– Si, bueno, puede que valga la pena comprobarlo, pero no te hagas ilusiones. Las informaciones anonimas no suelen ser muy fructiferas.

Annika fue a decir algo, pero Patrik alzo las manos para detenerla.

– Ya lo se. Algo te dijo que esta era distinta. Y te prometo que lo comprobare, pero tendras que esperar un poco. Tenemos cosas mas urgentes de las que ocuparnos en estos momentos.

– Reunion en la cocina dentro de cinco minutos; ahi contare mas -tamborileo con los dedos contra el marco de la puerta a ritmo de marcha y se fue con su nota en la mano.

Annika se preguntaba cual seria la nueva informacion que, segun Patrik, revestia tanta urgencia.

Esperaba que fuese algo que le diese un giro al caso. El ambiente en la comisaria habia sido demasiado depresivo durante los ultimos dias.

No conseguia la paz necesaria para trabajar. La imagen del rostro de Sara no lo dejaba tranquilo y la visita matinal de los policias le habia puesto a flor de piel la angustia acumulada. Tal vez fuese cierto lo que decian todos, quiza habia vuelto al trabajo demasiado pronto. Pero para el era un modo de sobrevivir. Obligarse a pensar en otra cosa distinta de aquella, concentrarse en ulceras de estomago, durezas en los pies, fiebres viricas y otitis. Cualquier cosa con tal de no pensar en Sara… y en Charlotte. Pero la realidad se habia abierto paso implacable y se sintio caer al vacio. Tampoco le hacia encontrarse mejor el hecho de que fuese culpa suya. Para ser sincero, algo insolito en el, ni era capaz de comprender por que hacia lo que hacia. Era como si una fuerza que llevase muy dentro lo empujase continuamente en pos de algo fuera de su alcance. Pese a que ya tenia tanto. O, al menos, habia tenido tanto. Ahora su vida estaba deshecha y nada de lo que dijese o hiciese podia cambiar ese hecho.

Niclas hojeaba abstraido las historias clinicas que tenia delante. Por lo general, detestaba el trabajo administrativo y hoy, precisamente, no podia concentrarse lo suficiente como para terminarlo. Ademas, con la primera paciente de despues del almuerzo, mostro un talante desabrido y antipatico, pese a que por lo general era encantador con independencia de quien fuera el paciente. Justo hoy no tuvo paciencia para ser mimoso con otra senora que iba en su busca por un mal imaginario. La paciente en cuestion era una especie de clienta habitual del centro medico, pero dudaba de que volviese. Su sincera opinion acerca de su salud no parecio de su agrado. En fin, aquellas naderias ya no le parecian tan importantes.

Lanzo un suspiro y empezo a reunir todas las historias clinica, hasta que los sentimientos que tanto tiempo llevaba reprimiendo pudieron con el y lo arrojo todo al suelo de un manotazo. Los papeles se esparcieron por el suelo al azar y aterrizaron desordenados. De repente, le entro una prisa incontenible por quitarse la bata. La tiro al suelo, cogio el chaqueton y salio de la consulta como si lo persiguiese el diablo. En cierto modo, asi era. Solo se detuvo un instante para, con la serenidad debida, comunicarle a la enfermera que cancelara todas sus visitas de aquella tarde.

Despues salio a la lluvia. Le cayo en la boca una gota de agua salada que le trajo a la memoria la imagen de su hija flotando en las negras aguas del mar, mientras que las ocas flotaban blancas en la superficie danzando alrededor de su cabeza. Y eso le hizo correr aun mas deprisa. Con los ojos llenos de lagrimas que se mezclaban con la lluvia, se concentro en huir. Ante todo, deseaba huir de si mismo.

La cafetera resoplaba y jadeaba sin cesar, pero produjo la misma pez negra de siempre. Patrik opto por quedarse junto al poyete, mientras que los demas se sentaron cada uno con su taza.

Comprobo mentalmente que todos estaban alli salvo Martin y, justo cuando iba a preguntar por el, el colega entro sin resuello.

– Perdonad el retraso. Annika me llamo para decirme que habia reunion y yo habia ido a…

Patrik lo hizo callar.

– Ya nos lo explicaras despues. Tengo algunas novedades que debemos repasar juntos.

Martin asintio y se sento a la mesa mirando a Patrik con curiosidad.

