– Ahora tiene que descansar -le recomendo-. En su momento, podra recibir visitas.
Stig se conformo con aquella respuesta. El cansancio se adueno de su cuerpo y el se dejo llevar sin oponer resistencia. No estaba muerto, eso era lo principal. Estaba en el hospital, pero no estaba muerto.
Fueron inspeccionando la casa muy despacio. No podian correr el riesgo de pasar por alto nada, aunque les llevase todo el dia. Cuando terminaran, pareceria que por alli hubiese pasado un tornado, pero Patrik sabia que buscaban y estaba seguro de que estaria en algun lugar. No pensaba marcharse hasta haber dado con ello.
– ?Que tal va eso?
Se dio la vuelta al oir la voz de Martin en la entrada.
– Vamos por la mitad del sotano, mas o menos. Nada por ahora. ?Y vosotros?
– Pues el ataud esta en camino. Vaya una experiencia surrealista, por cierto.
– Si, ten por seguro que la escena se te aparecera tarde o temprano en alguna pesadilla. Yo he tenido un par de ellas con manos de esqueleto que salian del feretro y cosas asi.
– ?Dejalo, anda! -le rogo Martin con una mueca-. ?Aun no habeis encontrado nada? -le dijo entre preguntando y constatando, a modo de subterfugio para ahuyentar las imagenes que Patrik acababa de evocarle.
– No, nada -respondio Patrik frustrado-. Pero tiene que estar aqui, lo presiento.
– Yo siempre he pensado que tenias un marcado rasgo femenino, asi que sera eso, intuicion femenina -le dijo Martin sonriente.
– Anda, ve a hacer algo de provecho en lugar de dedicarte a insultar mi masculinidad.
Martin le tomo la palabra y fue a buscar un rincon en el que escudrinar.
Patrik se quedo con la sonrisa pintada en el rostro, pero se le borro tan pronto como evoco la imagen del cuerpecito de Maja en las manos de un asesino, y se encolerizo.
Dos horas despues empezo a desanimarse. Ya habian registrado toda la planta baja y el sotano, y seguian sin encontrar nada. En cambio, constataron que Lilian era un ama de casa especialmente celosa con la limpieza. Tenian, eso si, un monton de recipientes que entregar en el laboratorio para que los analizaran. ?Y si, pese a todo, se equivocaba? Pero recordo el contenido de la cinta de video que habia estado viendo una y otra vez la noche anterior y recobro la confianza. No estaba en un error. No podia estarlo. Se hallaba alli. La cuestion era donde.
– ?Seguimos por la planta de arriba? -pregunto Martin senalando la escalera.
– Si, sera lo mejor. No creo que se nos haya escapado nada aqui abajo. Lo hemos revisado milimetro a milimetro.
Subieron todos juntos como un peloton. Niclas habia salido de paseo con Albin, de modo que podian trabajar sin ser molestados.
– Yo empezare por la habitacion de Lilian -dijo Patrik.
Entro en el dormitorio que habia a la derecha de la escalera y miro a su alrededor. Estaba tan limpio como el resto de la casa y la cama estaba hecha con tal perfeccion que habria superado la revision del ejercito. Por lo demas, se trataba de una habitacion muy femenina. Stig no debia de sentirse muy comodo alli antes de mudarse. Las cortinas y la colcha tenian volantes y tanto la mesita de noche como el secreter estaban cubiertos con panos de encaje. Habia figurillas de porcelana por todas partes y las paredes estaban recubiertas de angeles de ceramica y de cuadros, tambien con motivos angelicales. El color dominante era el rosa. Era un ambiente tan pasteloso que Patrik casi sintio nauseas. Le parecia mas bien una habitacion de la casa de munecas de una nina pequena. Una nina de cinco anos decoraria asi el dormitorio de su madre si le dieran rienda suelta y nadie se lo impidiera.
– ?Uf! -exclamo Martin cuando asomo la cabeza-. Es como si un flamenco hubiese vomitado aqui dentro.
– Si, este dormitorio no es buen candidato para salir en la revista Nuevo estilo.
– En tal caso, seria como una imagen previa a la renovacion total… -opino Martin-. En fin, ?quieres que te ayude con ella? Parece que hay mucho que revisar.
– Si, por Dios, no quisiera estar aqui mas tiempo del necesario.
Empezaron cada uno por un rincon. Patrik se sento en el suelo para poder inspeccionar mejor la mesilla de noche y Martin abordo la hilera de armarios que cubria toda una pared.
