– Pero ?como vas a ir al trabajo manana?

– Ya vere como lo hago. Quiza Erica pueda llevarme con el coche de Anna.

– Bueno, vale -respondio Martin-. Entonces me voy a casa yo tambien. Pia no se encontraba muy bien, asi que hoy tendre que mimarla un poco mas que de costumbre.

– Espero que no sea nada grave -se preocupo Patrik.

– ?Que va! Pero lleva unas semanas algo mustia y con nauseas.

– ?No estara…? -comenzo Patrik, pero una mirada de Martin lo hizo detenerse. De acuerdo, lo habia captado: no era el momento ideal para hacerle esa pregunta. Sonrio y se despidio de Martin, que ya estaba en el coche. ?Que ganas tenia de llegar a casa!

Lars le masajeaba los hombros a Hanna, que estaba sentada ante la mesa de la cocina, con los ojos cerrados y los brazos colgando inertes a ambos lados. Pero tenia la zona de los hombros dura como una piedra y Lars intentaba aliviar la tension alli concentrada masajeando con mucho cuidado.

– ?Que barbaridad! Deberias ir a un fisioterapeuta, tienes esta zona llena de contracturas.

– Si, ya lo se -respondio Hanna con una mueca de dolor mientras Lars presionaba una zona particularmente cargada-. ?Ay! -se lamento.

Lars paro enseguida.

– ?Te duele? ?Quieres que lo deje?

– No, no, sigue -le rogo, aun con el dolor reflejado en la cara. Sin embargo, era un dolor agradable, la sensacion de un musculo que se relaja y vuelve a colocarse en su lugar era maravillosa.

– ?Que tal en el trabajo? -pregunto Lars sin dejar de masajearle los hombros.

– Pues mira, bastante bien -respondio Hanna-. Aunque un poco muermo. Ninguno de los colegas destaca por su perspicacia. Bueno, salvo Patrik Hedstrom, quiza. Y el otro, que es un poco mas joven, Martin. El tambien puede llegar a ser bueno. Pero Gosta y Mellberg… -Hanna rompio a reir-. Gosta se pasa los dias jugando a videojuegos y a Mellberg apenas lo he visto. Se encierra en su despacho y de ahi no sale. En fin, que esto va a ser un reto.

Por un instante, la atmosfera se torno ligera en la habitacion. Sin embargo, los viejos fantasmas de siempre no tardaron en infiltrarse, emponzonandolo todo. Tenian tanto que decirse. Era tanto lo que debian hacer. Pero nunca se decidian a abordarlo. El pasado se interponia entre los dos como un obstaculo descomunal que se les presentaba como insalvable. Se habian resignado. La cuestion era si querian superarlo siquiera.

Lars paso del masaje a las caricias y de los hombros al cuello. Hanna emitio un leve gemido, aun con los ojos cerrados.

– Lars, ?se acabara alguna vez? -le susurro mientras sus manos seguian acariciandole los hombros, la espalda, bajo la camiseta. Lars tenia la boca pegada a su oreja y Hanna sentia el calor de su aliento.

– No lo se, Hanna. No lo se.

– Pero… tenemos que hablar de ello. Algun dia tendremos que hablar de ello. -Hanna oia el tono suplicante y desesperado que siempre acompanaba a su voz cuando salia a relucir ese tema.

– No, no tenemos por que -respondio Lars, que ya empezaba a mordisquearle la oreja. Hanna intento resistirse, pero, como de costumbre, el deseo empezaba a prender en su interior.

– Pero, y entonces, ?que vamos a hacer? -La desesperacion se mezclaba con el deseo y, de repente, se volvio hacia el.

Con la cara muy pegada a la de ella, le dijo:

– Vivir nuestra vida juntos. Dia tras dia, hora tras hora. Hacer nuestro trabajo. Sonreir, y todo lo que se espera que hagamos. Y amarnos.

– Pero… -Lars interrumpio sus protestas con un beso. La rendicion subsiguiente le resultaba tan familiar… Sus intentos de abordar el tema tenian siempre el mismo final. Hanna sentia las manos de Lars por todo el cuerpo. Dejaban un rastro ardiente tras de si y, poco a poco, sintio que las lagrimas empezaban a brotar. Todos los anos de frustracion, de verguenza, de pasion, tenian cabida en aquellas lagrimas. Lars las lamia con avidez y dejaba con su lengua un rastro humedo en sus mejillas. Hanna intento zafarse, pero su amor, su hambre, lo inundaba todo y no le permitia huir. Finalmente, Hanna cedio. Barrio de su cerebro cualquier idea, todo el pasado. Le devolvio sus besos y se aferro a el apretandose contra su cuerpo. Se quitaron la ropa con apremio, con urgencia, y se tumbaron en el suelo de la cocina. Lejos, muy lejos, Hanna se oia gritar a si misma.

