– Si, exacto -se rio la joven-. Creo que no he estado en una «discoteca» desde que iba al instituto -aseguro mientras estiraba los dedos de los pies, que, tras un par de horas aprisionados en unos zapatos de tacon, sentia doloridos.

– Pues creo que sera divertido. Aqui somos los reyes. La gente vendra solo para vernos. ?Como no va a ser divertido?

– Ya, bueno, pensaba preguntarle a Fredrik si no puede conseguir que me dejen cantar.

Calle se echo a reir.

– ?Que dices? No hablaras en serio, ?verdad? Tina lo miro dolida.

– ?Tu crees que yo hago esto por lo entretenido que es? Tengo que apostar fuerte. Llevo varios meses recibiendo clases de canto y, despues de mi participacion en el programa El bar, las discograficas se mostraron muy interesadas.

– O sea, que ya tienes contrato para grabar un disco, ?no? -le pregunto Calle con ironia antes de dar otra calada.

– No… Se jodio, vamos. Pero, segun mi manager, es que no era el momento. Y tenemos que encontrar un tema con garra que me de un perfil. Ademas, va a intentar que me fotografie Bingo Rimer.

– ?A ti? -Calle se carcajeo implacable-. Yo creo que Barbie tiene mas posibilidades que tu, vamos… Tu no tienes sus… -Calle paseo la mirada por su cuerpo, antes de rematar la frase-… sus atributos.

– ?Pero que dices? Yo tengo tan buen tipo como esa muneca hinchable. Solo tengo menos tetas, pero solo un poco. -Tina arrojo la colilla al suelo y la aplasto irritada con el tacon-. Y ademas, estoy ahorrando para ponermelas nuevas -anadio mirando a Calle retadora-. Diez mil mas y podre usar un sujetador de la talla 100.

– Si, si, buena suerte -respondio Calle, apagando el tambien el cigarrillo en el suelo. Y en ese preciso momento volvio Gunther. Su cara adquirio un tono mas rojizo que el que le habia provocado el vapor de las cacerolas.

– ?Estais fumando aqui dentro? ?Esta prohibido, prohibidisimo, totaaaaalmente prohibido! -El jefe de cocina hizo unos cuantos molinetes con los brazos, a lo que Tina y Calle se miraron y se echaron a reir. Aquel tio era una caricatura. A reganadientes, retomaron sus tareas. Las camaras habian captado toda la escena.

Los mejores momentos eran aquellos en que se sentaban juntos, muy juntos. Los momentos en que ella sacaba el libro. El crujir de las hojas a medida que las iba pasando despacio, el olor de su perfume, la sensacion de la suave tela de su blusa en la mejilla. En esos momentos, las sombras se mantenian apartadas. Todo aquello que habia en el exterior y que les causaba temor y atraccion a un tiempo dejaba de ser importante. Su voz, que ascendia y descendia en dociles ondas. A veces, si estaban cansados, uno de los dos, o incluso ambos, se dormia en sus rodillas. Lo ultimo que recordaban antes de que el sueno se apoderase de ellos era el relato, el rumor del papel y los dedos de ella acariciandoles el cabello.

Se trataba de un relato que habian oido cientos de veces. Se lo sabian de memoria y, pese a todo, cada vez que lo escuchaban, les sonaba nuevo. En ocasiones observaba a su hermana mientras escuchaba con la boca entreabierta y los ojos fijos en las paginas del libro. El cabello le caia como una cascada por la espalda, sobre el camison. El solia cepillarle la melena todas las noches. Era su mision.

Cuando ella les leia, se disipaba el deseo de cruzar la puerta cerrada y salir al mundo del otro lado. En esos momentos no existia mas que un mundo lleno de color y de aventuras, plagado de dragones, principes y princesas. No una puerta cerrada. No dos puertas cerradas.

El recordaba vagamente que, al principio, tenia miedo. Ya no. No ahora que ella olia tan bien y la sentia tan suave y su voz subia y bajaba de un modo tan ritmico. No ahora que sabia que ella lo protegia. No ahora que sabia que el era un pajaro cenizo.

Patrik y Martin llevaban un par de horas en la comisaria dedicandose a otros asuntos, a la espera de que Ola volviese a casa del trabajo. Sopesaron la posibilidad de ir alli y hablar con el directamente, pero decidieron esperar hasta las cinco, hora a la que concluiria su jornada laboral en la empresa Inventing. No existia razon alguna para exponerlo a una avalancha de preguntas por parte de sus companeros de trabajo. De hecho, Kerstin les aseguro que no creia que Ola tuviese nada que ver con las cartas y las llamadas anonimas. Patrik no estaba tan seguro. Necesitaria suficientes pruebas de que asi era, antes de desechar la idea. El monton de cartas habia salido con destino al laboratorio de criminalistica a ultima hora de la manana y, ademas, habia solicitado acceso a las listas de abonados que llamaron a Kerstin y a Marit en los periodos en que recibieron las llamadas anonimas.

