rodando hacia lo desconocido dejandolo alli, con sus ansias y su incertidumbre. Pero por fin empezo a frenar y termino por detenerse chirriando con el habitual estruendo. Echo una rapida ojeada a todas las puertas y, de pronto, cayo en la cuenta de que ni siquiera sabia si iba a reconocerlo. Ella deberia haberle puesto un clavel en la solapa o algo asi. Luego se percato de que el era el unico que esperaba en el anden, de modo que, al menos, la persona a la que esperaba comprenderia quien era.
Al abrirse la ultima puerta, Mellberg sintio que el corazon se le paraba un segundo. Una senora mayor bajo los escalones con mucho tiento y la decepcion volvio a poner su corazon en marcha. Pero despues bajo el. Y en el mismo instante en que lo vio, se disiparon todas sus dudas. Una alegria apacible, extrana y dolorosa lo inundo en ese instante.
Los fines de semana se iban volando. Erica disfrutaba tanto de tener a Patrik en casa… Los dias laborables se le hacian eternos y, pese a que el sabado y el domingo pasaban enseguida, eran los dias en los que concentraba su vida. Entonces Patrik se encargaba de Maja por la manana y una de las noches; ademas, ella se sacaba leche para que el pudiese darle una de las tomas. De ese modo, Erica podia gozar la bendicion de dormir una noche entera seguida, aunque a cambio despertaba con dos doloridas balas de canon chorreantes, pero merecia la pena. Jamas imagino que dormir una noche sin interrupcion fuese como un nirvana.
Pero aquel fin de semana resulto diferente. Patrik se fue a trabajar unas horas el sabado por la manana y se mostraba taciturno e introvertido. Aunque comprendia sus razones, le irritaba que no pudiese concentrarse del todo en ella y Maja; una sensacion que, a su vez, le daba remordimientos y la hacia sentirse como una mala persona. Si las cavilaciones de Patrik conducian a que Charlotte y Niclas averiguasen quien habia matado a su hija, Erica deberia ser lo bastante generosa para mostrarse indulgente. Sin embargo, la logica y la racionalidad no parecian ser ahora sus puntos fuertes.
El domingo por la tarde se despejaron las nubes que habian dominado toda la semana y salieron a dar un paseo por el pueblo. Erica no pudo por menos de sorprenderse al comprobar hasta que punto el sol cambiaba el entorno. En dias de tormenta y de lluvia, Fjallbacka resultaba arida, implacable y gris; ahora, en cambio, el pueblo volvia a brillar enclavado al pie de la montana. No quedaba ni rastro de las blancas crestas que habian azotado los muelles inundando momentaneamente la plaza Ingrid Bergman. El aire se respiraba limpio y las aguas parecian tranquilas y relucian como nunca.
Patrik llevaba el cochecito y, por una vez, Maja consintio en dormirse acostada en el.
– Dime, ?como estas? -pregunto Erica.
Patrik se sobresalto al oirla, como si se encontrase lejos, muy lejos.
– Tendria que ser yo quien te preguntase, mas bien -repuso con remordimientos-. Ya tienes bastante para, ademas, preocuparte por mi.
Erica se cogio de su brazo y apoyo la cabeza en su hombro.
– Bueno, nos preocupamos el uno del otro, ?no? Y por responder la primera, te dire que he estado mejor, lo admito, pero tambien peor. Y ahora, contesta tu.
A Erica le resultaba familiar el estado de animo de Patrik. Era el mismo que durante la anterior investigacion de asesinato de la que fue responsable y, por si fuera poco, ahora era una nina la asesinada. Para colmo de males, la hija de una de sus amigas.
– Es que no se como vamos a seguir adelante. Y asi me he sentido todo el tiempo desde que empezamos. Ayer por la manana, en la comisaria, estuve revisando todo lo que tenemos una y otra vez, y no se me ocurren mas ideas.
– ?Es posible que nadie haya visto nada?
Patrik suspiro.
– No, nada, salvo que salio de casa. A partir de ahi, no hay una sola pista de ella. Es como si se hubiese esfumado para despues aparecer muerta en el mar.