Despues, como de costumbre, se sintio vacia. Y perdida.

– ?Pues si que parecia mustio Patrik ayer cuando llego a casa! -observo Anna estudiando la reaccion de Erica, que intentaba concentrarse en el volante. Erica exhalo un suspiro.

– Si, puede decirse que no esta en buena forma. Esta manana, cuando lo lleve a la comisaria, intente hablar con el, pero no estaba muy parlanchin. Ya he visto antes esa expresion. Le esta dando vueltas a algun asunto relacionado con el trabajo, una idea que no le da tregua. Y lo unico que se puede hacer es darle tiempo. Tarde o temprano hablara.

– ?Hombres! -exclamo Anna, y una sombra apago su semblante. Erica la intuyo con el rabillo del ojo y sintio que se le encogia el estomago. Vivia con el temor constante de que Anna volviese a caer en la apatia, de que perdiese la chispa vital que habia prendido en ella. Pero, en esta ocasion, su hermana logro desechar el recuerdo del infierno que habia vivido, un recuerdo que se obstinaba en abrirse camino en su pensamiento.

– ?Es algo relacionado con el accidente de trafico? -le pregunto.

– Eso creo -respondio Erica mirando bien a su alrededor antes de tomar la rotonda de Torp-. O, al menos, a mi me comento que estaban investigando una serie de anomalias. Y tambien me dijo que el accidente le recordaba a algo.

– ?A que? -pregunto Anna curiosa-. ?A que podria recordarle un accidente de trafico?

– No lo se, pero eso fue lo que dijo. Y que hoy investigaria el asunto mas a conciencia, que intentaria llegar hasta el fondo.

– Me figuro que no has tenido ocasion de darle la lista, ?verdad?

Erica rompio a reir.

– No, no he tenido el valor de ensenarsela al verlo tan abatido. Intentare dejarselo caer de la mejor forma posible durante el fin de semana.

– Bien -convino Anna, quien, sin que nadie se lo hubiese pedido, se habia erigido en organizadora general y jefa del «proyecto boda»-. Lo mas importante es que le hagas entender lo de su atuendo. Nosotras podemos ver algo hoy e incluso puedes elegir varias de las opciones, pero es el quien debe probarse la ropa.

– Si, pero lo de su ropa no sera problema. A mi me preocupa mas la mia -confeso Erica en tono sombrio-. ?Tu crees que en la tienda de vestidos de novia habra una seccion de tallas extra grandes?

Giro para acceder al aparcamiento de Kampenhof y se quito el cinturon de seguridad. Anna hizo lo propio y se volvio hacia Erica.

– No te preocupes, estaras preciosa. ?Ya veras! Y en seis semanas puedes perder un monton de peso. ?Saldra perfecto!

– Lo creere cuando lo vea -se empecinaba Erica-. Preparate para la realidad, esta no sera una empresa agradable.

Cerro el coche y se encamino a la calle comercial, con Maja en el carrito. La tienda de vestidos de novia estaba en una de las estrechas callejuelas perpendiculares a la principal. Erica habia llamado antes de salir para cerciorarse de que estaria abierta.

Anna no pronuncio una sola palabra mas hasta que no llegaron a la tienda. Justo cuando cruzaban el umbral le dio un apreton a Erica en el brazo, para infundirle animo. Despues de todo, ?iban buscando un vestido de novia!

Erica respiro hondo cuando se cerro la puerta y se vio dentro del comercio. Blanco, blanco y mas blanco. Tul y encajes y perlas y lentejuelas. Una mujer menuda, muy maquillada y de unos sesenta anos se les acerco solicita:

– ?Hola, adelante! -saludo en tono cantarin con una palma-dita de entusiasmo. Teniendo en cuenta lo contenta que se habia puesto al verlas, Erica penso con cinismo que, seguramente, no acudirian alli muchas clientas.

Anna dio un paso al frente y tomo el mando.

– Estamos buscando un vestido de novia para mi hermana -explico senalando a Erica, a lo que la senora dio otra palma-dita.

– ?Oh, que bien! ?Va a casarse?

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