La madre echo mano entonces del michelin de la cintura y pellizco fuerte.

– Ve a buscarla. Ahora. De lo contrario, te dejare aqui cuando nos vayamos a casa. -Lo dijo en un tono que no le dejo eleccion. Sabia que estaba hablando en serio. Si no hacia lo que le ordenaba, lo abandonarian en la isla.

Con el corazon latiendole acelerado en el pecho, se encamino a la orilla. Tuvo que hacer un esfuerzo supremo de voluntad para tomar impulso con los pies y zambullirse. No se atrevia a tirarse de cabeza, como Alice, sino que se dejaba caer en el azul, en el verde de las aguas, con los pies por delante. Le entro agua en los ojos y parpadeo para poder ver de nuevo. Noto que lo invadia el panico, que la respiracion se volvia ligera y superficial. Entorno los ojos. A lo lejos, camino del sol, vio a Alice. Empezo a nadar hacia ella con movimientos torpes. Notaba la presencia de su madre a su espalda, en la roca, con los brazos en jarras.

El no sabia nadar a crol. Avanzaba a brazadas breves y apresuradas. Pero continuo hacia el fondo, siempre consciente de la profundidad que se abria bajo sus pies. El sol le picaba en los ojos y se le saltaban las lagrimas. Lo unico que deseaba era dar la vuelta, pero no podia. Tenia que alcanzar a Alice y llevarla junto a su madre. Porque su madre queria a Alice. A pesar de todo, la queria.

De repente, noto algo en el cuello. Algo que lo agarraba fuerte y le hundia la cabeza bajo el agua. Lo invadio el panico y empezo a manotear intentando liberarse y subir de nuevo a la superficie. Entonces desaparecio la presion en la garganta, tan rapido como se habia presentado, y, cuando noto de nuevo el aire en la cara, tomo aliento de nuevo.

– Tontorron, si soy yo.

Alice apartaba el agua sin esfuerzo y lo miraba irradiando entusiasmo. El pelo oscuro, heredado de su madre, relucia al sol, y la sal le brillaba en las pestanas.

El vio los ojos de nuevo. Aquellos ojos que lo miraban fijamente bajo el agua. Aquel cuerpo laxo e inerte que, en lugar de moverse, descansaba sobre el fondo de la banera. Meneo la cabeza para ahuyentar aquellas imagenes que no queria ver.

– Mama quiere que vuelvas -dijo sin resuello. El no era capaz de mantenerse en el agua con la misma facilidad que Alice y la mole de su cuerpo se hundia bajo el agua como si tuviese las articulaciones lastradas por un peso.

– Pues tendras que llevarme -dijo Alice con aquella forma suya de hablar tan curiosa, como si la lengua no encontrase el lugar adecuado en la boca cuando articulaba.

– Venga ya, que no voy a poder tirar de ti.

Ella se rio y echo hacia atras la melena mojada.

– Pues solo pienso ir contigo si me llevas.

– Pero si tu nadas mucho mejor que yo, ?por que iba a tener que tirar de ti? -Pero sabia que habia perdido. Le indico con una sena que le rodeara el cuello con las manos otra vez, y ahora que sabia que era, que sabia que era ella, no se asusto.

Empezo a nadar. Pesaba, pero podia con ella. Notaba la fuerza de los brazos de Alice alrededor del cuello. Llevaba todo el verano nadando tanto que se le habian perfilado los musculos de los brazos. Iba colgada de el, dejandose arrastrar como una barca. Con la mejilla pegada a su espalda.

– Yo soy tu sirena -dijo-, no la sirena de mama.

– Es que no lo se… -Cia miraba a un punto lejano, mas alla del hombro de Patrik, con las pupilas dilatadas. Supuso que le habrian administrado algun tipo de farmaco que la hacia actuar de aquel modo tan ausente.

– Se que ya te lo hemos preguntado muchas veces, pero debemos encontrar el vinculo entre la muerte de Magnus y lo que ha ocurrido hoy. Ahora que hemos podido constatar que Magnus murio asesinado es incluso mas importante. Podria ser algo en lo que no hayas pensado, algun detalle que nos ayude a avanzar -la animo Paula con voz suplicante.

Ludvig aparecio en la cocina y se sento al lado de Cia. Seguramente, habia estado escuchando fuera.

– Queremos ayudar -dijo con voz solemne. La expresion de los ojos lo hacia aparentar mas de los trece anos que tenia.

