Stig vio que tenia los ojos enrojecidos. Y no era raro que el muchacho llorase. Ningun ser humano deberia verse en situacion de sufrir lo que el estaba sufriendo: perder a un hijo. El propio Stig echaba tanto de menos a la pequena que le dolia. Comprendio que Niclas esperaba una respuesta.
– Bah, ya sabes como son las mujeres. ?Todo lo exageran! Debe de ser que he adoptado una mala postura esta noche, pero ahora me siento mejor -aseguro apretando los dientes por el dolor.
Le costaba no dejar ver cuanto sufria. Niclas lo observo suspicaz y saco sus instrumentos de un maletin muy desgastado.
– No se si creerte, pero para empezar, te tomare la tension y alguna que otra cosa. Y ya veremos.
Le coloco el tensiometro alrededor del brazo enflaquecido y fue bombeando hasta que estuvo tenso. Observo las agujas mientras bajaban y, finalmente, retiro el aparato.
– La alta quince, la baja ocho, no esta tan mal. Desabrochate la camisa para que te ausculte el pecho, anda.
Stig obedecio y empezo a desabotonar la prenda con sus dedos rigidos y reacios. El frio del estetoscopio contra el pecho lo hizo contener la respiracion y Niclas le dijo secamente:
– Respira hondo.
Le dolia cada vez que respiraba, pero hizo lo que Niclas le pedia recurriendo a toda su fuerza de voluntad. Despues de escuchar un rato, Niclas se quito el estetoscopio y miro a Stig a los ojos.
– Bueno, la verdad es que no tengo nada concreto por lo que guiarme, pero, si estas peor, debes decirlo. ?No crees que seria mejor que pasaras un examen a fondo? En el hospital de Uddevalla pueden hacerte algunas pruebas que nos digan si hay algo que no anda bien y que yo no veo asi sin mas.
Con resuelta vehemencia, Stig mostro su oposicion a tal propuesta.
– Que no, ahora me encuentro bastante bien, de verdad. Es totalmente innecesario gastar tiempo y dinero en mi. Sera una de esas bacterias daninas, seguro que no tardo en recuperarme.
– Ya ha ocurrido antes, ?no? -se le escapo un deje suplicante.
Niclas meneo la cabeza suspirando.
– Bueno, no digas que no te lo adverti. Cuando el cuerpo avisa de que algo no anda bien, todas las precauciones son pocas. Pero, claro, no puedo obligarte. Es tu salud, tu decides. Aunque no me hace ninguna ilusion enfrentarme a Lilian ahora, te lo aseguro. Estaba a punto de llamar a la ambulancia cuando llegue.
– Si, mi Lilian es una autentica cascarrabias -dijo Stig con una risotada que una punzada en el estomago acallo enseguida.
Niclas cerro el maletin y dedico a Stig una ultima mirada recelosa.
– ?Me prometes que avisaras si hay algo?
Stig asintio.
– Desde luego.
En cuanto oyo los pasos de Niclas escaleras abajo, volvio a tumbarse retorcido de dolor. Pronto se le pasaria. Con tal de evitar el hospital. Debia evitarlo a cualquier precio.
El rostro de Lilian dejo ver un amplio registro de sentimientos al abrir la puerta. Patrik y Martin estaban alli, seguidos de un equipo de tecnicos compuesto de tres personas; para ser exactos, dos hombres y una mujer.
– ?Vaya! ?A que viene este despliegue?
– Tenemos una orden de registro para examinar su cuarto de bano.
A Patrik le costaba mirarla a los ojos. Era curioso lo a menudo que ciertas tareas de su profesion lo hacian sentirse como un cerdo.
Mientras los observaba, la mirada de Lilian era dura como el granito. Sin embargo, tras unos segundos de silencio, se hizo a un lado para dejarlos pasar.
– Procuren no ensuciarlo todo, acabo de limpiar -les espeto.
Aquel comentario provoco en Patrik la reflexion, una vez mas, de si no deberia haber acometido aquel registro un poco antes. A juzgar por lo que habia visto desde principio de la semana, Lilian debia de limpiar casi constantemente. De haber existido alli algun rastro, a aquellas alturas ya estaria mas que eliminado.
