nuevo en direccion a la comisaria. Annika lo miro extranada al verlo entrar otra vez, pero no dijo nada.

Cerro la puerta del despacho, se sento ante el escritorio e intento ponerse lo mas comodo posible. Abrio el libro y empezo a leer. En realidad, tenia montones de cosas que hacer, tareas de tipo practico y trabajo policial, pero algo le decia que aquello era importante. De modo que, por primera vez a lo largo de toda su carrera profesional, Patrik Hedstrom se sento a leer un libro en horario laboral.

Ignoraba cuando le darian el alta, pero que importaba. Podia quedarse alli o irse a casa. Ella lo encontraria dondequiera que estuviese.

Quiza seria mejor que lo encontrase en casa, donde aun flotaba en el aire la presencia de Lisbet. Y habia varias cosas que queria dejar arregladas. El entierro de Lisbet, por ejemplo. Seria solo para los mas allegados. Ropa clara, nada de musica lugubre y, ademas, llevaria el panuelo amarillo. Asi lo queria ella.

Unos golpecitos discretos en la puerta lo sacaron de su ensimismamiento. Volvio la cabeza. Erica Falck. ?Que querria?, se pregunto sin interes.

– ?Puedo pasar? -pregunto Erica. Como a todos los demas, tambien a ella se le fue la mirada a las vendas. Kenneth hizo un movimiento que podia interpretarse de cualquier manera. Entra, vete. Ni el mismo sabia que habia querido decir.

Pero ella entro, cogio una silla, se sento a su lado y acerco la cabeza. Lo miro con amabilidad.

– Tu sabes quien era Christian, ?verdad? No Christian Thydell, sino Christian Lissander.

Primero penso mentirle, del mismo modo que, con toda tranquilidad, habia mentido a los policias. Pero el tono de aquella mujer era diferente, al igual que su expresion. Ella lo sabia, ya tenia las respuestas o, al menos, parte de ellas.

– Si, lo se -respondio Kenneth-. Se quien era.

– Hablame de el -le rogo como si lo tuviese amarrado a la cama con sus preguntas.

– No hay mucho que contar. Era el saco de los palos en la escuela. Y nosotros… nosotros eramos lo peor. Con Erik a la cabeza.

– ?Lo acosabais?

– Nosotros no lo habriamos llamado asi, pero le amargabamos la vida en cuanto se nos presentaba la oportunidad.

– ?Por que? -pregunto Erica. La pregunta quedo flotando en el aire.

– ?Por que? Pues, quien sabe. Era diferente. Era de fuera. Estaba gordo. Supongo que el ser humano necesita a alguien a quien machacar, alguien que este por debajo.

– Puedo comprender el papel de Erik en todo aquello, pero ?tu y Magnus?

No sono como un reproche, pero a Kenneth le dolio igual. El se habia hecho la misma pregunta tantas veces… A Erik le faltaba algo. Resultaba dificil decir que exactamente, quiza compasion. No era una excusa, pero si una explicacion. El y Magnus, en cambio, eran distintos. ?Eso hacia sus pecados mayores o menores? No lo sabia.

– Eramos jovenes y necios -dijo, aunque sabia que no bastaba. El continuo secundando a Erik, se dejo dirigir por el, si, incluso lo admiraba. Se trataba de necedad humana de lo mas corriente. Miedo y cobardia.

– ?No lo reconocisteis cuando lo visteis de adulto? -pregunto.

– No, ni por asomo. Lo creas o no, pero jamas lo relacione. Ni los otros dos tampoco. Christian era otra persona. No era solo el fisico, era… bueno, no era la misma persona. Ni siquiera ahora que lo se… -Kenneth meneo la cabeza.

– ?Y Alice? Hablame de Alice.

Kenneth esbozo una mueca. No queria. Hablar de Alice era como meter la mano en el fuego. Con el tiempo la habia arrinconado de tal modo en la memoria que era como si nunca hubiera existido. Pero ya no era asi. Si tenia que quemarse, lo haria, pero tenia que contarlo.

