultaba familiar, pero al final decidio esperar hasta que le viniera a la cabeza.

Patrik continuo.

– Aseguran que no han tenido ningun contacto con Christian desde que cumplio los dieciocho anos. Entonces rompio toda relacion con ellos y desaparecio.

– ?Creeis que han dicho la verdad? -pregunto Annika.

Patrik miro a Paula, que asintio.

– Si -dijo-. A menos que se les de bien mentir.

– ?Y no conocian a ninguna mujer que hubiese representado algun papel en la vida de Christian? -dijo Gosta.

– No, o eso dijeron. Aunque ahi no estoy tan seguro de que dijeran la verdad.

– ?No tenia hermanos?

– Pues no dijeron nada de eso, pero podrias investigarlo, Annika. Deberia ser facil averiguarlo. Te dare los nombres completos y los demas datos, podrias comprobarlo lo antes posible, ?no?

– Puedo ir a mirarlo ahora mismo, si quieres -aseguro Annika-. No tardare.

– De acuerdo, pues adelante. Toda la informacion que necesitas esta en un post-it amarillo que hay pegado en la carpeta, encima de mi mesa.

– Pues ahora vuelvo -dijo Annika al tiempo que se levantaba.

– ?No deberiamos mantener otra conversacion con Kenneth? Ahora que Christian esta muerto, quiza se decida a hablar -intervino Martin.

– Buena idea. En fin, veamos, esto es lo que tenemos que hacer: hablar con Kenneth e inspeccionar a fondo la casa de Christian. Tenemos que indagar hasta el ultimo detalle sobre la vida de Christian antes de que llegara a Fjallbacka. Gosta y Martin, ?os ocupais vosotros de Kenneth? -Los dos policias asintieron y Patrik se volvio hacia Paula-. Entonces tu y yo nos vamos a casa de Christian. Si encontramos algo de interes, llamamos a los tecnicos.

– Vale -respondio Paula.

– Mellberg, tu estaras en tu puesto para atender las preguntas de los medios de comunicacion -prosiguio Patrik-. Y Annika investigara un poco mas en el pasado de Christian. Ahora tenemos algo mas de informacion con la que trabajar.

– Mas de lo que crees -dijo Annika desde la puerta.

– ?Has encontrado algo? -pregunto Patrik.

– Pues si -dijo mirando tensa a sus colegas-. El matrimonio Lissander tuvo una hija dos anos despues de que acogieran a Christian. Tiene una hermana. Alice Lissander.

– ?Louise? -La llamo desde la entrada. ?Iba a tener la suerte de que Louise no estuviera en casa? En ese caso, se ahorraria la molestia de tener que buscar una excusa para que saliera de casa un rato, porque el tenia que hacer las maletas. Sentia como una fiebre, como si todo el cuerpo le gritase que tenia que irse de alli inmediatamente.

Ya lo tenia todo arreglado. En el aeropuerto de Landvetter tenia un billete reservado a su nombre para el dia siguiente. No se habia molestado en procurarse una identidad falsa. Era una gestion que exigia mucho tiempo y, la verdad, no sabia como llevarla a cabo. Pero no existia razon para creer que alguien fuese a impedirle salir del pais. Y cuando llegase a su destino, seria demasiado tarde.

Erik vacilo un instante ante la puerta del cuarto de las ninas, en la primera planta. Le habria gustado entrar, echar un vistazo y despedirse. Pero no fue capaz. Resultaba mas facil ponerse la venda en los ojos y concentrarse en lo que tenia que hacer.

Coloco en la cama la maleta grande. La guardaban en el sotano y para cuando Louise descubriera que ya no estaba, el se encontraria muy lejos. Se iria aquella misma noche. Lo que Kenneth le habia dicho lo dejo impresionado y no podia permanecer alli ni un minuto mas. Le dejaria a Louise una nota diciendole que habia tenido que irse urgentemente de viaje de negocios, despues cogeria el coche hasta Landvetter y se alojaria en un hotel cercano al aeropuerto. Al dia siguiente embarcaria en el avion, rumbo a latitudes mas calidas. Inalcanzable.

Erik fue llenando la maleta. No podia llevar demasiado. Si dejaba vacios los cajones y los armarios, Louise lo descubriria en cuanto llegase a casa. Pero cogio todo lo que pudo. Ya compraria ropa nueva, el dinero no seria ningun problema.

Hacia la maleta en la mas absoluta tension, no queria que Louise lo sorprendiera. Si se presentaba de pronto, tendria que esconder la maleta debajo de la cama y fingir que la que hacia era la que usaba de equipaje de mano, la que guardaban en el dormitorio, la que siempre llevaba cuando iba de viaje de negocios.

Se detuvo un instante. Los recuerdos que se habian activado se negaban a caer de nuevo en el olvido. No es que se sintiera mal, todo el mundo cometia errores, errar era humano. Pero le fascinaba que hubiese gente tan obsesionada, hacia tanto tiempo de aquello…

Se llamo al orden. De nada servia pensar en todo aquello. Pasado manana estaria a salvo.

Las ocas se le acercaron al verlo. A aquellas alturas, eran buenos amigos. Siempre se detenia alli, con una bolsa de pan duro en la mano. Alli estaban ahora, a su alrededor, ansiosas de que les diera lo que les llevaba.

Ragnar penso en la conversacion con los dos policias, en Christian. Y pensaba que deberia haber hecho mas. Era lo que el queria, lo que quiso entonces. Se habia comportado toda la vida como un copiloto que, debilmente y en silencio, acompanaba sin actuar. El copiloto de ella. Asi fue desde el principio. Ninguno de los dos habria podido romper con el modelo de conducta que habian creado.

Irene solo se preocupaba de su belleza. Le gustaba vivir la vida, las fiestas, beber, los hombres que la admiraban. El sabia todo eso. Que se hubiera escondido detras de su insuficiencia no significaba que no estuviese al tanto de las aventuras que habia tenido con otros hombres.

Y aquel pobre nino nunca tuvo una oportunidad. Nunca fue suficiente, nunca pudo darle lo que ella exigia. El chico creia seguramente que Irene queria a Alice, pero se habia equivocado, Irene no era capaz de querer a

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