Annika le refirio en pocas palabras lo sucedido en casa de Christian y lo que le habia pasado a Kenneth. Mellberg estaba boquiabierto. Aquello estaba resultando cada vez mas extrano.

– No tardaran en volver. Por lo menos Patrik y Paula. Ellos te pondran al corriente de los detalles. Martin y Gosta han ido a Uddevalla a hablar con Kenneth, asi que tardaran un poco mas.

– Dile a Patrik que venga a verme en cuanto llegue -ordeno Mellberg-. Y recuerdale que, esta vez, llame a la puerta como es debido.

– Se lo dire. Le insistire en que llame con mas fuerza. Por si vuelve a encontrarte absorto en el trabajo.

Annika lo miraba muy seria, pero Mellberg no pudo librarse de la sensacion de que estuviese tomandole el pelo.

– ?No puedes venirte con nosotros? ?Por que tienes que quedarte aqui? -Sanna puso en la maleta unos jerseys, los primeros que encontro.

Christian no respondio, lo que la indigno mas aun.

– Pero contestame. ?Te vas a quedar solo en casa? Es tan estupido, tan tremendamente… -Lanzo unos vaqueros apuntando a la maleta, pero fallo y cayeron al suelo, a los pies de Christian. Sanna se acerco pero, en lugar de recogerlos, le cogio la cara con ambas manos. Intento conseguir que la mirase, pero el se negaba.

– Por favor, Christian, carino. No lo comprendo. ?Por que no te vienes con nosotros? Aqui no estaras seguro.

– No hay nada que comprender -respondio Christian apartandole las manos-. Me quedo aqui y no hay mas que hablar. No pienso huir.

– ?Huir de quien? ?De que? No te perdonare si sabes quien es y no me lo dices. -Las lagrimas le corrian a raudales por las mejillas y aun notaba en las manos el calor de la cara de Christian. El no le permitia acercarse y le escocia por dentro. En situaciones como aquella, deberian apoyarse mutuamente. Pero el le volvia la espalda, no la queria con el. Se sonrojo por la humillacion y aparto la vista para seguir haciendo la maleta.

– ?Cuanto tiempo crees que debemos quedarnos? -pregunto dejando un punado de bragas y otro de calcetines que habia sacado del cajon superior.

– ?Como lo voy a saber? -Christian se habia quitado la bata, se habia limpiado la pintura y se habia puesto unos vaqueros y una camiseta. Sanna seguia pensando que era el hombre mas guapo que habia visto jamas. Lo queria tanto que le dolia.

Sanna cerro el cajon y echo una ojeada al pasillo, donde los ninos esperaban jugando. Estaban mas callados que de costumbre. Serios. Nils guiaba los coches de aqui para alla y los heroes de Melker estaban enzarzados en una pelea. Los dos jugaban sin los efectos de sonido habituales y, sin discutir entre si, algo que rara vez podian evitar.

– Crees que los ninos… -De nuevo rompio a llorar y volvio a intentarlo-: ?Crees que habran sufrido alguna lesion?

– No tienen ni un rasguno.

– No me referia a fisicamente. -Sanna no comprendia como podia ser tan frio y estar tan tranquilo. Por la manana lo vio tan conmocionado, tan desesperado y tan asustado como ella. Ahora se comportaba como si nada hubiera ocurrido, o como si fuera una nimiedad.

Alguien habia entrado en su casa mientras dormian, en el cuarto de sus hijos, y cabia la posibilidad de que los hubiera traumatizado para siempre, serian personas temerosas e inseguras, no seres convencidos de que nada podria ocurrirles cuando estaban en casa, en sus camas, de que nada les sucederia cuando mama y papa se hallaban a tan solo unos metros. Esa seguridad tal vez hubiese desaparecido para siempre. Aun asi, su padre se quedaba tan tranquilo y distante como si no le incumbiese. Y entonces, en aquel preciso momento, lo odio por ello.

– Los ninos olvidan pronto -dijo Christian mirandose las manos.

Sanna vio que tenia unos aranazos enormes en la palma de la mano y penso en como se los habria hecho. Pero no le dijo nada. Por una vez, no pregunto. ?Seria aquello el final? Si Christian ni siquiera era capaz de acercarsele, de quererla ahora que algo malo y horrible los amenazaba, tal vez hubiese llegado el momento de dejarlo.

