todas horas?
– Si, madre mia, fue una tortura. Si recuerdo que incluso entraste en el bano y empezaste a filmar a Elin cuando estaba sentada en el vater. No te mato de milagro. -Se le alegraron los ojos y una sonrisa languida otorgo algo de color a la palidez de las mejillas.
Ludvig se levanto de la silla tan bruscamente que estuvo a punto de caer de espaldas.
– ?Venid, voy a ensenaros una cosa! -dijo mientras salia de la cocina-. Esperadme en la sala de estar, no tardo.
Lo oyeron subir la escalera a toda prisa y Patrik y Paula se levantaron para seguir sus instrucciones. Finalmente, Cia los siguio tambien.
– Aqui esta. -Ludvig acababa de bajar con una pequena cinta de video en una mano y la camara en la otra.
Saco un cable y conecto la camara al televisor. Patrik y Paula lo observaban en silencio, y Patrik noto que se le aceleraba el pulso.
– ?Que nos vas a ensenar? -pregunto Cia al tiempo que se sentaba en el sofa.
– Ahora veras -dijo Ludvig. Puso la cinta y pulso el boton de reproducir. De repente, la cara de Magnus lleno la pantalla. Cia empezo a resoplar detras de ellos y Ludvig se volvio preocupado.
– ?No te importa, mama? Si ves que no puedes, esperanos en la cocina.
– No, no pasa nada -respondio Cia, aunque se le llenaron los ojos de lagrimas mientras miraba la pantalla.
Magnus aparecia haciendo muecas y payasadas y hablando con la persona que manejaba la camara.
– Lo grabe todo aquella noche del solsticio de verano -dijo Ludvig en voz baja, y Patrik observo que tambien a el se le llenaban los ojos de lagrimas-. Mira, ahi aparecen Erik y Louise -advirtio senalando a la pantalla.
Erik salia a la terraza y saludaba a Magnus. Louise abrazo a Cia y le entrego un paquete.
– Tengo que rebobinar, esta un poco mas adelante -dijo Ludvig, pulso un boton de la camara y la fiesta del solsticio empezo a pasar a toda velocidad. Habia atardecido y todo estaba mas oscuro.
– Vosotros creiais que nos habiamos ido a dormir -dijo Ludvig-. Pero nos levantamos sin hacer ruido y nos pusimos a escuchar a escondidas. Estabais borrachos y atontados y nos parecia divertidisimo.
– ?Ludvig! -exclamo Cia un tanto avergonzada.
– Bueno, es que estabais borrachos -insistio el chico. Y a juzgar por los susurros, aquella habia sido la intencion de Ludvig, precisamente, filmarlos en ese estado. Las voces se elevaban y se apagaban y resonaban risotadas en el atardecer estival y parecia que lo estaban pasando muy bien.
Cia quiso decir algo, pero Ludvig se llevo el dedo a los labios.
– Chist, ya viene.
Todos se quedaron mirando la pantalla y se hizo el silencio en la sala de estar. Lo unico que se oia era el sonido de la fiesta que surgia de la pelicula. Dos personas se levantaron y entraron en la casa con los platos.
– ?Donde os habiais escondido? -pregunto Patrik.
– En la cabana de juegos. El lugar perfecto. Podia grabarlo todo desde la ventana. -Una vez mas, Ludvig se llevo el dedo a los labios-. Escuchen.
Dos voces, a unos metros de los demas. Las dos sonaban alteradas. Patrik miro a Ludvig extranado.
– Mi padre y Kenneth -explico Ludvig sin apartar la vista del televisor-. Se retiraron un poco para fumar.
– Pero si tu padre no fumaba -dijo Cia inclinandose para ver mejor.
– Fumaba a veces, a escondidas, en fiestas y asi. ?No te diste cuenta? -Ludvig habia parado la cinta para que no se perdieran nada con la charla.
– ?No me digas! -dijo Cia atonita-. Pues no lo sabia.
– Ya ves, ahi se ha ido con Kenneth a la parte de atras de la casa para fumar. -Dirigio el mando hacia el televisor y volvio a poner la cinta.
Dos voces, una vez mas. A duras penas se entendia lo que decian.