– Tenemos un bano con ducha aqui abajo. Y otro arriba, con banera -explico Lilian senalando la escalera-. Quitense los zapatos -les advirtio de nuevo comprobando que todos obedecian-. Y no molesten a Stig, esta descansando.
Airada y con gesto herido, se fue a la cocina, donde empezo a armar jaleo con las cacerolas.
Patrik y Martin intercambiaron una mirada y subieron los primeros, seguidos de los tecnicos.
Puesto que no deseaban importunarlos en su trabajo, los dejaron entrar solos en el bano mientras ellos esperaban en el rellano. La puerta de la habitacion de Stig estaba cerrada y empezaron a hablar en voz baja.
– ?Tu crees que esto es correcto? -pregunto Martin-. Quiero decir…, no hay nada que apunte a que el culpable no sea una persona ajena a la familia y… bueno, la familia ya tiene bastante con lo que tiene.
– Cierto -convino Patrik aun en voz muy baja, casi en un susurro-. Pero no podemos descartarlo solo porque nos resulte desagradable. Aunque a ellos les cueste entenderlo ahora, todo lo que hacemos es pensando en su beneficio. Si los eliminamos de la lista de sospechosos, podremos dedicar todas nuestras energias a investigar por otros derroteros, ?no es asi?
Martin asintio. Si, claro, sabia que Patrik tenia razon. Pero era tan desagradable. Unos pasos en la escalera llamaron su atencion. Era Charlotte, que subia y los miraba extranada.
– ?Que esta pasando? Mi madre dice que han venido con todo un equipo para inspeccionar el cuarto de bano. ?Por que? -pregunto alzando ligeramente la voz al tiempo que hacia amago de pasar por delante de ellos hacia el bano.
Patrik la detuvo.
– ?No podriamos sentarnos a hablar un momento? -propuso.
Charlotte echo un ultimo vistazo a los tecnicos, a los que veia al fondo, y se dio la vuelta para bajar de nuevo.
– Sentemonos en la cocina -dijo sin mirarlos-. Quiero que mi madre este presente.
Cuando entraron en la cocina, Lilian seguia trajinando indignada con las cacerolas. Albin estaba sentado en una manta, en el suelo, observando los movimientos de la abuela con grandes ojos atentos. Cada vez que alguien alzaba la voz, el pequeno se estremecia como una liebre asustada.
– Si tienen que desmontar algo, doy por sentado que volveran a montarlo -observo Lilian con la voz como la escarcha.
– No puedo prometer nada, puede que haya que llevarse alguna pieza. Pero siempre tienen todo el cuidado posible, eso se lo garantizo -aseguro Patrik antes de sentarse.
Charlotte tomo a Albin y se sento con el en las rodillas. El pequeno se acurruco en su regazo. La mujer habia perdido bastante peso y tenia ojeras grandes y pronunciadas. Se diria que llevaba una semana sin dormir. Y, seguramente, asi era. Patrik se dio cuenta de que intentaba contener el llanto al preguntar:
– ?Como es que de pronto aparece aqui un grupo de policias en lugar de estar por ahi buscando al asesino de Sara?
– Lo unico que pretendemos es descartar todas las posibilidades, Charlotte. Vera…, tenemos cierta informacion nueva. Me pregunto si usted tiene alguna idea de por que alguien habria obligado a Sara a tragar ceniza.
Charlotte lo miraba como si hubiese perdido el juicio. Apreto a Albin mas fuerte y el pequeno protesto.
– ?A tragar ceniza? ?Que quiere decir?
Patrik le explico lo que le habia contado el forense mientras la veia palidecer paulatinamente.
– Quien haga algo asi, debe de estar loco. Y en ese caso, aun entiendo menos que pierdan el tiempo aqui.
Sus ultimas palabras sonaron como un grito y, al sentir lo alterada que estaba su madre, Albin empezo a llorar. Ella comenzo a calmarlo enseguida hasta que logro que callase, pero sin dejar de mirar a Patrik.
El repitio lo que le habia dicho a Martin hacia un momento.
– Para nosotros es importante poder descartarlos de la investigacion. No hay nada en absoluto que los implique en la muerte de Sara, pero no estariamos haciendo nuestro trabajo si no investigasemos esa posibilidad. Se han dado casos, usted lo sabe; por esa razon, no siempre nos es facil tener la consideracion que deseariamos.