– Era tan guapa que al mirarla te quedabas sin respiracion. Pero en cuanto se movia o empezaba a hablar, veias que algo fallaba. Y siempre andaba detras de Christian. Nunca supimos si a el le gustaba o no aquella actitud. A veces se mostraba irritado con ella, pero otras casi parecia alegrarse de verla.

– ?Vosotros hablabais con Alice?

– No, salvo los improperios que le soltabamos. -Kenneth se avergonzaba. Lo recordaba perfectamente, todo lo que habian dicho, todo lo que habian hecho. Habria podido ser ayer, era ayer. No, fue hacia mucho tiempo. Empezo a sentirse algo desorientado. Era como si los recuerdos que el habia tenido dormidos despertaran ahora abalanzandose con toda su fuerza y arrollando cuanto hallaban a su paso.

– Cuando Alice tenia trece anos, la familia se mudo de Fjallbacka y Christian dejo a la familia. Algo sucedio, y yo creo que tu sabes que. -Erica hablaba con voz serena, sin enjuiciarlo, y Kenneth se animo a hablar. De todos modos, ella no tardaria en llegar. Y el no tardaria en reunirse con Lisbet.

– Fue en julio -comenzo, y cerro los ojos.

Christian notaba el desasosiego en el cuerpo. Una desazon que habia ido creciendo y que le impedia dormir por las noches. Y que le hacia ver ojos bajo el agua.

Tenia que irse, sabia que tenia que irse. Si encontraba adonde, debia irse lejos. Lejos de su padre y de su madre, y de Alice. Y, curiosamente, separarse de Alice era lo que mas le dolia.

– ?Eh, tu!

Se volvio sorprendido. Como de costumbre, habia ido a Badholmen dando un paseo. Le gustaba sentarse alli a contemplar el mar y la vista de Fjallbacka.

– ?Aqui!

Christian no sabia que pensar. Junto a los vestuarios de caballeros estaban Erik, Magnus y Kenneth. Y Erik lo estaba llamando. Christian los miro suspicaz. Fuera lo que fuera, no podian querer nada bueno. Pero era una tentacion demasiado grande, de modo que, fingiendo indiferencia, se metio las manos en los bolsillos y se acerco hasta ellos.

– ?Quieres un cigarrillo? -dijo Erik ofreciendole uno. Christian nego con la cabeza. Aun a la espera de que ocurriese la catastrofe, de que se abalanzaran sobre el al mismo tiempo. Cualquier cosa, todo menos… aquella amabilidad.

– Sientate -le dijo Erik dando una palmadita en el suelo, a su lado.

El se sento, como si estuviera en un sueno. Todo se le antojaba irreal. Habia acariciado aquella idea tantas veces, se lo habia imaginado tal cual. Y ahora sucedia de verdad. Alli estaba el, sentado como uno mas del grupo.

– ?Que planes tienes para esta noche? -pregunto Erik intercambiando una mirada con Kenneth y Magnus.

– Ninguno en particular, ?por que?

– Estabamos pensando celebrar aqui una fiesta. Un rollo privado, por asi decirlo. -Erik se rio.

– Ya -dijo Christian. Se movio un poco para encontrar una postura mas comoda.

– ?Quieres venir?

– ?Yo? -pregunto Christian. No estaba seguro de haber oido bien.

– Si, tu. Pero necesitas una entrada -explico Erik, intercambiando nuevas miradas con Kenneth y Magnus.

Asi que habia trampa. ?Que humillacion habrian pensado proponerle?

– ?Como? -pregunto, aunque no habria debido hacerlo.

Los tres muchachos se dijeron algo entre susurros. Al final, Erik lo reto con la mirada y le dijo:

– Una botella de whisky.

Vaya, solo eso. Sintio un alivio inmenso. Podria cogerla de casa sin la menor dificultad.

– Claro, eso esta hecho. ?A que hora vengo?

Erik dio un par de caladas. Se lo veia seguro con el cigarrillo en la mano. Adulto.

– Tenemos que asegurarnos de que no nos molestara nadie, asi que despues de medianoche.

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