Kerstin exhibio media sonrisa.

– Marit se negaba. Temia que eso empeorase las cosas. Que se armaria un gran escandalo y que nuestra… relacion se haria publica.

– ?Y ella no queria? -pregunto Patrik justo antes de recordar que eso fue lo que, segun les conto Kerstin, habia provocado la disputa que hizo que Marit saliese aquella noche. La noche en la que nunca regreso.

– No, no queria -repitio Kerstin en tono monocorde-. Pero guardamos las cartas. Por si acaso. -Kerstin se levanto.

Patrik y Martin se miraron atonitos. Ni siquiera se les habia ocurrido preguntarselo. Era mas de lo que jamas se habrian atrevido a esperar. Quiza pudiesen encontrar pruebas fisicas que los condujesen al remitente de aquellas misivas.

Kerstin volvio con un grueso fajo de cartas protegidas por una bolsa de plastico. Las esparcio sobre la mesa, delante de Patrik y Martin. Temeroso de destruir las pruebas, mas de lo que ya lo habian hecho las manos del cartero y de Kerstin y Marit, Patrik las empujo cuidadoso con un lapiz. Las cartas seguian en los sobres y, al pensar que quiza hallasen una prueba definitiva en el ADN de la saliva con la que el remitente pego los sellos, sintio que se le aceleraba aun mas el corazon.

– ?Podemos llevarnoslas? -pregunto Martin, tambien esperanzado al ver las cartas.

– Si, claro, llevenselas -asintio Kerstin en tono cansino-. Llevenselas y quemenlas despues.

– Pero, salvo las cartas, ?no habian recibido ninguna otra amenaza?

Kerstin se habia sentado de nuevo y era evidente que le costaba decidirse.

– No se si… -anadio vacilante-. A veces llamaba alguien, pero cuando cogiamos el telefono, la persona que llamaba no decia ni una palabra, sino que se quedaba en silencio hasta que colgabamos. Lo cierto es que intentamos averiguar el numero, pero al parecer pertenecia a un movil con tarjeta de prepago, asi que no pudimos saber quien era el propietario.

– Y ?cuando fue la ultima vez que recibieron una de esas llamadas? -pregunto Martin expectante, con el boligrafo preparado.

Kerstin hizo memoria.

– Pues… ?cuando seria? Hace dos semanas, mas o menos -respondio sin dejar de girar el anillo en el dedo.

– Y, a excepcion de las llamadas, ?nada mas? ?Ninguna otra persona que hubiese querido hacerle dano a Marit? Por cierto, ?como era la relacion con su ex marido?

Kerstin se tomo su tiempo antes de contestar. Tras echar una ojeada al pasillo para asegurarse de que la puerta del dormitorio de Sofie seguia cerrada, dijo:

– Al principio era una tortura, bueno, lo fue durante bastante tiempo, la verdad. Pero este ultimo ano la cosa ha estado mas tranquila.

– ?Puede explicarnos en que sentido era una tortura? -Patrik preguntaba y Martin no dejaba de tomar notas.

– Se negaba a aceptar que Marit lo hubiese abandonado. Llevaban juntos desde la adolescencia y, bueno, segun Marit, hacia muchos anos que su relacion no era buena, si alguna vez lo fue. A ella le sorprendio lo violentamente que reacciono Ola cuando le confeso que queria irse de casa. Pero Ola… -Se detuvo dubitativa-. Ola es un hombre que necesita ejercer control. Todo ha de estar limpio y en orden, y el hecho de que Marit lo abandonase perturbaba ese orden. Yo creo que era mas bien eso lo que lo irritaba, no el hecho de perderla.

– ?Llego a agredirla fisicamente?

– No -respondio Kerstin algo insegura. Una vez mas, miro temerosa hacia la puerta de Sofie-. Aunque, claro, eso depende de que entendamos por fisicamente. Creo que nunca la golpeo, pero si se que le tiro del brazo en alguna ocasion y que le dio algun empujon y cosas asi.

– Y ?como lograron ponerse de acuerdo con respecto a Sofie?

– Si, bueno, era uno de los temas sobre los que discutian sin cesar al principio. Marit se mudo conmigo enseguida y, aunque el tipo de relacion que manteniamos no se conocia abiertamente, tenia sus sospechas. Y se mostraba totalmente en contra de que Sofie estuviera aqui. Intentaba sabotear el tiempo que pasaba con nosotras, venia a recogerla mucho antes de lo acordado y eso.

– Pero luego, la cosa se arreglo, ?no? -pregunto Martin.