Siguio haciendo la maleta sin preocuparse de que metia en ella. Todo lo veia borroso con las lagrimas mientras iba cogiendo la ropa de las perchas bruscamente. Al final, la maleta estaba a rebosar y tuvo que sentarse encima para poder cerrarla.

– Espera, deja que te ayude. -Christian se levanto y consiguio aplastar la maleta con su peso, de modo que Sanna pudo cerrar la cremallera-. La llevare abajo. -Cogio el asa y saco la maleta de la habitacion, pasando por delante de los chicos.

– ?Por que tenemos que irnos a casa de la tia Agneta? ?Y por que llevamos tantas cosas? ?Vamos a estar fuera mucho tiempo? -Christian se detuvo en medio de la escalera al oir lo angustiado que estaba Melker. Pero enseguida continuo bajando en silencio.

Sanna se acerco a sus hijos y se acuclillo a su lado. Intento parecer tranquila cuando les dijo:

– Vamos a pensar que nos vamos de vacaciones. Pero que no nos vamos muy lejos, solo a casa de la tia y de los primos. A vosotros os gusta mucho ir alli, os lo pasais en grande. Y esta noche vamos a comer algo rico. Como estamos de vacaciones, esta noche podeis comer golosinas, aunque no sea sabado.

Los ninos la miraban con suspicacia, pero golosinas era la palabra magica.

– ?Y nos vamos a ir todos? -pregunto Melker, y su hermano repitio ceceando-: ?Nos vamos a ir todos?

Sanna respiro hondo.

– No, seremos solo nosotros tres. Papa tiene que quedarse.

– Si, papa tiene que quedarse aqui a pelear con los malos.

– ?Que malos? -pregunto Sanna dandole una palmadita a Melker en la mejilla.

– Los que han destrozado nuestra habitacion -dijo cruzando los brazos con la cara enfurrunada-. Si vuelven, ?papa les pegara!

– Papa no va a pegarle a ningun malo. Y aqui no va a volver nadie. -Le acaricio el pelo a su hijo mientras maldecia a Christian. ?Por que no se iba con ellos? ?Por que callaba? Se levanto-. Lo vamos a pasar en grande. Una aventura de verdad. Voy a ayudar a papa a guardar las cosas en el coche y vengo a buscaros, ?vale?

– Vale -respondieron los ninos, aunque sin gran entusiasmo. Mientras bajaba la escalera, notaba sus miradas clavadas en la espalda.

Lo encontro al lado del coche, metiendo el equipaje en el maletero. Sanna se le acerco y lo cogio del brazo.

– Es la ultima oportunidad, Christian. Si sabes algo, si tienes alguna idea de quien nos ha hecho esto, te ruego que lo digas. Por nosotros. Si no dices nada ahora y luego me entero de que lo sabias, se habra fastidiado. ?Lo comprendes? Se habra fastidiado.

Christian se detuvo con la maleta en la mano a medio subir. Por un momento, creyo que iba a decir algo. Luego, aparto la mano de Sanna y metio la maleta en el coche.

– No se nada. ?No insistas mas!

Christian cerro el maletero de golpe.

Cuando Patrik y Paula llegaron a la comisaria, Annika le dio el alto a Patrik cuando iba camino de su despacho.

– Mellberg se ha despertado mientras estabais fuera. Esta un poco enfadado porque nadie lo ha puesto sobre aviso.

– Pues estuve un buen rato aporreando la puerta, pero no me abrio.

– Si, ya se lo he dicho, pero asegura que debia de estar tan absorto en el trabajo que no se entero.

– Pues claro que si -dijo Patrik tomando conciencia una vez mas de lo increiblemente harto que estaba del incompetente de su jefe. Pero, para ser sincero, habia querido evitar que Mellberg les fuese detras. Echo un vistazo al reloj de pulsera-. De acuerdo, ire a informar a nuestro honorable jefe. Nos vemos en la cocina dentro de quince minutos y repasamos el estado de la cuestion. Avisa a Gosta y a Martin, por favor, deben de estar al caer.

Se fue derecho al despacho de Mellberg y llamo a la puerta. Fuerte.

– Entra. -Mellberg parecia absorto, hundido entre un monton de documentos-. Parece que la cosa esta que

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