que llegaron al fondo de su conciencia. Pensaba arreglarlo todo. Volvio a leer el mensaje en silencio. Era a el a quien buscaba. Y comprendio donde queria verlo. Le daria lo que ella estaba reclamando.
– Vaya, ha sido un reencuentro supersonico. -Patrik alargo el brazo en busca del papel de cocina que estaba en la encimera y se seco la frente. Que barbaridad, como sudaba. Debia de tener una pesima condicion fisica, peor de lo habitual-. Veamos, la situacion es la siguiente: Kenneth Bengtsson esta en el hospital. Gosta y Martin nos contaran los detalles ahora mismo -dijo senalandolos-. Ademas, alguien ha entrado esta noche en la casa de Christian Thydell. Quienquiera que sea, no ha herido a nadie, pero ha escrito un mensaje con pintura roja en la pared del dormitorio de los ninos. Toda la familia esta conmocionada, como es logico. Hemos de partir de la base de que nos enfrentamos a una persona que no se arredra ante nada y que, por tanto, puede ser peligrosa.
– Naturalmente, a mi me habria gustado participar en la intervencion de esta manana. -Mellberg se aclaro la garganta-. Pero, por desgracia, no se me informo.
Patrik decidio hacer caso omiso del comentario y continuo, con la mirada fija en Annika:
– ?Has conseguido algo de informacion sobre el pasado de Christian?
Annika vacilo un instante.
– Es posible, pero me gustaria volver a comprobar un par de cosas antes.
– De acuerdo -respondio Patrik dirigiendose a Gosta y a Martin-. ?Que habeis averiguado en vuestra visita a Kenneth Bengtsson? ?Y como esta?
Martin miro inquisitivo a Gosta, que le indico con un gesto que comenzara.
– Las heridas no son mortales pero, segun el medico, esta vivo de milagro. Tiene cortes muy profundos en brazos y piernas y si los vidrios hubiesen alcanzado alguna arteria, habria muerto alli mismo. La cuestion es lo que el autor del delito tenia en mente. Si el o ella solo queria herir a Kenneth o si fue un intento de asesinato.
Nadie parecia tener intencion de ir a responder, y Martin prosiguio:
– Kenneth dijo que todo el mundo sabia que corria el mismo circuito todas las mananas, casi a la misma hora. Asi que, teniendo en cuenta eso, podemos considerar sospechosa a toda Fjallbacka.
– Pero no podemos dar por hecho que quien lo hizo es de aqui. Puede tratarse de alguien que este de paso - intervino Gosta.
– Y en ese caso, ?como sabia la persona en cuestion cuales eran los habitos de Kenneth? ?No es eso indicio de que se trata de alguien del pueblo? -pregunto Martin.
Patrik reflexiono un instante.
– Pues… no se, no creo que podamos descartar que sea alguien de fuera. Bastaria con observar a Kenneth unos dias para constatar que es un hombre de costumbres. ?Que dijo Kenneth al respecto? -anadio Patrik-. ?Tiene alguna idea de quien podria estar detras de todo esto?
Gosta y Martin se miraron otra vez, pero en esta ocasion fue Gosta quien tomo la palabra:
– Dice que no tiene ni idea, pero tanto a Martin como a mi nos dio la impresion de que estaba mintiendo. Sabe algo, pero se lo guarda por alguna razon. Menciono a una «ella».
– ?Ah, si? -Patrik fruncio el ceno-. Yo tengo la misma sensacion cuando hablo con Christian, me oculta algo. Pero ?que sera? Deberian ser los mas interesados en aclarar esto. En el caso de Christian, tambien su familia se encuentra en peligro. Y Kenneth esta convencido de que su mujer murio asesinada, aunque aun no hemos podido constatar que fuera asi. Asi que, ?por que no colaboran?
– Entonces ?Christian no dijo nada? -Gosta separo con mucho cuidado las dos mitades de una galleta Ballerina y lamio la crema de turron, mientras le pasaba la galleta por debajo de la mesa a
– No, no consegui sacarle nada -respondio Patrik-. Estaba conmocionado, eso era obvio. Pero esta totalmente empecinado en que no sabe quien ni por que, y no tengo nada que pueda demostrar lo contrario. Solo una sensacion, como la que os causo Kenneth. Insiste en seguir viviendo en casa. Por suerte, a Sanna y a los ninos los ha enviado a casa de su cunada en Hamburgsund. Espero que alli esten a salvo.
– Y los tecnicos, ?encontraron algo interesante? Les hablarias de la bayeta llena de pintura y del frasco, ?no? -pregunto Gosta.