– Si, por suerte Marit no cedio un apice en ese punto y, al final, Ola comprendio que no tenia nada que hacer. Lo amenazo con involucrar a las autoridades y entonces Ola termino por rendirse. Pero nunca le gusto demasiado que Sofie viniese aqui.

– ?Y Marit le explico alguna vez el tipo de relacion que mantenian ustedes?

– No. -Kerstin meneo la cabeza con vehemencia-. ?Era tan obstinada al respecto! Segun decia, no le incumbia a nadie. Ni siquiera queria contarselo a Sofie. -Kerstin sonrio y meneo la cabeza, aunque mas despacio, retardando el movimiento-. Pero Sofie es mas lista de lo que creia Marit. Hoy mismo me ha contado que no se dejo enganar ni un segundo por nuestros intentos de escondernos. ?Dios santo! Nos hemos pasado anos cambiando las cosas de habitacion e intentando besarnos discretamente en la cocina, como unas adolescentes.

Kerstin rompio a reir y Patrik se percato, admirado, de que su semblante parecia mas dulce cuando reia. Luego volvio a adoptar una expresion grave.

– Pero, de todos modos, me cuesta creer que Ola tenga algo que ver con la muerte de Marit. Ya hacia tiempo que no discutian y… bueno, no se. Sencillamente, no me parece verosimil.

– Y la persona que llamaba y les escribia, ?no tiene ni idea de quien pudiera ser? ?No hablo ella de ningun cliente de la tienda que mostrase un comportamiento extrano o algo parecido?

Kerstin se esforzo por recordar durante unos minutos, pero termino por negar despacio con la cabeza.

– No, la verdad es que no recuerdo a nadie. Quiza ustedes tengan mas suerte -dijo senalando el monton de cartas.

– Si, esperemos que asi sea -asintio Patrik volviendo a guardar las cartas cuidadosamente en la bolsa. El y Martin se levantaron-. Entonces, podemos llevarnos las cartas, ?verdad?

– Si, desde luego, no quiero volver a verlas nunca mas.

Kerstin los acompano hasta la puerta y les estrecho la mano al despedirse.

– ?Me avisaran cuando sepan algo definitivo sobre…? -Kerstin no termino la pregunta. Patrik asintio.

– Si, le prometo que la llamare en cuanto sepamos algo mas. Gracias por dedicarnos su tiempo en estos momentos tan… dificiles.

La mujer asintio sin mas y cerro la puerta. Patrik miro la bolsa que llevaba en la mano.

– ?Que te parece si enviamos hoy mismo un paquetito al laboratorio de criminalistica? -le pregunto.

– Me parece una idea excelente -convino Martin, ya camino de la comisaria. Ahora, al menos, tenian por donde empezar.

– Pues si, tenemos grandes esperanzas en este proyecto. Empezais a emitir el lunes, ?no?

– Si senor, entonces sera el gran dia -respondio Fredrik obsequiando a Erling con una amplia sonrisa.

Estaban en la gran sala del Consejo Municipal, en una pequena seccion con una mesa rodeada de sillones. Aquella fue una de las primeras medidas de Erling, cambiar el aburrido mobiliario de las dependencias municipales por muebles de verdad, con clase y de calidad. No le habia costado el menor trabajo colar aquella factura en la contabilidad. ?Acaso no iban a poder comprar mobiliario de oficina?

La piel del sillon rechino un poco cuando Fredrik cambio de postura, antes de continuar:

– Estamos muy satisfechos con las grabaciones que hemos hecho hasta ahora. Bueno, no puede decirse que haya mucha accion, pero es buen material para presentar a los participantes, para marcar el tono, vamos. Luego ya es cosa nuestra conseguir que surjan desavenencias, a ver si recibimos criticas como es debido. Creo que manana por la tarde se celebra aqui una fiesta o algo asi, puede ser un buen escenario en el que empezar. O mucho me equivoco, o los participantes animaran el ambiente de lo lindo.

– Si, bueno, nosotros queremos que Tanum suene en los medios tanto como sonaron Amal y Toreboda. - Erling daba caladas a su cigarro sin dejar de observar al productor a traves de la cortina de humo-. ?Seguro que no quieres un habano? -le pregunto senalando con la cabeza el estuche que habia sobre la mesa. El humidor, como el solia decir, con acento en la o. Aquello era importante, claro. Solo los aficionados guardaban sus habanos en una caja cualquiera. Los verdaderos entendidos, en cambio, tenian

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