muerto con sus pecados en la retina. Aquello lo abatia mas que ninguna otra cosa y cada soplo le suponia un esfuerzo.
Unos golpecitos en la puerta y alli estaba Patrik Hedstrom, el policia, ante su vista. Lo seguia aquella colega morena y menuda.
– Hola, Kenneth. ?Como te encuentras? -El policia parecia serio. Cogio dos sillas y las acerco a la cama.
Kenneth no respondio. Siguio mirando el televisor, donde actuaba un grupo de artistas sobre un fondo mal colocado. Patrik repitio la pregunta y, finalmente, Kenneth volvio la cara hacia ellos.
– Pues he estado mejor. -?Que iba a decir? ?Como describir su estado real, el ardor y el escozor que sentia por dentro, la sensacion de que le estallaria el corazon? Todas las respuestas sonarian a topico.
– Nuestros colegas ya han estado hoy por aqui. Has hablado ya con Gosta y con Martin. -Kenneth se percato de que Patrik le miraba las vendas, como si intentara imaginarse la sensacion de cientos de cristales incrustados en la piel.
– Si -respondio Kenneth indiferente. No habia dicho nada antes y tampoco diria nada ahora. Sencillamente, se dedicaria a esperar. A esperarla a ella.
– Les dijiste que no sabias quien podia estar detras de lo que te ha ocurrido esta manana. -Patrik lo miraba y Kenneth le sostenia la mirada con resolucion.
– Exacto.
El policia se aclaro la garganta.
– Pues nosotros creemos que no es exacto.
?Que habrian averiguado? Kenneth se asusto. No queria que lo supieran, que la encontraran. Ella debia concluir lo que habia comenzado. Era su unica salvacion. Si pagaba el precio por lo que habia hecho, podria explicarselo a Lisbet.
– No se a que os referis. -Aparto la vista, consciente de que el miedo le habia aflorado a los ojos. Los policias lo advirtieron. Lo interpretaron como un indicio de debilidad, como una posibilidad de vencerlo. Estaban equivocados. No tenia nada que perder callando, y si mucho que ganar. Por un instante penso en Erik y Christian. Sobre todo en Christian. Se habia visto involucrado en aquello pese a que no tenia culpa alguna. No como Erik. Pero el no podia detenerse en esas consideraciones. Solo le importaba Lisbet.
– Acabamos de estar en casa de Cia. Y hemos visto una cinta de video de un solsticio de verano que celebrasteis alli. -Patrik parecia aguardar una reaccion, pero Kenneth no sabia a que se referia. Aquellos tiempos de fiestas y amigos le parecian tan remotos…
– Magnus estaba muy borracho y vosotros dos os retirasteis a fumar. Parecia como si no quisierais que nadie os oyera.
Seguia sin saber de que le hablaba. Todo era niebla y bruma. Todos los contornos se habian desdibujado.
– Ludvig, el hijo de Magnus, os grabo sin que os dierais cuenta. Magnus estaba enojado. Queria que hablarais de algo que habia ocurrido. Tu te irritaste y le dijiste que lo hecho, hecho estaba. Que tenia que pensar en su familia. ?No lo recuerdas?
Ah, si, ahora caia. Aun de forma difusa, pero recordaba como se habia sentido al ver el panico en los ojos de Magnus. Jamas supo por que surgio aquella noche, precisamente. Magnus ardia en deseos de contarlo, de pagar por lo hecho. Y Kenneth se asusto. Penso en Lisbet, en lo que diria, en como lo miraria. Finalmente, logro tranquilizar a Magnus, eso si lo recordaba. Pero desde aquel momento, siempre temio que ocurriese algo que lo estropease todo. Y ya habia ocurrido, aunque no como el pensaba porque, incluso en el peor de los casos que alcanzo a imaginar, Lisbet siempre seguia alli, con vida, dispuesta a censurarlo. Siempre contemplo la posibilidad, por remota que fuera, de darle una explicacion. Ahora era diferente, y era preciso que se hiciera justicia para que la posibilidad siguiera existiendo. No podia permitir que lo estropearan.
Asi que meneo la cabeza y fingio estar haciendo memoria.
– Pues no, no recuerdo nada de eso.
– Podemos mostrarte la cinta, por si te ayuda a recordar -dijo Paula.