– ?Como se encuentran Sanna y los ninos? -pregunto Cia.

– Naturalmente, estan conmocionados.

Patrik y Paula habian recorrido todo el trayecto hasta Fjallbacka preguntandose si no deberian ocultarle a Cia lo sucedido. Pensaban que quiza no estuviese en condiciones de recibir otra mala noticia. Por otro lado, no les quedaba otro remedio que contarselo, pues se enteraria de todos modos, a traves de amigos y conocidos. Ademas, cabia la posibilidad de que lo ocurrido en casa de los Thydell le ayudase a recordar algo que tuviese olvidado.

– ?Quien es capaz de hacer algo asi? A los ninos… -dijo con un tono de voz mezcla de compasion e indiferencia. Los farmacos la tenian embotada, atenuaban los sentimientos y las impresiones, los hacian menos dolorosos.

– No lo se -confeso Patrik, que tuvo la impresion de que sus palabras resonaron en la cocina como un eco.

– Y Kenneth… -Cia meneo la cabeza.

– Por eso, precisamente, debemos seguir preguntando. Alguien tiene en el punto de mira a Kenneth, a Christian y a Erik. Y con toda probabilidad, tambien a Magnus -dijo Paula.

– Pero Magnus no recibio ninguna carta como las de los demas.

– No, que nosotros sepamos. Aun asi, creemos que su muerte guarda relacion con las amenazas a los demas -aseguro Paula.

– ?Que dicen Erik y Kenneth? ?No saben ellos el porque de todo esto? ?Y Christian? Alguno de los tres deberia saberlo -apunto Ludvig, que le habia rodeado a su madre los hombros con el brazo, en actitud protectora.

– Si, seria lo logico -admitio Patrik-. Pero insisten en que no saben nada.

– Y entonces, ?como iba yo a…? -A Cia se le apago la voz.

– ?Ha ocurrido algo de particular desde que os relacionais las familias? Algo que te llamara la atencion, lo que sea -insistio Patrik.

– No, nada extraordinario, ya os lo he dicho. -Respiro hondo, antes de proseguir-. Magnus, Kenneth y Erik se conocen desde la escuela. Al principio, se veian ellos tres. Nunca me parecio que Magnus tuviese mucho en comun con ellos, pero supongo que continuaron la relacion por costumbre. Y tampoco es posible conocer a mucha gente nueva en Fjallbacka.

– ?Como era la relacion entre los tres? -pregunto Paula.

– ?A que te refieres?

– Bueno, todas las relaciones funcionan segun una dinamica interna, cada uno adopta un papel… ?Como eran las relaciones entre ellos tres, antes de que Christian entrara a formar parte del grupo?

Cia reflexiono un instante con expresion grave, antes de responder:

– Erik siempre era el lider. El que mandaba. Kenneth era… el perro faldero. Suena horrible, pero siempre obedece a la menor senal de Erik y a mi siempre me parecio un perrillo meneando la cola alrededor del amo, mendigando su atencion.

– ?Y cual era la postura de Magnus ante eso? -quiso saber Patrik.

Cia volvio a meditar.

– Se que pensaba que Erik se portaba a veces como un tirano, y en alguna ocasion le dijo que se habia pasado. A diferencia de Kenneth, Magnus era capaz de oponerse abiertamente delante de Erik.

– ?Nunca se enemistaron por algun motivo? -prosiguio Patrik. Tenia la sensacion de que la respuesta se hallaba en algun punto del pasado de los cuatro, en sus relaciones internas. El hecho de que pareciera tan enterrado y tan dificil de sacar a la luz lo volvia loco de indignacion.

– Bueno, discutian a veces, como todo el mundo, y en especial en una amistad tan antigua. Erik puede ser muy impetuoso, pero Magnus se mostraba siempre muy sereno. Nunca lo vi estallar enfadado ni levantar la voz. Ni una sola vez durante todos los anos que estuvimos juntos. Y Ludvig es igual que su padre. -Se volvio hacia su hijo y le acaricio la mejilla. El chico le sonrio levemente, aunque parecia pensativo.

– Yo si he visto a papa discutiendo una vez. Con Kenneth.

– ?Ah, si? ?Y cuando fue eso?

– ?Te acuerdas de aquel verano en que papa compro la camara de video, y que yo andaba grabandoos a

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