brillaba siempre resplandeciente en el muelle. Siguio el recorrido hacia Badholmen. Los recuerdos de juventud lo asaltaron como siempre que veia las cabanas y la valla de madera, tras la cual se cambiaba la gente. Los caballeros por un lado y las damas por otro. Aunque casi nunca era asi.

Ya veia las rocas y el tobogan, que los ninos solian usar a todas horas en verano. Y el trampolin, un tanto desmejorado, la verdad. Esperaba que lo reparasen y que no se les ocurriese derribarlo. De alguna manera, era inseparable de la imagen de Fjallbacka.

Dejo atras el trampolin y contemplo el agua, enfocando la isla de Valon. Entonces dio un respingo y volvio atras con los prismaticos. Pero ?que demonios era aquello? Giro un poco la ruedecilla para obtener una vision mas nitida. O mucho se enganaba o habia algo colgado en el trampolin. Un bulto oscuro que se mecia levemente al viento. Apunto de nuevo hacia el lugar. ?Habrian estado los jovenes haciendo de las suyas y habrian colgado alli una muneca o algo parecido? Era imposible ver de que se trataba.

Le pudo la curiosidad. Se puso el abrigo, se calzo unos zapatos a los que habia fijado unas cintas con tacos y salio a la calle. Habia olvidado cubrir de arena la escalinata, de modo que fue sujetandose a la barandilla para no resbalarse y caer. En la calzada era mas facil caminar y se apresuro cuanto pudo para alcanzar Badholmen.

Todo estaba en silencio absoluto cuando cruzo la plaza Ingrid Bergman. Penso si no deberia parar a alguien, si es que pasaba algun coche, pero decidio que no. No era necesario armar un escandalo si luego resultaba que no era nada.

Fue apretando el paso a medida que se acercaba. Solia dar un largo paseo dos o tres veces por semana, como minimo, de modo que aun estaba en buena forma. Aun asi, cuando llego a los edificios de Badholmen, iba sin resuello.

Se detuvo un instante a tomar aliento. Al menos, quiso enganarse a si mismo con ese pretexto. Lo cierto era que, en cuanto vio la oscura silueta con los prismaticos, experimento una sensacion de lo mas desagradable. Se lo penso un instante, pero al final respiro hondo y cruzo la entrada de la zona de bano. Aun no era capaz de mirar el trampolin, sino que iba con la vista clavada en los zapatos, mientras caminaba poniendo el mayor cuidado en no caerse y quedarse alli inmovilizado. Pero cuando estaba a pocos metros del trampolin, levanto la vista despacio hacia la plataforma.

Patrik se incorporo aun medio dormido. Algo zumbaba. Miro a su alrededor, incapaz de orientarse ni de identificar que era lo que sonaba, hasta que se despabilo lo suficiente como para alargar el brazo en busca del movil. Le habia quitado el sonido, lo habia dejado en vibracion y el aparato saltaba nerviosamente sobre la mesita de noche. La pantalla brillaba en la penumbra.

– ?Si?

Enseguida se desperto del todo y empezo a vestirse mientras escuchaba y formulaba alguna que otra pregunta. Minutos despues estaba vestido y camino de la calle, cuando vio la nota de Erica y cayo en la cuenta de que, en efecto, no estaba con el en la cama. Solto un taco y subio a toda prisa. Maja se habia levantado y jugaba placidamente en el suelo de su habitacion. ?Que diablos se suponia que debia hacer? No podia dejarla sola en casa, desde luego. Llamo irritado al movil de Erica, pero el tono de llamada sonaba sin cesar hasta que saltaba el contestador. ?Donde se habria metido a aquella hora tan temprana?

Colgo y marco el numero de Anna y Dan. Respiro aliviado al oir la voz de Anna y le explico brevemente el motivo de la llamada. Dando zapatazos de impaciencia, aguardo en el vestibulo los diez minutos que su cunada tardo en meterse en el coche y llegar a su casa.

– Pues si que andais vosotros liados con tanta salida de urgencia. Ayer, Erica y su escapada a Gotemburgo, y hoy tu, que se diria que vas a apagar un incendio. -Anna se echo a reir y paso delante de Patrik hacia el interior de la casa.

El le dio las gracias rapidamente y echo a correr hacia el coche. Y hasta que no estuvo sentado al volante, no tomo conciencia del comentario de Anna. ?Una escapada a Gotemburgo? No entendia nada. Pero eso tendria que esperar. Ahora tenia otras cosas en las que pensar.

En Badholmen estaban todos movilizados. Aparco el coche delante del barco de salvamento maritimo y se dirigio medio corriendo a la isla. Torbjorn Ruud y sus tecnicos ya estaban a lo suyo.

