– ?Por que…? -comenzo Torbjorn, pero callo enseguida. No era asunto suyo. Su mision consistia en obtener pruebas concluyentes, y pronto tendria todas las respuestas. Senalo.

– ?Es la carta de la que hablabas?

– Si, y que nos permite estar seguros de que se suicido.

– Algo es algo -dijo Torbjorn, aun sin poder dar credito a lo que veia. Aquella especie de trastero estaba atestado de accesorios femeninos. Ropa, maquillaje, joyas, zapatos. Una peluca de pelo largo y moreno.

– Recogeremos todo esto. Nos llevara un buen rato. -Torbjorn retrocedio despacio para salir, hasta que llego con los pies al borde del suelo del loft, donde estaba apoyada la escalera-. Desde luego, lo que hay que ver -murmuro otra vez.

– Yo vuelvo a la comisaria. Tengo un par de cosas que revisar antes de informar al resto de los companeros -dijo Patrik-. Avisame cuando termineis aqui. -Se dio la vuelta hacia Paula, que habia acudido a su llamada y que seguia con vivo interes el trabajo de los tecnicos-. ?Tu te quedas?

– Faltaria mas -respondio Paula.

Patrik salio de la cabana y los pulmones se le llenaron del fresco aire invernal. Lo que Erica le habia contado cuando dieron con el escondite de Christian sumado a lo que decia la carta hizo que las piezas encajaran en su sitio una tras otra. Se le antojaba incomprensible, pero sabia que todo era verdad. Ahora lo entendia. Y cuando Gosta y Martin volvieran de Gotemburgo, los pondria al corriente de aquella tragica historia.

– Casi dos horas para que salga el vuelo. No tendriamos que haber salido tan pronto. -Martin miro el reloj cuando ya se acercaban a Landvetter.

– Ya, pero no tenemos por que pasarlas esperando, ?no? -Gosta giro y entro en el aparcamiento que habia enfrente de la terminal-. Entramos, damos una vuelta y, cuando encontremos al elemento, lo detenemos.

– Tenemos que esperar a que lleguen los refuerzos de Gotemburgo -le recordo Martin, que se angustiaba siempre que las cosas no sucedian conforme a la normativa.

– Bah, a ese lo cogemos tu y yo sin problemas -opino Gosta.

– Vale -respondio Martin dudando.

Salieron del coche y entraron en el aeropuerto.

– Bueno, ?y que hacemos ahora? -pregunto mirando a su alrededor.

– Pues podemos sentarnos a tomar un cafe. Y estar ojo avizor mientras tanto.

– ?No ibamos a recorrer la terminal a ver si lo localizamos?

– ?Y que acabo de decir? -replico Gosta-. Pues que tenemos que estar ojo avizor mientras tanto. Si nos sentamos ahi -senalo una cafeteria que habia en medio del vestibulo de salidas-, tendremos un panorama estupendo de toda la zona. Y tendra que pasar por delante de nosotros cuando llegue.

– Si, en eso tienes razon. -Martin se dio por vencido. Sabia que no valia la pena discutir cuando a Gosta se le ponia a tiro una cafeteria.

Se sentaron a una mesa despues de haber pedido cafe y un dulce de mazapan. A Gosta se le ilumino la cara al primer bocado.

– Esto si que es un alimento para el espiritu.

Martin no se molesto en senalar que el dulce de mazapan no podia clasificarse como alimento, precisamente. Y, ademas, no podia negar que estaba buenisimo. Acababa de tomarse el ultimo bocado cuando atisbo algo con el rabillo del ojo.

– Mira, ?no es el?

Gosta se dio la vuelta enseguida.

– Pues si, tienes razon. Venga, vamos a por el. -Se levanto con una rapidez inusitada y Martin se apresuro a seguirlo. Erik se alejaba de ellos a buen paso, con el equipaje de mano y una maleta enorme. Llevaba un traje impecable, corbata y una camisa blanca.

Gosta y Martin aceleraron el paso para darle alcance y, como Gosta llevaba ventaja, llego primero. Le puso a Erik una mano en el hombro y dijo:

– ?Erik Lind? Me temo que tienes que acompanarnos.

Erik se volvio con la perplejidad pintada en la cara. Por un instante, parecio sopesar la posibilidad de echar a correr, pero se conformo con librarse de la mano de Gosta.

– Tiene que tratarse de un error. Salgo ahora mismo en viaje de negocios -respondio Erik-. No se que esta pasando, pero tengo que coger un avion, es una reunion muy importante. -Tenia la frente llena de sudor.

– Si, eso esta muy bien, pero ya tendras oportunidad de explicarlo todo despues -dijo Gosta empujando a Erik hacia la salida. La gente de alrededor se habia detenido y miraba llena de curiosidad.

– Os aseguro que tengo que coger ese avion.

– Lo comprendo -afirmo Gosta tranquilamente. Luego se volvio hacia Martin-. ?Quieres hacer el favor de coger su equipaje?

Martin asintio, pero solto un taco para sus adentros. A el nunca le tocaba la parte divertida del trabajo.

– ?Me estas diciendo que era Christian? -Anna estaba boquiabierta.

– Si y no -respondio Erica-. Estuve hablando con Thorvald y, la verdad, nunca lo sabremos con certeza, pero todo indica que es asi.

– O sea que Christian tenia dos personalidades que no se conocian, ?no? -Anna sonaba esceptica. Cuando Erica la llamo despues de la visita a la cabana de Sanna, Anna se presento enseguida. Patrik habia vuelto a la comisaria y Erica no queria estar sola. Y Anna era la unica persona con la que le apetecia hablar.

– Bueno… Thorvald supone que Christian era esquizofrenico y que, ademas, del tipo que padece lo que se llama trastorno de personalidad disociativo. Y eso fue lo que causo la division de su persona. Puede desencadenarse cuando se esta bajo una gran presion, como un medio para enfrentarse a la realidad. Y Christian sufria unos traumas atroces. Primero, la muerte de su madre y la semana que el paso con el cadaver. Luego, lo que a mis ojos es maltrato infantil, aunque psiquico, con Irene Lissander. La forma en que los padres de acogida lo relegaron tras el nacimiento de Alice debio de surtir el mismo efecto que otra separacion. Y el culpo al bebe, o sea a Alice.

– Y por eso intento ahogarla, ?no? -Anna se paso la mano por la barriga, con gesto protector.

– Exacto. Su padre la salvo, pero sufrio lesiones cerebrales graves por la falta de oxigeno. El padre encubrio a Christian y callo sobre lo sucedido. Seguramente, creeria que le estaba haciendo un favor, pero yo no estaria tan segura. Imaginate, vivir siempre sabiendolo, vivir con esa culpa… Y supongo que segun iba haciendose mayor, fue tomando conciencia de lo que habia hecho. Y seguro que no le aplacaba los remordimientos el hecho de que Alice lo adorase.

– A pesar de lo que le habia hecho.

– Ya, pero ella no lo sabia. Nadie lo sabia, salvo Ragnar y el propio Christian.

– Y luego, la violacion…

– Pues eso, luego, la violacion -dijo Erica conmovida.

Enumeraba todos los acontecimientos de la vida de Christian como si se tratara de una ecuacion que al final se soluciona. Pero en realidad, era una tragedia.

Sono el telefono y lo cogio.

– Erica Falck. ?Si? No, no quiero hacer ningun comentario. Y no volvais a llamar. -Colgo furibunda el auricular.

– ?Quien era? -pregunto Anna.

– Uno de los diarios vespertinos. Querian que hiciera unas declaraciones sobre la muerte de Christian. Ya empiezan otra vez. Y eso que no lo saben todo. -Dejo escapar un suspiro-. Pobre Sanna, me da una pena…

– Pero, entonces, ?cuando enfermo Christian? -Anna seguia desconcertada y, desde luego, Erica la comprendia. Tambien ella acribillo a preguntas a Thorvald, que las respondio con mucha paciencia.

– Su madre era esquizofrenica. Y es una enfermedad hereditaria. Suele aparecer en la adolescencia y, seguramente, Christian empezo a notarlo entonces, sin saber en realidad de que se trataba. Los sintomas son muy variados: nerviosismo, pesadillas, voces, alucinaciones. No creo que los Lissander se dieran cuenta, porque Christian se mudo por entonces. O lo echaron, mas bien.

– ?Que lo echaron?

– Si, eso decia la carta que Christian dejo en la cabana. Los Lissander dieron por hecho, sin preguntar

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