– Hemos recibido los resultados de los analisis del estomago y los pulmones de Sara. Encontraron algo extrano.

Se mascaba la tension en el ambiente y el propio Mellberg miro atento a Patrik. Incluso por una vez, Ernst y Gosta parecieron interesados. Annika iba tomando notas con las que, despues de la reunion, redactaria un informe para cada uno.

– Alguien la obligo a tragar ceniza.

Si se hubiese caido al suelo un boton, habria sonado como un trueno: tal era el silencio reinante.

Entonces, Mellberg se aclaro la garganta.

– ?Ceniza? ?Ha dicho ceniza?

Patrik asintio.

– Si, estaba tanto en el estomago como en los pulmones. Segun la teoria de Pedersen, alguien la obligo a tragar ceniza mientras estaba en la banera. La ceniza cayo al agua y, cuando la ahogaron, le entro en los pulmones.

– ?Pero por que? -pregunto Annika atonita, olvidando sus notas por un instante.

– Esa es la cuestion. Y otra cuestion es si ese dato puede hacernos avanzar de algun modo. Ya he llamado para solicitar un reconocimiento del bano de la familia Florin. Donde quiera que encontremos ceniza, tendremos el lugar del crimen.

– ?Tu crees de verdad que alguien de la familia…? -Gosta no concluyo su pregunta.

– Yo no creo nada -atajo Patrik-. Pero si aparece otro posible escenario del crimen, tambien lo reconoceremos exhaustivamente, siempre que la busqueda de esta tarde no de ningun resultado. La casa de los Florin sigue siendo el ultimo lugar en que se la vio, asi que podemos empezar alli.

– ?Usted que dice, Bertil?

Era una pregunta retorica, pues Mellberg no se habia interesado en la investigacion lo mas minimo hasta el momento, pero todos sabian que apreciaba tener la ilusion de ser el que mandaba.

Mellberg asintio.

– Parece una buena idea. ?Pero no deberia haberse efectuado ya una inspeccion tecnica de su casa?

Patrik tuvo que contenerse para no fruncir el ceno. Ya habia tenido bastante con que Ernst hiciera la misma observacion un rato antes como para ahora verse obligado a oir lo mismo de Mellberg; se sentia aun peor. Pero, claro, era facil decirlo a toro pasado. Para ser sincero, hasta el momento no habian tenido ninguna razon plausible para efectuar mas que un reconocimiento superficial de la casa de los Florin, asi que ni siquiera creia que hubiesen podido conseguir la autorizacion. No obstante, opto por no mencionar ese detalle. En cambio, respondio de la forma mas neutra posible:

– Puede, pero yo creo que es mejor momento ahora que tenemos algo concreto que buscar. En cualquier caso, el equipo de Uddevalla se presentara en la casa hacia las cuatro. Yo pensaba ir y participar en la inspeccion y, Martin, quisiera que me acompanaras si tienes tiempo.

Patrik miro de reojo a Mellberg al decir aquello. Esperaba que no se empecinase en colgarle a Ernst. Tuvo suerte. Mellberg no dijo nada. Tal vez ya no le importaba.

– Si, si puedo ir contigo.

– Bien. La reunion ha terminado, pues.

Annika acababa de abrir la boca para contarles lo de la llamada, pero habian empezado ya a levantarse, de modo que decidio dejarlo. Despues de todo, Patrik tenia la nota y seguramente se encargaria de ello lo antes posible.

Y, en efecto, en el bolsillo trasero del pantalon llevaba Patrik la nota manuscrita. Totalmente olvidada.

Stig oyo los pasos subiendo los peldanos y se armo de valor. Habia oido las voces de Niclas y Lilian al pie de la escalera y comprendio que estaban hablando de el. Sentia como si mil cuchillos le perforasen el estomago, pero cuando Niclas entro en la habitacion, Stig mostro una expresion impasible, inexpresiva. Llevaba grabada en la retina la imagen de su padre en el hospital, indefenso, diminuto, consumiendose en la fria y aseptica cama, y volvio a prometerse a si mismo que a el no le pasaria algo asi. Aquello era solo algo transitorio. Se le habia pasado en ocasiones anteriores y tambien se le pasaria esta vez.

– Lilian dice que hoy estas peor -dijo Niclas sentandose en el borde de la cama con expresion de preocupacion profesional.

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