decidio dejar que el hombre se fuese a casa a entrar en calor.

– Por cierto, Gosta. ?Que significa esto? -pregunto pensativo.

– Lo primero que tenemos que averiguar es si lo hizo el solo. O si es la misma persona… -No concluyo la frase, pero Patrik sabia lo que estaba pensando.

– ?Algun indicio de lucha, resistencia o algo asi? -pregunto Patrik a Torbjorn, que se detuvo en medio de la escalera de subida al trampolin.

– Nada, por ahora. Pero no hemos tenido tiempo de examinarlo bien -respondio-. Vamos a empezar con la sesion de fotografias -dijo blandiendo la gran camara que llevaba en la mano-, ya veremos lo que encontramos despues. De todos modos, lo sabras inmediatamente.

– Bien. Gracias -dijo Patrik. Comprendia que, en aquellos momentos, no podia hacer mucho mas. Y tenia otra mision que llevar a cabo.

Martin Molin se les unio, tan palido como siempre que andaba cerca de un cadaver.

– Mellberg y Paula estan en camino.

– Que bien -dijo Patrik sin el menor entusiasmo, y tanto Gosta como Martin sabian que no era Paula quien inspiraba aquel tono de resignacion.

– ?Que quieres que hagamos? -pregunto Martin.

Patrik respiro hondo y trato de estructurar mentalmente un plan de accion. Tentado estaba de delegar en algun colega aquella tarea que tanto horror le inspiraba, pero su yo responsable tomo el mando y, despues de otro suspiro, respondio:

– Martin, espera a Mellberg y a Paula. Con Mellberg no vamos a contar, se dedicara exclusivamente a ir de aqui para alla y estorbar a los tecnicos. Pero llevate a Paula e id preguntando en todas las casas proximas a la entrada a Badholmen. La mayoria estan ahora deshabitadas, asi que no sera muy ardua la tarea. Gosta, ?me acompanas a hablar con Sanna?

A Gosta se le ensombrecio la mirada.

– Claro, ?cuando nos vamos?

– Ahora mismo -dijo Patrik. Solo le interesaba acabar con aquello cuanto antes. Por un instante, penso en llamar a Annika y preguntarle para que lo habia llamado el dia anterior, pero ya la llamaria mas tarde, en aquellos momentos, no tenia tiempo que perder.

Mientras se alejaban de Badholmen se esforzaron por no volver la vista hacia aquella figura, que aun se mecia al viento.

– Pues no lo entiendo. ?Quien le habra enviado esto a Christian? -Sanna miraba desconcertada los dibujos que habia sobre la mesa. Alargo el brazo y cogio uno de ellos y Erica se felicito por haber pensado en protegerlos metiendolos en fundas de plastico, de modo que pudiesen mirarlos sin destruir posibles pruebas.

– No lo se. Esperaba que tu tuvieras alguna pista al respecto.

Sanna meneo la cabeza.

– Ni idea. ?Donde los has encontrado?

Erica le refirio su visita a la antigua direccion de Christian en Gotemburgo, y le hablo de Janos Kovacs y de como este habia guardado durante todos aquellos anos las cartas que contenian los dibujos.

– ?Por que te interesa tanto la vida de Christian? -pregunto Sanna llena de extraneza.

Erica reflexiono un instante sobre como debia explicarle su modo de actuar. Ni ella misma lo sabia.

– Desde que supe lo de las amenazas empece a preocuparme por el. Y, dada mi forma de ser, no puedo olvidar el asunto. Christian nunca cuenta nada, de modo que me puse a indagar por mi cuenta.

– ?Se los has mostrado a Christian? -pregunto Sanna cogiendo otro de los dibujos para examinarlo detenidamente.

– No, primero queria hablar contigo. -Guardo silencio unos segundos-. ?Que sabes del pasado de Christian? De su familia, de su juventud…

Sanna esbozo una sonrisa tristona.

– Practicamente nada. No te puedes imaginar… nunca he conocido a nadie que hable tan poco de si mismo. Todo aquello que siempre he querido saber de sus padres, donde vivian, lo que hacia de nino, quienes eran sus amigos… en fin, todo eso que uno pregunta cuando acaba de conocer a alguien, ya sabes… Christian siempre se mostro muy reservado al respecto. Me dijo que sus padres estaban muertos, que no tiene hermanos, que su infancia fue como la de todo el mundo, que no hay nada interesante que contar. -Sanna trago saliva.