– ?Tu piensas en ello de vez en cuando? -Era Magnus quien hablaba.
– ?A que te refieres? -balbucio Kenneth.
– Sabes a que me refiero -respondio Magnus, que tambien parecia ebrio.
– No quiero hablar del asunto.
– Pues alguna vez tendremos que hacerlo -dijo Magnus con un deje de suplica en la voz, que resono como desnuda, de modo que a Patrik se le erizo la piel.
– ?Y quien dice que tengamos que hablar de ello? Lo hecho, hecho esta.
– Pues yo no entiendo como podeis seguir viviendo con eso tranquilamente. Joder, tenemos que…
La frase se perdio en un murmullo confuso.
Kenneth otra vez. Sonaba irritado. Pero la voz revelaba algo mas. Miedo.
– ?Venga, Magnus! No sirve de nada hablar de ello. Piensa en Cia y en los ninos. Y en Lisbet.
– Lo se, pero ?que cono quieres que haga? A veces se me viene a la cabeza y lo siento aqui dentro… -Estaba demasiado oscuro para ver donde senalaba.
A partir de ahi fue imposible entender nada mas de la conversacion. Bajaron la voz, continuaron entre murmullos y se dirigieron al resto del grupo. Ludvig detuvo la cinta y congelo la imagen con la espalda de las dos figuras en sombras.
– ?Tu padre llego a ver esto? -pregunto Patrik.
– No, me guarde la cinta. Normalmente era el quien se encargaba, pero como lo habia grabado a escondidas, la guarde en mi habitacion. Tengo varias en el armario.
– ?Y tu tampoco la habias visto antes? -Paula se sento al lado de Cia, que miraba boquiabierta el televisor.
– No -respondio Cia-. No.
– ?Sabes de que hablan? -pregunto Paula poniendole la mano en el brazo.
– Pues… no. -Continuaba con la vista fija en la espalda de aquellas dos siluetas en la noche-. No tengo ni idea.
Patrik la creia. Fuese lo que fuese, Magnus se lo habia ocultado a su mujer.
– Kenneth tiene que saberlo -observo Ludvig sacando la cinta de la camara antes de guardarla en la funda.
– Me gustaria que me la prestaras -le dijo Patrik.
Ludvig vacilo un instante antes de entregarle la cinta.
– No la iran a estropear, ?verdad?
– Te prometo que vamos a tener mucho cuidado con ella. La recuperaras tal y como me la entregas.
– Entonces ?van a hablar con Kenneth? -pregunto Ludvig. Patrik asintio.
– Si, hablaremos con el.
– Pero ?por que no habra dicho nada hasta ahora? -pregunto Cia algo desconcertada.
– Si, nosotros nos preguntamos lo mismo -respondio Paula dandole una palmadita en la mano-. Y lo averiguaremos.
– Gracias, Ludvig -dijo Patrik blandiendo la cinta-. Puede que esto sea importante.
– No hay de que. Me acorde al oirle preguntar si habian estado enfadados. -Se ruborizo hasta las cejas.
– ?Nos vamos? -pregunto Patrik a Paula, que ya estaba levantandose-. Cuida de tu madre. Y llamame si tienes algun problema -dijo Patrik a Ludvig en voz baja, al tiempo que le daba una tarjeta suya.
Ludvig se quedo mirandolos mientras se alejaban. Luego entro en la casa y cerro la puerta.
El tiempo transcurria lento en el hospital. El televisor estaba encendido y daban una serie americana. La enfermera entro a preguntarle si queria que cambiase el canal, pero el no tenia ganas ni de responder, y la mujer se marcho sin mas.
La soledad era peor de lo que jamas habia imaginado. Y la nostalgia era tan inmensa que solo conseguia concentrarse en respirar.
Sabia que ella apareceria. Llevaba mucho tiempo esperando y ahora el no tenia adonde huir. Pese a todo, no tenia miedo, se alegraba de que viniera. Su llegada lo salvaria de tanta soledad, de aquel dolor que estaba destrozandolo por dentro. Queria reunirse con Lisbet y explicarle lo ocurrido. Esperaba que ella comprendiera que, en aquella epoca, el era otra persona, que ella lo habia cambiado. No soportaba la idea de que ella hubiese