Hanna aun parecia serena cuando se sentaron a la mesa de la cocina. El piso estaba limpio y ordenado, pero olia un poco a cerrado, lo que corroboro la impresion de Gosta de que Kerstin no habia salido de alli desde la muerte de Marit. Se pregunto como se las arreglaba con la comida, si alguien le haria la compra. En respuesta a sus pensamientos, Kerstin abrio el frigorifico para sacar un poco de leche que tomar con el cafe, y Gosta comprobo con una rapida ojeada que estaba bien provisto. Kerstin puso tambien unos bollos que parecian haber salido del horno, de modo que era evidente que alguien le hacia las compras.

– ?Saben algo mas? -pregunto con voz cansina mientras se sentaba. Aunque parecio mas bien que preguntaba como si fuera un deber, no porque le importase. Una consecuencia mas de la certeza de la cruda realidad. Habia tomado conciencia de que Marit habia desaparecido para siempre, y aquella realidad era capaz de ensombrecer por un instante el anhelo de respuesta, el deseo de escuchar una explicacion. Pese a que las circunstancias fuesen muy distintas de un caso a otro, Gosta habia constatado en sus cuarenta anos de servicio que, en efecto, asi solia ocurrir. Para ciertos familiares, la busqueda de una explicacion se convertia en lo mas importante, pero en la mayoria de los casos no era mas que un modo de retrasar el enfrentamiento con la verdad, de dilatar el momento de la aceptacion. Sin embargo, el habia visto familiares que vivian en la negacion durante anos, en ocasiones hasta que ellos mismos emprendian el viaje a la otra vida. Kerstin no pertenecia a esa clase. Ella se habia enfrentado cara a cara con la muerte de Marit, y dicho encuentro parecia haberle absorbido toda la energia, todas las fuerzas. Sirvio el cafe de la cafetera con movimientos lentos-. Perdon, quiza alguno de los dos hubiese preferido te… -dijo algo desconcertada.

Gosta y Hanna negaron con un gesto. Permanecieron en silencio unos segundos, hasta que Gosta respondio por fin a la pregunta de Kerstin.

– Si, bueno, hemos encontrado algun que otro dato sobre el cual seguir trabajando.

Volvio a guardar silencio, sin saber cuanto estaba autorizado a revelarle. Entonces Hanna tomo la palabra.

– Hemos obtenido cierta informacion que indica la existencia de una conexion con otro caso de asesinato acontecido en Boras.

– ?En Boras? -repitio Kerstin y, por primera vez, detectaron en sus ojos un destello de interes-. Pero… no lo entiendo… ?Boras?

– Si, tambien nosotros nos preguntamos por que -intervino Gosta al tiempo que cogia un bollo-. Y por eso estamos aqui, para comprobar si, que usted sepa, existe algun tipo de relacion entre Marit y la victima de Boras.

– ?Que…? ?Quien…? -Kerstin los miraba insegura. Se paso un mechon de su melena corta por detras de la oreja derecha.

– Se trata de un hombre de unos treinta anos llamado Ras-mus Olsson. Murio hace tres anos y medio.

– Pero ?no resolvieron el caso?

Gosta intercambio una mirada con Hanna.

– No, la policia considero que se hallaban ante un caso de suicidio. Habia ciertos indicios de que asi fuera y, bueno… -Gosta hizo un gesto resignado.

– Pero es que Marit no ha vivido nunca en Boras. Por lo menos, no que yo sepa. Aunque tambien pueden preguntarle a Ola, claro.

– Si, por supuesto, hablaremos con Ola -afirmo Hanna-. Pero, entonces, ?a usted no le suena que haya ninguna relacion? Una de las circunstancias comunes a las muertes de Rasmus y de Marit es que… -vacilo un instante-… que, en el momento del fallecimiento, ambos presentaban una tasa muy elevada de alcohol en sangre, pese a que jamas bebian. Marit no perteneceria a ninguna asociacion de abstemios, ?verdad? O quiza fuese miembro de alguna asociacion religiosa, ?no?

Kerstin rompio a reir y la risa arranco cierto color a sus mejillas.

– ?Marit religiosa? No. De ser asi, yo lo sabria. Bueno, todos los anos ibamos al alba al servicio religioso del dia de Navidad. Yo creo que era la unica vez que Marit ponia el pie en la iglesia. Ella era como yo en ese punto, no era creyente, aunque conservaba algunos principios de la infancia, la conviccion de que existe algo mas. O al menos, yo espero que asi sea. Ahora mas que nunca -anadio con voz queda.