– ?Y no te parecio extrano? -pregunto Erica sin poder evitar un tono de compasion. Sanna luchaba por contener el llanto.

– Yo lo quiero. Y se irritaba tanto cuando empezaba a preguntarle… asi que deje de hacerlo. Yo solo queria… Solo queria que siguiera conmigo -dijo aquellas palabras en un susurro, con la vista clavada en el regazo.

Erica sintio el impulso de sentarse a su lado y abrazarla. Le parecio tan joven y tan vulnerable. No debia de ser facil vivir con una relacion asi, sintiendose siempre en desventaja. Porque Erica comprendia perfectamente que era lo que Sanna estaba diciendo entre lineas: ella si queria a Christian, pero el nunca la habia querido a ella.

– De modo que no sabes a quien representa el monigote que aparece al lado de Christian, ?no? -pregunto Erica con dulzura.

– Ni idea, pero esto debe haberlo dibujado un nino. Puede que tenga por ahi algun hijo de cuya existencia no se nada. -Quiso soltar una risita, pero se le ahogo en la garganta.

– No te precipites en tus conclusiones. -Erica se angustio ante la idea de estar empeorandolo todo; Sanna parecia a punto de venirse abajo.

– No, pero la verdad es que alguna vez lo he pensado. Le he preguntado mil veces desde que empezamos a recibir las cartas, pero el insiste en que no sabe quien las envia. Aunque yo no se si creerlo. -Sanna se mordio el labio.

– ?No ha mencionado nunca a ninguna antigua novia o algo asi? ?Alguna mujer con la que haya tenido una relacion anteriormente? -Erica comprendio que estaba insistiendo demasiado, pero cabia la posibilidad de que Christian le hubiese dicho a Sanna algo al respecto, algo que Sanna hubiese enterrado en lo mas hondo del subconsciente.

Pero la joven meneo la cabeza y rio con amargura:

– Creeme, si hubiese hecho alguna alusion a otra mujer, lo recordaria. Si hasta llegue a creer… -Guardo silencio, como arrepentida de haber comenzado la frase.

– ?Que llegaste a creer? -la animo Erica, pero Sanna no se dejo convencer.

– Nada, tonterias mias. Yo tengo un problema, podria decirse que soy una mujer celosa.

Quiza no fuera tan raro, penso Erica. Vivir con un extrano durante tanto tiempo, querer a alguien sin ser correspondido. Era normal caer en los celos. Pero no dijo nada, sino que opto por centrar la conversacion en lo que habia ocupado su pensamiento desde el dia anterior.

– Ayer estuviste hablando con una colega de Patrik, Paula Morales.

Sanna asintio.

– Si, fue muy amable conmigo. Y tambien Gosta se porto fenomenal. Me ayudo a lavar a los ninos. Dile a Patrik que le de las gracias de mi parte. Creo que no cai en agradecerle.

– No te preocupes, se lo dire -aseguro Erica haciendo una pausa antes de proseguir-. Veras, tengo la impresion de que hay algo en la conversacion de ayer que Paula no entendio del todo.

– ?Y tu como lo sabes? -pregunto Sanna sorprendida.

– Paula grabo vuestra conversacion y Patrik estuvo escuchandola en casa ayer tarde. No pude evitar oirla.

– Aja -dijo Sanna, que parecio tragarse la mentira-. ?Y que fue lo que…?

– Si, es que le dijiste a Paula algo de que Christian no lo habia tenido facil. Y daba la impresion de que estabas pensando en algo concreto.

Sanna se puso tensa. Desvio la mirada y empezo a alisar los flecos del tapete que habia sobre la mesa.

– No se que…

– Sanna -la interrumpio Erica suplicante-. No es momento de guardar secretos para proteger a nadie, ni para proteger a Christian. Toda la familia esta en peligro, no solo la vuestra, hay otras, pero podemos evitar que mas personas sufran las consecuencias, como Magnus. No se que es lo que no quieres contar, ni por que. Puede que

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