volviendose a medias hacia los pequenos.
Como de costumbre, Agnes pensaba que era demasiado blando con ellos De haber sido por ella, tendria que haberles gritado mucho mas alto e incluso haber acompanado su reprimenda de una bofetada. Pero sobre ese particular, el parecer de Anders era inquebrantable. Nadie ponia a sus hijos una mano encima En una ocasion, la sorprendio dandole un azote a Johan, y fue tal el sermon que no le quedo valor para volver a hacerlo. En todo lo demas, podia conseguir que Anders se plegase a su voluntad, pero en lo relativo a Karl y Johan, el tenia la ultima palabra. Incluso los nombres de los pequenos fueron eleccion suya. Si eran buenos para reyes, tambien lo eran para sus hijos, le dijo. Agnes se rio burlona. Menuda idiotez. Pero a ella le importaba un bledo como se llamasen los ninos, asi que, si el queria decidir sus nombres, por ella, adelante.
Ante todo, seria un alivio verse libre de la impertinente de la mujer de Jansson. Claro que habia resultado muy comodo que se hiciese cargo de los ninos por ella, cualquiera que fuese la razon por la que lo hizo, y ademas, voluntariamente, pero al mismo tiempo sus miradas de reproche sacaban de quicio a Agnes. ?Como si ella fuese peor persona solo porque no consideraba que limpiarles el culo a los ninos constituyese su cometido en la vida!
No era posible llegar con el carro hasta la misma entrada del edificio, que se encontraba en una de las estrechas cuestas que daban al mar, de modo que hubieron de cargar con sus escasas pertenencias el ultimo tramo. Anders haria un par de viajes mas para recoger sus desportillados muebles, pero Agnes fue a saludar al propietario del edificio, es decir, a su casero, antes de entrar en su nuevo hogar. Jamas penso que dos pequenas habitaciones en una casa diminuta se le antojarian un ascenso en la vida, pero comparada con la oscura barraca, su nueva vivienda le parecia un palacio
Cruzo el umbral contoneandose con sus faldas y constato satisfecha que el anterior inquilino lo habia dejado todo limpio y ordenado. Odiaba que hubiese suciedad a su alrededor, pero en el pequeno cuarto de la barraca no le parecia que tuviese sentido limpiar, y ademas, tampoco estaba muy dispuesta a ser ella la que se encargase de esa tarea. Pero si lograba insistir lo suficiente como para sacarle al tacano de Anders un par de bonitas cortinas y una alfombra, la nueva casa podria quedar al menos aceptable.
Los ninos pasaron a toda velocidad junto a sus piernas y empezaron a correr y a perseguirse como locos por la habitacion vacia. Agnes sintio que le hervia la sangre al ver que lo ensuciaban todo de barro.
– ?Karl! ?Johan! -rugio consiguiendo que quedaran helados de miedo.
Cerro los punos para impedir que sus manos les estampasen una sonora bofetada a cada uno y se contento con agarrarlos bien fuerte del brazo y arrastrarlos al otro lado de la puerta. No obstante, se permitio un pequeno y disimulado pellizco en los bracitos y vio con satisfaccion que los rostros de los ninos se encogian en una mueca de llanto.
– ?Papa! -comenzo a gritar Karl, cuyas quejas no tardo en corear Johan-. ?Quiero que venga papa!
– ?A callar! -ordeno Agnes entre dientes mirando nerviosa a su alrededor.
?Solo faltaba eso! Ponerse en evidencia desde el primer dia. Pero los pequenos habian sobrepasado el punto en que aun podian contenerse.
– ?Papa! -gritaban a coro.
Agnes se obligo a respirar hondo y despacio, intentando controlarse, no precipitarse a hacer una locura. Entonces los ninos intensificaron sus quejas.
– ?Karin! ?Queremos que venga Karin! -gritaban tirados en el suelo dando patadas y punetazos con sus manitas.
Un par de malditos llorones, igual que su padre. ?Pensar que tenian el valor de preferir a aquella simple bruja antes que a su madre! Sintio que el pie le ardia de las ganas de propinarles una patada justo en las partes blandas proximas al estomago, pero, por suerte, en ese momento aparecio Anders al final de la pendiente.
– ?Que pasa aqui? -pregunto con su acento cantarin de Blekinge.
Los ninos se pusieron de pie como el rayo.
– ?Papa! ?Mama es mala!
– ?Que ha pasado ahora? -pregunto resignado al tiempo que le lanzaba a Agnes una mirada de reproche.
Ella lo maldijo para sus adentros. Ni siquiera sabia lo que habia ocurrido y, aun asi, tomaba partido por los ninos sin vacilar. Agnes no se molesto en explicarselo, sino que se dio media vuelta y entro en la casa dispuesta a recoger las plastas de barro que los ninos habian dejado esparcidas. Entre tanto, los oia lloriquear a su espalda, con las narices hundidas en el abrigo de Anders. De tal palo, tales astillas.
Se dio de baja para el resto del mes. Tan solo habia pasado una semana desde que encontraron a la nina, pero ella tenia la sensacion de que hubiesen transcurrido anos. Oyo a Kaj trajinar en la cocina. Sabia que era solo cuestion de tiempo. Y, en efecto, enseguida lo oyo:
– ?Monicaaaaa! ?Donde esta el cafe?
La mujer cerro los ojos y respondio con forzada paciencia:
– En la lata que hay en el armario de encima de los fogones. En el mismo lugar donde ha estado los ultimos diez anos -no pudo por menos de anadir.
Lo oyo mascullar su respuesta, se levanto y fue a la cocina. Mas le valia ir a ayudarle. Le costaba comprender que una persona adulta pudiese resultar tan indefensa. Que hubiese sido capaz de dirigir una empresa con treinta empleados era algo que sobrepasaba su entendimiento.
– Dejame a mi -le dijo al tiempo que le quitaba la lata del cafe.
– ?Que te pasa ahora? -respondio Kaj en el mismo tono irritado.
Monica respiro hondo para serenarse un poco mientras contaba en silencio las cucharadas de cafe que iba poniendo. No merecia la pena iniciar una disputa con Kaj, despues de todo lo que ya tenian.
– Nada -respondio ella-. Solo que estoy algo cansada. Y no me ha gustado que la policia viniese a hablar con Morgan.
– ?Que puede importar eso? -opino Kaj sentandose ante la mesa de la cocina, a la espera de que le sirvieran el cafe-. Despues de todo, es un adulto, aunque a ti te cueste creerlo -anadio.
– Tu mas que nadie deberias ser consciente de las dificultades de Morgan. ?Donde has estado todos estos anos? ?No has participado en los avatares de esta familia?
La irritacion volvia a dominarla, como evidenciaba el modo airado en que corto varios trozos del rollo de bizcocho.
– Yo he vivido los avatares de esta familia igual que tu, que lo sepas. Sin embargo, no he mostrado la misma inclinacion a ser demasiado blando con Morgan ni a llevarlo de un machaca-cabezas a otro. ?De que ha servido? Lo unico que hace es pasarse los dias encerrado en su caseta, y a medida que pasan los anos, mas raro se vuelve.
– Yo no he sido blanda con el -objeto Monica entre dientes-. He intentando darle a nuestro hijo los mejores cuidados a nuestro alcance, teniendo en cuenta todo lo que se ha visto obligado a superar. El que tu hayas optado por ignorarlo es cosa tuya. Si le dedicases a el la mitad del tiempo que inviertes en tus entrenamientos…
Monica casi arrojo el plato con los dulces sobre la mesa y se quedo de pie y de brazos cruzados contra el poyete.
– Si, si -protesto Kaj antes de hincarle el diente a un trozo de bizcocho. Tampoco el parecia tener muchas ganas de discutir a hora tan temprana-. No creo que tengamos que sacar el mismo tema otra vez. De todos modos, estoy de acuerdo en que no me gusta la idea de que la policia ande importunando por aqui. No me explico como no invierten sus energias en la bruja de la vecina.
Otra vez a vueltas con su tema favorito, descorrio la cortina para ver la casa de los Florin.
– Ahi todo parece estar en calma. Me pregunto que ocurrio el viernes pasado, con tanto coche aparcado a su puerta y todas esas cajas y bartulos que fueron metiendo en la casa.
Monica bajo la guardia, aunque a disgusto, y se sento frente a el a la mesa. Tomo un trozo de bizcocho, aunque sabia que no le convenia. Los dulces ya se habian asentado bastante en sus caderas. Claro que a Kaj no parecia importarle, de modo que ?por que sacrificarse?
– Pues no se, pero no vale la pena ponerse a especular. Lo principal es que dejen en paz a Morgan.
La fria sensacion de vacio en el estomago se negaba a remitir y empeoraba a medida que pasaban los dias. El