– ?Cuando recibisteis la llamada? -pregunto Patrik a Gosta, que se le habia acercado al verlo. Torbjorn y su equipo habian venido desde Uddevalla y, por logica, no deberian haber llegado antes que el. Ni tampoco Gosta y Martin, que habrian salido de Tanumshede-. ?Por que no lo habian llamado antes?

– Annika lo ha intentado varias veces. Y, al parecer, tambien ayer noche. Pero no respondias.

Patrik saco el movil del bolsillo, dispuesto a demostrar que no era asi. Pero cuando miro la pantalla, vio que tenia cinco llamadas perdidas. Tres de la noche anterior, dos de aquella manana.

– ?Sabes por que me llamo ayer? -pregunto Patrik maldiciendo la decision de quitarle el sonido al movil para poder relajarse aquella noche. Como cabia esperar, la primera vez en anos que se permitia no pensar en el trabajo, ocurria algo.

– No tengo ni idea. Pero esta manana te ha llamado por esto. -Senalo con la mano la plataforma del trampolin y Patrik se llevo un sobresalto. Habia algo tan dramatico y ancestral en la vision de aquel hombre meciendose al viento con la cuerda al cuello.

– Joder -se lamento. Penso en Sanna y en los ninos, en Erica-. ?Quien lo ha encontrado? -Patrik intentaba adoptar su lado profesional, esconderse detras del trabajo que debia realizar y relegar a un segundo plano las consecuencias de aquello. En aquellos momentos, Christian no podia ser un hombre con mujer e hijos, amigos y vida privada. En aquellos momentos tenia que ser una victima, un misterio que resolver. Lo unico que podia permitirse era constatar que habia sucedido algo y que era su deber averiguar que.

– Ese tipo de ahi. Sven-Olov Ronn. Vive en aquella casa blanca. -Gosta senalo una de las casas que habia en la loma, por encima de la hilera de cabanas-. Al parecer, tiene por costumbre contemplar el paisaje con los prismaticos todas las mananas. Y detecto algo en el trampolin. En un principio creyo que seria una broma, ocurrencia de alguna pandilla de chicos, pero cuando se acerco al sitio comprobo que era algo mas serio.

– ?Se encuentra bien?

– Un poco conmocionado, claro, pero parece un tipo duro.

– No lo dejeis ir hasta que haya hablado con el -dijo Patrik antes de encaminarse adonde se encontraba Torbjorn, que estaba acordonando la zona alrededor del trampolin.

– Si que nos teneis ocupados -dijo Torbjorn.

– Creeme, prefeririamos que todo estuviera mas tranquilo. -Patrik se armo de valor para mirar otra vez a Christian. Tenia los ojos abiertos y la cabeza le colgaba un poco ladeada tras haberse roto el cuello. Parecia que tuviera la vista clavada en el agua.

Patrik se estremecio.

– ?Cuanto tiempo tendra que seguir ahi colgado?

– No mucho mas. Ya solo tenemos que hacer unas fotos antes de bajarlo.

– ?Y el transporte?

– Esta en camino -respondio Torbjorn en tono seco, como si quisiera continuar con el trabajo.

– Sigue con lo tuyo -le dijo Patrik antes de dejar a Torbjorn, que no tardo en ponerse a dar instrucciones a su equipo.

Patrik se acerco a Gosta y al vecino, que parecia muerto de frio.

– Hola, Patrik Hedstrom, policia de Tanum -dijo estrechandole la mano.

– Sven-Olov Ronn -respondio el hombre poniendose firme.

– ?Como se encuentra? -pregunto Patrik examinando la expresion del hombre en busca de signos de conmocion. Sven-Olov Ronn estaba un poco palido pero, por lo demas, parecia bastante sereno.

– Pues si, me he llevado un buen susto -afirmo despacio-, pero en cuanto llegue a casa y me tome un trago, me repondre enseguida.

– ?No quiere hablar con un medico? -pregunto Patrik. El hombre lo miro espantado. Al parecer, pertenecia a esa clase de personas mayores que preferirian amputarse un brazo antes que ir al medico.

– No, no -dijo-, no hace ninguna falta.

– Muy bien -respondio Patrik-. Se que ya ha estado hablando con mi colega -dijo senalando a Gosta-, pero ?podria contarme a mi tambien como encontro… al hombre del trampolin?

– Pues si, vera, yo siempre me levanto con el gallo -comenzo Sven-Olov Ronn, antes de referirle la misma historia que Gosta le habia resumido minutos antes, aunque con mas detalle. Tras hacerle unas preguntas, Patrik

Вы читаете La sombra de la sirena
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату