Fue un error regresar, intentarlo de nuevo. Pero volver alli y tener cerca todo aquello era una tentacion irresistible. Ni el mismo lo comprendia, pero la tentacion surgio desde el instante en que se le presento la posibilidad. Y creyo que, con ella, se le ofrecia otra oportunidad. La oportunidad de volver a tener una familia. Lo unico que tenia que hacer era mantenerlos alejados y elegir a alguien que no le importase demasiado. Se habia equivocado.

Las palabras que habia pintadas en la pared eran la verdad. Queria a los ninos, pero no los merecia. Tampoco fue merecedor de aquel otro bebe, ni de aquella cuyos labios sabian a fresas. Ellos tuvieron que pagar el precio. En esta ocasion, procuraria ser el el unico que pagase.

Christian se levanto despacio y miro a su alrededor. Un oso de peluche manoseado en un rincon. Se lo habian comprado a Nils cuando nacio, y el pequeno le tenia tal carino que, a aquellas alturas, habia perdido casi todo el pelo. Los munecos de accion de Melker, escrupulosamente colocados en una caja. Los trataba con muchisimo cuidado y, si su hermano pequeno los tocaba siquiera, le ensenaba los punos. Christian noto que vacilaba, que la duda empezaba a tomar cuerpo en su interior, y comprendio que debia alejarse de alli. Tenia que encontrarse con ella antes de que el valor lo abandonase.

Entro en el dormitorio para ponerse algo de ropa. Tanto daba el que, eso habia dejado de ser importante. Bajo la escalera, cogio la cazadora del perchero y le echo un ultimo vistazo a la casa. Oscura y silenciosa. No se molesto en cerrar con llave.

Durante el breve paseo fue caminando con la vista fija en el suelo. No queria mirar a nadie, ni hablar con nadie. Necesitaba concentrarse en lo que iba a hacer, en la persona a la que iba a ver. Ya empezaban a picarle de nuevo las palmas de las manos, pero no les presto la menor atencion. Era como si el cerebro hubiese interrumpido la comunicacion con el cuerpo, que ahora resultaba superfluo. Lo unico importante era lo que tenia en la cabeza, las imagenes y los recuerdos. Ya no vivia en el presente. Solo veia lo que ya era historia, como una pelicula que fuese pasando despacio, mientras la nieve crujia bajo sus pies.

Soplaba una leve brisa mientras caminaba hacia Badholmen. Sabia que tenia frio porque estaba temblando pero, aun asi, no lo sentia. El lugar se extendia desierto ante su vista. Estaba oscuro y silencioso y no se veia a nadie. Pero el sentia la presencia de ella, exactamente igual que siempre. Alli seria donde pagaria su culpa. No cabia pensar en otro lugar. La habia visto en el agua desde el trampolin, la habia visto extendiendo los brazos en su busca. De modo que alli estaba.

Al pasar por la caseta de madera que habia a la entrada del lugar de bano, la pelicula que tenia en la mente empezo a pasar muy deprisa. Las imagenes eran como un cuchillo que estuviese cortandole el estomago, tan fuerte y agudo era el dolor. Se obligo a pasarlo por alto, a mirar al frente.

Puso el pie en el primer peldano del trampolin y la madera cedio bajo las botas. Ya respiraba mejor, no habia vuelta atras. Iba mirando hacia arriba mientras subia. Los peldanos estaban resbaladizos por la nieve y fue agarrandose a la barandilla mientras dirigia la vista a la cima, a la negrura del cielo. Ni una estrella. El no merecia las estrellas. Cuando se encontraba a medio camino supo que ella lo seguia. No se volvio a mirar, pero oyo los pasos que lo seguian. El mismo ritmo, la misma cadencia. Ella ya habia llegado.

Una vez alcanzo la ultima plataforma, metio la mano en el bolsillo y saco una cuerda que se habia llevado de casa. Una cuerda que podria soportar el peso y pagar la culpa. Ella aguardaba en la escalera, mientras que el lo preparaba todo. Ataba, enrollaba, fijaba a la barandilla. Por un instante, se sintio inseguro. El trampolin estaba viejo y desgastado y la madera se habia agrietado por la intemperie. ?Y si no aguantaba? Pero su presencia lo tranquilizo. Ella no permitiria que fracasara. No despues de haber esperado tanto tiempo y de haber alimentado su odio durante tantos anos.

Cuando hubo terminado, se puso de espaldas a la escalera y con la mirada fija en la silueta de Fjallbacka. No se volvio hasta sentir que la tenia detras.

No habia ni rastro de alegria en sus ojos. Solo la certeza de que por fin, despues de todo lo que habia ocurrido, estaba dispuesto a pagar su culpa. Era tan hermosa como el la recordaba. Tenia el pelo mojado y a Christian le sorprendio que no se le hubiese congelado. Pero con ella nada era como cabia esperar. Nada podia ser como cabia esperar, tratandose de una sirena.

Lo ultimo que vio antes de dar un paso al frente, hacia el mar, fue un vestido azul aleteando a la brisa estival.

– ?Como te encuentras? -pregunto Erica cuando Patrik bajo la escalera con el pelo revuelto tras haber descansado.

– Un poco cansado, eso es todo -dijo Patrik, que estaba muy palido.

– ?Seguro? No tienes muy buen aspecto.

– Vaya, gracias. Paula me dijo lo mismo. Seria estupendo que las mujeres dejaran de decirme lo espantoso que estoy. Resulta un poco deprimente. -Esbozo una sonrisa, pero aun parecia medio dormido. Se inclino y cogio al vuelo a Maja, que se le acerco corriendo.

»Hola, bonita. A ti al menos no te parece que papa tenga mal aspecto, ?verdad? ?Verdad que papa es el mas guapo del mundo? -Le hizo cosquillas en la barriga y Maja rompio a reir.

– Aja -dijo la pequena asintiendo.

– Menos mal, por fin alguien que tiene un poco de buen gusto. -Se volvio hacia Erica y le dio un beso en los labios. Maja le cogio la cara e hizo un puchero en senal de que ella tambien queria participar en el besuqueo.

– Sientate un rato con ella, voy a preparar un te y unos bocadillos -dijo Erica entrando en la cocina-. Por cierto, Paula te ha dejado una bolsa llena de documentos -le grito, haciendo un esfuerzo por sonar lo mas tranquila posible-. Esta en la entrada.

– ?Gracias! -respondio Patrik. Erica oyo que se levantaba y, al cabo de un instante, entro en la cocina.

– ?Vas a trabajar esta noche? -le pregunto mirandolo de reojo mientras vertia el agua hirviendo en las tazas, que ya tenian la bolsita de te.

– No, creo que hoy me lo tomare con calma, pasare un rato tranquilo con mi querida esposa, me acostare temprano y me quedare en casa manana por la manana para revisarlo todo tranquilamente. A veces hay demasiado jaleo en la comisaria.

Exhalo un suspiro y se coloco detras de Erica y la abrazo.

– Ya ni siquiera me alcanzan los brazos -murmuro escondiendo la cara en la nuca de su mujer.

– Ya, me siento como si fuera a estallar.

– ?Estas preocupada?

– Mentiria si dijera lo contrario.

– Lo haremos entre los dos -le dijo abrazandola mas fuerte.

– Lo se. Y Anna tambien me ha dicho que nos echara una mano. En realidad, creo que esta vez ira mejor, ahora que se lo que me espera. Pero es que son dos de golpe.

– El doble de felicidad -sonrio Patrik.

– El doble de trabajo -observo ella dandose la vuelta para abrazarlo de frente, lo cual no resultaba tan facil a aquellas alturas del embarazo.

Erica cerro los ojos y apoyo la mejilla en la de Patrik. Habia estado pensando en cual seria el mejor momento para hablarle de la escapada a Gotemburgo y llego a la conclusion de que debia hacerlo aquella misma noche. Pero Patrik parecia tan cansado, y pensaba quedarse trabajando en casa al dia siguiente, asi que bien podia esperar hasta entonces. Ademas, de ese modo tendria tiempo de hacer aquello a lo que llevaba dando vueltas desde que oyo la cinta. Si, asi lo haria. Si conseguia alguna pista relevante para la investigacion, quiza Patrik no se enfadara tanto cuando se enterase de que habia andado metiendo las narices.

En realidad, no sufria demasiado por no tener amigos. Puesto que contaba con los libros. Pero a medida que se hacia mayor, iba echando de menos aquello que, segun veia, si tenian los demas. La compania, el grupo, ser uno mas entre varios. Porque el siempre estaba solo. La unica que gustaba de su compania era Alice.

A veces lo perseguian hasta casa desde el autobus de la escuela. Erik, Kenneth y Magnus. Iban hipando de risa mientras corrian tras el, mas despacio de lo que podian. Su unico objetivo era obligarlo a correr.

– ?Vamos, date prisa, gordinflon de mierda!

Y el corria y se despreciaba por ello. En su fuero interno, esperaba un milagro, que un dia lo

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