Trabajaban en silencio. La espalda de Martin crujio cuando se agacho en busca de unas cajas de zapatos que habia en la ultima balda de uno de los armarios. Las dejo sobre la cama y se quedo un rato de pie, masajeandose la columna. Tanto traslado de cajas y muebles durante la mudanza habia dejado huella en su espalda, y empezo a pensar que tal vez debiera visitar al quiropractico.
– ?Que es eso? -pregunto Patrik alzando la vista.
– Unas cajas de zapatos.
Le quito la tapadera a la primera de las cajas, examino el contenido con cuidado y lo volvio a dejar en su lugar antes de taparla
– Un monton de fotografias antiguas, nada mas.
Destapo la siguiente y saco una pequena caja de madera pintada de azul. La tapadera se habia atascado, asi que tuvo que tirar con fuerza para quitarla. Al oir su exclamacion, Patrik volvio a mirar.
– ?Bingo!
Patrik sonrio:
– ?Bingo! -exclamo en tono triunfante.
Charlotte llevaba un buen rato pasando una y otra vez delante del expendedor de caramelos. Y al fin capitulo. ?Cuando iba a permitirse una un poco de chocolate si no en un momento como aquel?
Introdujo las monedas por la ranura y apreto el boton que haria caer una chocolatina Snickers. Una de las grandes, por si acaso.
Sopeso la posibilidad de engullirla antes de volver, pero sabia que le sentaria mal si se la comia demasiado deprisa. Asi que se contuvo y entro en la sala de espera, donde la aguardaba Lilian. Y en efecto, los ojos de su madre recalaron enseguida en la chocolatina que llevaba en la mano antes de dedicarle a Charlotte una mirada acusadora.
– ?Sabes cuantas calorias tiene una de esas? Tendrias que perder peso, no ganarlo, y ese trocito de chocolate se asentara en tus posaderas de inmediato. Ahora que por fin has perdido unos kilos…
Charlotte dejo escapar un suspiro. Llevaba toda la vida oyendo la misma cantinela. Lilian nunca permitio que hubiese dulces en casa. Ella misma se contenia siempre y nunca, nunca peso un gramo de mas. Pero quiza por eso era tan tentador, y Charlotte se dedicaba a comer a escondidas. Rebuscaba monedas sueltas en los bolsillos de sus padres. Luego se iba sin decir nada al quiosco del centro para comprar bolas de chocolate y gominolas, y las devoraba con fruicion de regreso a casa. De ahi que tuviese sobrepeso ya en primaria. Lilian se ponia furiosa. A veces obligaba a Charlotte a desnudarse, la colocaba ante el espejo y le pellizcaba los michelines sin piedad.
– ?Mira! ?Pareces un cerdo! ?De verdad quieres parecer un cerdo, eh? ?Es eso lo que quieres?
En esos momentos, Charlotte la odiaba. Ademas, Lilian solo se atrevia a comportarse asi cuando Lennart no estaba en casa. El jamas lo habria consentido. Su padre era su seguridad. Cuando murio, ella ya era adulta, pero sin el se sentia como una nina indefensa.
Observo a su madre, que estaba en el asiento de enfrente. Como de costumbre, su cuidado aspecto contrastaba con el suyo, que no tenia con que cambiarse. Lilian, en cambio, habia tomado la precaucion de llevarse una pequena maleta de fin de semana y pudo mudarse de ropa y retocar su maquillaje.
Con un gesto retador, Charlotte se metio el ultimo trozo de la gran chocolatina en la boca sin hacer caso de las miradas displicentes de Lilian. ?Como podia pensar en los habitos alimentarios de su hija cuando la vida de Stig pendia de un hilo? Su madre no dejaba de asombrarla nunca. Claro que, teniendo en cuenta como era la abuela, quiza no fuese tan extrano.
– ?Por que no podemos entrar a verlo? -pregunto Lilian exasperada-. No lo entiendo. ?Como pueden impedir las visitas de los familiares?
– Seguro que tienen sus razones -intento calmarla Charlotte, aunque recordo la curiosa expresion del medico cuando fue a preguntar-. Me imagino que no hariamos mas que estorbar.
Lilian resoplo airada, se levanto de la silla y empezo a caminar de un lado a otro.
Charlotte suspiro. Se esforzaba por conservar la compasion que habia sentido por su madre la noche anterior,