– Estuvieron alli un buen rato, desde luego. Y si, se llevaron las cosas que encontraste en el sotano. Buen ojo, por cierto, de parte de Torbjorn. Pero, como de costumbre, tardaremos un tiempo en obtener algun resultado concreto. Pero voy a llamar a Pedersen para meterle un poco de prisa. Esta manana no lo encontre. Espero que puedan darle prioridad a esto para que tengamos cuanto antes los resultados de la autopsia. Teniendo en cuenta como han ido agravandose los acontecimientos, no podemos permitirnos el lujo de perder el tiempo tontamente.
– Si prefieres que llame yo, dimelo. Para que la solicitud tenga mas peso -dijo Mellberg.
– Gracias, intentare hacerlo solo. Sera dificil, pero hare cuanto este en mi mano.
– Bueno, pero que sepas que me tienes aqui. Para apoyarte -remato Mellberg.
– Paula, ?que dijo la mujer de Christian? -Patrik se volvio hacia su colega. Habian vuelto juntos de Fjallbacka, pero el telefono no dejo de sonar en todo el trayecto y no tuvo ocasion de preguntarle nada.
– No creo que sepa nada -respondio Paula-. Esta desesperada y desconcertada. Y asustada. Tampoco creia que Christian supiera quien es el agresor, pero dudo un instante cuando lo dijo, de modo que me aventuro a pensar que no esta segura del todo. Seria util hablar con ella otra vez con mas calma, cuando se le haya pasado un poco la conmocion. Por cierto que grabe nuestra conversacion, si quieres puedes escucharla. Te he dejado la cinta en la mesa. Puede que tu oigas algo que a mi se me haya escapado.
– Gracias -dijo Patrik de nuevo, pero en esta ocasion lo decia de verdad. Siempre se podia confiar en Paula y era una suerte que participase en aquella investigacion.
Miro a los integrantes del grupo.
– Bueno, pues entonces hemos terminado. Annika, tu sigue como acordamos, buscando informacion sobre los antecedentes de Christian, y nos veremos dentro de un par de horas. Yo pensaba ir con Paula a ver a Cia. Al final no llegamos a ir. Y ahora me parece mas necesario todavia, despues de los sucesos de esta manana. La muerte de Magnus esta relacionada con esto, estoy seguro.
Erica se sento en una cafeteria para poder leer las cartas tranquilamente. No tenia ningun escrupulo a la hora de abrir las cartas de otra persona. Si a Christian le hubieran interesado, habria procurado dejarle a Janos Kovacs la nueva direccion y solicitar el reenvio desde Correos.
Le temblaban las manos levemente cuando abrio la primera carta. Se habia puesto los guantes finos de piel que solia llevar siempre en el coche. El sobre se resistia un poco y al intentar abrirlo con el cuchillo que habia en la mesa, estuvo a punto de volcar el
No reconocio la letra del sobre. No era la misma que la de las amenazas y adivino que aquella parecia mas la letra de un hombre que la de una mujer. Saco el folio y lo desdoblo. Y se quedo un poco sorprendida. Esperaba una carta, pero era un dibujo infantil. Al abrirlo, habia quedado boca abajo, y ahora le dio la vuelta para observar el dibujo. Dos personas, dos monigotes. Uno grande y otro pequeno. El grande llevaba al pequeno de la mano y los dos estaban contentos. Aparecian rodeados de flores y el sol brillaba en la esquina derecha. Se hallaban sobre una cinta de color verde que representaria la hierba. Por encima del muneco grande, alguien habia escrito con letra irregular «Christian». Y, arriba del pequeno, «yo».
Erica cogio el cafe para tomar un sorbo. Noto que se le quedaba un bigote enorme de espuma y se lo limpio distraida con la manga del jersey. ?Quien sera «yo»? ?Quien es esa personita que hay al lado de Christian?
Aparto de nuevo el cafe y cogio el resto de los sobres, que fue abriendo deprisa. Finalmente, se encontro con un punado de dibujos. En su opinion, todos obra de la misma persona. Todos representaban dos figuras, una, «Christian» y la otra, «yo». Por lo demas, los motivos variaban. En uno, el monigote grande estaba en lo que parecia una playa, mientras que las manos y la cabeza del pequeno sobresalian del agua. En otro habia edificios al fondo, entre otros, una iglesia. Solo en el ultimo del monton habia mas figuras. Pero resultaba dificil distinguir cuantas. Formaban una unidad, un batiburrillo de brazos y piernas. Ademas, era mas sombrio que los demas. No habia ningun sol, ni flores. Al monigote grande lo habian relegado a la esquina izquierda.
Ya no tenia aquella boca sonriente y el monigote pequeno tampoco estaba contento. En la otra esquina no habia mas que un monton de rayas negras. Erica entorno los ojos tratando de distinguir que era, pero estaba dibujado torpemente y no era posible ver lo que representaba.