– Antes intente llamar a Charlotte. Respondio Lilian -dijo Erica con cierta cautela-. Me contesto con inusual sequedad, incluso para ella. ?Hay algo que yo deberia saber?
Patrik vacilo un instante, pero decidio contarselo.
– El viernes hicimos una inspeccion en su casa. Lilian estaba un tanto indignada por ello…
Erica enarco las cejas.
– Si, me lo imagino, ?pero por que lo hicisteis? Quiero decir que el culpable ha de ser una persona ajena a la familia, ?no?
Patrik se encogio de hombros.
– Si, probablemente. Pero no podemos suponerlo sin mas. Hemos de comprobarlo todo.
Ya empezaba a sentirse molesto porque todos cuestionasen como hacia su trabajo. No podia dejar de investigar a la familia solo porque fuese desagradable. Era tan importante investigarlos a fondo a ellos como todo lo que condujese a un autor ajeno a la familia. Al no disponer de indicios que los orientasen en una direccion concreta, todos los datos cobraban la misma importancia.
Erica lo noto irritado y le dio una palmadita en el brazo para mostrarle que su pregunta no era malintencionada. El se relajo enseguida.
– ?Tenemos que comprar algo?
Pasaban justo delante de la antigua casa del medico, que ahora habian convertido en guarderia y, un poco mas alla, se veia el letrero del supermercado Konsum.
– Algo rico.
– Cena o golosinas, ?a que te refieres? -pregunto Patrik girando hacia la cuesta que desembocaba en el aparcamiento del supermercado.
Erica le lanzo una mirada y el rompio a reir.
– Ah, vale, las dos cosas… ?En que estaria yo pensando?
Cuando, minutos mas tarde, salieron del comercio con montones de cosas suculentas que comer en la cesta del cochecito, Patrik pregunto desconcertado:
– ?Han sido figuraciones mias o la mujer que teniamos detras en la cola me miraba de un modo extrano?
– No, no eran figuraciones tuyas. Era Monica Wiberg, la vecina de los Florin. Su marido se llama Kaj, y tienen un hijo, Morgan, que dicen que es un tanto raro.
Patrik comprendio que la mujer lo mirase tan enojada. Claro que no fue el quien estuvo interrogando al hijo, pero para ella era suficiente que representase al mismo grupo profesional.
– Tiene Asperger -explico Patrik.
– ?Quien? -pregunto Erica.
Ella ya habia olvidado de que habian estado hablando hacia un instante y estaba enfrascada en la tarea de colocarle bien el gorro a Maja, pues se le habia torcido mientras dormia y tenia una oreja expuesta al frio otonal.
– Morgan Wiberg -le aclaro Patrik-. Gosta y Martin fueron a visitarlo. El mismo les dijo que sufria un sindrome llamado Asperger.
– ?Y eso que es? -inquirio Erica curiosa.
Dejo que Patrik llevase el carro otra vez, ya que la oreja de Maja estaba de nuevo a cubierto bajo el calido gorrito. El le conto parte de lo que Martin habia averiguado el viernes. En su opinion, tuvo una excelente iniciativa al ir a hablar con la psicologa.
– ?Es sospechoso? -quiso saber Erica.
– No, al menos por ahora. Pero parece que fue el ultimo en ver a Sara y no esta de mas averiguar cuanto podamos sobre el.
– Con tal de que no lo tengais en el punto de mira solo porque es diferente… -Erica se mordio la lengua despues de haber hecho el comentario-. Lo siento, ya se que sois demasiado profesionales para tal actitud. Pero en estos pueblos pequenos siempre ha sido asi: senalan al que es diferente como culpable en cuanto sucede algo malo. Siempre es el loco del pueblo, por asi decirlo.
– Por otro lado, la gente rara recibe un trato mas respetuoso en los pueblos que en las grandes ciudades, por ejemplo. La gente original suele ser un elemento mas del dia a dia y los toman como son, mientras que en las ciudades se ven mas aislados.
– Si, tienes razon, pero esa tolerancia de los pueblos descansa sobre una base muy fragil, creo yo.