– Claro, como querais. Pero no creo que fuese nada importante, de ser asi, me acordaria. Seria la tipica charla de dos que han bebido de mas. Magnus se ponia raro a veces cuando bebia. Dramatico y sentimental. Hacia una montana de un grano de arena.
Kenneth era consciente de que no lo creian, pero a el no le importaba, no podian leer sus pensamientos. Llegado el momento se descubriria el secreto, de eso tambien era consciente. No se rendirian hasta haberlo averiguado todo, pero eso no debia suceder antes de que ella llegase y le hubiese dado a el su merecido.
Se quedaron un rato mas, pero le resulto facil eludir sus preguntas. No pensaba hacerles el trabajo, debia pensar en si mismo y en Lisbet. Erik y Christian tendrian que arreglarselas como pudieran.
Antes de marcharse, Patrik lo miro con amabilidad.
– Tambien queriamos decirte que hemos recibido los resultados de la autopsia de Lisbet. No murio asesinada, murio de muerte natural.
Kenneth volvio la cara. El sabia que estaban equivocados.
Estuvo a punto de dormirse mientras volvian de Uddevalla. Por un instante, se le cerraron los parpados y se paso al carril contrario.
– ?Que haces? -le grito Paula cogiendo y enderezando el volante.
Patrik dio un respingo conteniendo la respiracion.
– Joder. No se que me ha pasado. Es que estoy tan cansado.
Paula lo miro llena de preocupacion.
– Vamos a tu casa ahora mismo, te quedas alli. Hasta manana. Pareces enfermo.
– No puede ser. Tengo montones de cosas que revisar -dijo parpadeando e intentando centrarse en la carretera.
– Vamos a hacer lo siguiente -propuso Paula resuelta-. Parate en la gasolinera, que vamos a cambiarnos de sitio. Te llevo a casa y me voy a la comisaria, recojo todo lo que necesitas y vuelvo a Fjallbacka con ello. Ya me encargare de enviar la cinta al laboratorio para que la analicen. Pero prometeme que vas a descansar. Llevas mucho tiempo trabajando demasiado y seguro que en casa tambien trabajas lo tuyo. Se lo mal que lo paso Johanna cuando esperaba a Leo, y me figuro que ahora estais sobrecargados.
Patrik asintio, aun a su pesar, y siguio el consejo de Paula. Giro y se detuvo en la estacion de servicio de Hogstorp y salio del coche. Sencillamente, estaba demasiado cansado para oponer resistencia. En realidad, era imposible tomarse un dia libre, ni siquiera unas horas, pero el cuerpo habia dicho basta. Si podia descansar un poco mientras revisaba la documentacion, quiza recuperase parte de las fuerzas que necesitaba para seguir con la investigacion.
Patrik apoyo la cabeza en la ventanilla del asiento del acompanante y se durmio antes de llegar de nuevo a la autovia. Cuando abrio los ojos, el coche estaba ya aparcado delante de su casa, y Patrik se apeo adormilado.
– Vete a la cama. Volvere dentro de un rato. Deja la puerta abierta, asi no tendre mas que dejar los documentos en la entrada -dijo Paula.
– De acuerdo, gracias -respondio Patrik, sin fuerzas para anadir nada mas.
Abrio la puerta y entro en casa.
– ?Erica!
Pero nadie respondio. La habia llamado aquella manana, pero no consiguio localizarla. Tal vez estuviese en casa de Anna y se hubiese quedado alli un rato. Por si acaso, le dejo una nota en el mueble de la entrada, para que no se asustara si oia ruido al llegar a casa. Luego, con las piernas entumecidas, subio en silencio la escalera y se desplomo en la cama. Se durmio en cuanto la cabeza rozo la almohada. Pero con un sueno ligero e inquieto.
Algo estaba a punto de cambiar. No podia afirmar que estuviese conforme con su vida tal y como se habia desarrollado los ultimos anos, pero al menos era algo conocido. El frio, la indiferencia, los intercambios de comentarios vitriolicos y archisabidos.
Ahora, en cambio, notaba el temblor de la tierra bajo los pies, grietas que se abrian cada vez mas anchas. Durante la ultima conversacion, advirtio en la mirada de Erik una especie de resolucion definitiva. El desprecio no era novedad y, a aquellas alturas, a ella no solia afectarle. Pero en esta ocasion lo sintio de forma diferente. La