Parecia que Ola acababa de salir de la ducha cuando les abrio la puerta. Habia tenido tiempo de vestirse, pero aun llevaba el pelo mojado.

– ?Si, de que se trata? -pregunto impaciente. Ya no quedaba ni rastro de la expresion de dolor que habian advertido el lunes, cuando le comunicaron que su ex mujer habia muerto. O, por lo menos, no tan patente como la que observaron en la segunda visita a Kerstin.

– Queriamos hablar de nuevo con usted unos minutos.

– ?Aja? -respondio Ola, aun impaciente y con expresion inquisitiva.

– Bueno, se trata de algunas circunstancias relacionadas con la muerte de Marit.

Al parecer, Ola lo entendio enseguida, porque se aparto a un lado y les indico que entrasen.

– Pues esta bien que hayan venido, porque yo pensaba llamarlos.

– ?Ah, si? -pregunto Patrik al tiempo que se sentaba en el sofa. En esta ocasion, Ola no los condujo a la cocina, sino que les senalo el tresillo que habia en la sala de estar.

– Si, queria saber si pueden expedir una orden de alejamiento y prohibicion de visitas.

Ola se sento en un gran sillon de piel y cruzo las piernas.

– Aja -intervino Martin con una rauda mirada inquisitiva a Patrik-. Y ?contra quien querria que se redactara dicha orden?

En los ojos de Ola brillo un destello.

– Por el bien de Sofie, contra Kerstin.

Ni Patrik ni Martin mostraron la menor sorpresa.

– ?Y eso por que, si puede saberse? -pregunto Patrik aparentando calma.

– ?No hay razon alguna para que Sofie vaya a casa de esa… de esa… persona! -respondio Ola con tanta animadversion que los salpico a ambos de saliva. Se inclino y, con los codos apoyados en las piernas, continuo-: Sofie ha ido hoy a verla. Cuando llegue a casa para el almuerzo, su mochila no estaba. Y he llamado a sus amigos. Seguro que se ha ido a casa de esa… bollera. Tendra que haber alguna forma de impedirselo, ?no? Quiero decir que, pienso mantener una conversacion seria con Sofie cuando llegue a casa, por supuesto, pero debe existir una via legal para impedir que la vea, ?verdad? -Ola miraba alternativamente a Patrik y a Martin, exigiendo una respuesta.

– Pues… yo creo que sera dificil -respondio Patrik, que veia cada vez mas confirmadas sus sospechas. Aquello de lo que querian hablar con Ola se les antojaba no solo posible, sino perfectamente verosimil.

– La prohibicion de visitas es una medida muy severa y no creo que sea aplicable en este caso -afirmo Patrik sin dejar de observar a Ola, que se mostraba claramente indignado.

– Pero, pero… -balbucio Ola-. ?Que cono se supone que puedo hacer? Sofie tiene quince anos y, si se niega a hacerme caso, no puedo encerrarla. Y esa mierda de… -Se trago el insulto, aunque no sin dificultad-. Seguro que no va a colaborar. Cuando Marit vivia, me vi obligado a aguantar a esa… pero que tenga que seguir soportando esa mierda ahora, ?no, hombre, de eso nada! -rugio estampando en la mesa tal punetazo que Patrik y Martin dieron un respingo en sus asientos.

– En otras palabras, no aprueba el estilo de vida por el que opto su ex mujer, ?no es eso?

– ?Que opto por un estilo de vida, dice? -resoplo Ola-. De no haber sido por esa puerca que le lleno a Marit la cabeza de grillos, esto jamas habria ocurrido. Marit, Sofie y yo aun estariamos juntos. ?Pero no! Marit no solo destruyo su familia y nos abandono a mi y a Sofie, sino que, ademas, ?nos convirtio en el hazmerreir de todos! - Ola meneo la cabeza, como si aun le costase creerlo.

– ?Le demostro su disconformidad de alguna manera? -pregunto Patrik insidioso. Ola lo miro suspicaz.

– ?Que quiere decir? Desde luego, nunca oculte lo que pensaba sobre el hecho de que Marit nos abandonase. Sin embargo, he sido muy discreto a la hora de hablar de los motivos. Que tu esposa se pase al equipo contrario no es algo que uno quiera ventilar. Verse abandonado por una tia… No es nada de lo que uno pueda ir

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