Ni Hanna ni Gosta pronunciaron una palabra. Hanna clavo la vista en la mesa y Gosta creyo ver un destello humedo que empanaba sus ojos ligeramente. Lo entendia a la perfeccion, aunque ya hacia muchos anos que no lloraba en presencia del familiar de una victima. Sin embargo, estaban alli para realizar un trabajo, de modo que, con mucho miramiento, continuo:

– Y el nombre de Rasmus Olsson, ?le suena de algo?

Kerstin meneo la cabeza y se calento las manos con la taza.

– No, nunca lo habia oido.

– Bien, en ese caso, no creo que lleguemos mucho mas lejos, por ahora. Ni que decir tiene que tambien hablaremos con Ola. Y, si recuerda algo, no dude en llamarnos. -Gosta se puso en pie y Hanna siguio su ejemplo. Parecia aliviada.

– Si, claro, si recuerdo algo les llamare -aseguro Kerstin sin levantarse para acompanarlos a la salida.

Ya en el umbral, Gosta no pudo contenerse y le dijo:

– Kerstin, deberia salir a dar un paseo, hace un tiempo estupendo. Y necesita salir y respirar un poco de aire fresco.

– Vaya, se parece a Sofie -dijo Kerstin, volviendo a sonreir-. Se que tienen razon, quiza salga a dar un paseo a media manana.

– Bien -asintio Gosta sin mas antes de cerrar la puerta. Hanna no lo miro. Ya iba un par de pasos por delante, en direccion a la comisaria.

Con mucho cuidado, Patrik dejo la bolsa con la mochila encima del escritorio. Aunque ignoraba si seria necesario, puesto que la policia ya lo habia revisado todo hacia tres anos y medio, se puso unos guantes de latex, por si acaso. No solo por no interferir ni malograr el posible trabajo de la policia cientifica, sino tambien porque le desagradaba la idea de tocar la sangre reseca de la mochila con sus manos.

– ?Uf! ?Que vida mas solitaria! Y que tragica… -exclamo Martin a su lado, mientras observaba lo que hacia su colega.

– Si, parece que la unica persona que tenia en el mundo era su hijo -convino Patrik abriendo la cremallera con un suspiro.

– No debio de ser nada facil, tener un hijo y criarlo sola. Y luego el accidente… -Martin vacilo un instante-. Y el asesinato.

– Ya, y luego que te crean -anadio Patrik, que ya estaba extrayendo el contenido de la mochila. Habia un walkman, aunque Patrik intuia que esa denominacion para el aparato que tenia delante revelaba mas de lo que el habria deseado acerca de su edad y su falta de interes por la tecnica. Ya no se llamaban asi y el lo sabia, pero no tenia ni idea de su nombre actual. En cualquier caso, era un reproductor de musica diminuto, con unos auriculares. Aunque dudaba mucho de que funcionase, ya que parecia haberse llevado un buen golpe en la caida desde el puente, y algo resono en su interior cuando Patrik lo saco.

– ?Desde que altura cayo? -pregunto Martin sacando una silla para sentarse junto a la mesa.

– Diez metros -respondio Patrik, que seguia concentrado en vaciar la mochila.

– ?Vaya! -exclamo Martin con una mueca-. No debia de ofrecer un espectaculo muy agradable.

– No -contesto Patrik mecanicamente. Las fotografias del lugar del accidente pasaban a toda velocidad por su mente. Cambio de tema de conversacion-. Estoy un poco preocupado, no se como vamos a distribuir los recursos ahora que tenemos que investigar dos casos simultaneamente.

– Te comprendo -admitio Martin-. Y se lo que estas pensando. Que cometimos un error permitiendo que los medios de comunicacion nos empujasen a relegar la muerte de Marit a un segundo plano. Y si, bueno, seguro que es cierto, pero lo hecho, hecho esta, y ahora no tiene mucho remedio, salvo que repartamos las tareas de un modo mas inteligente.

– Si, ya se que tienes razon -respondio Patrik sacando una cartera, que dejo sobre la mesa-. Y, aun asi, me cuesta dejar de pensar en todo lo que deberiamos haber hecho de otra forma. Ademas, tampoco se como proseguir con la investigacion del caso de Lillemor Persson.

Martin reflexiono un instante.

– Lo que tenemos hoy por hoy, tal y como yo lo veo, son los pelos del perro y las grabaciones que nos ha cedido la productora.

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