– ?Esta usted segura de que empleo justamente esas palabras?
– Si.
– ?Hablaron ustedes algo mas?
– Si, yo le pregunte si tenia miedo de volver a casa.
– Y ?que respuesta le dio?
– Ninguna. Dijo solo: «No, no es nada». Luego cogio su bolso y se marcho.
– Senorita Traut, ?que conclusiones saco usted de lo que dijo? ?Cual fue su primera impresion?
– No se… tal vez que parecia mas resignada que asustada, en realidad.
– ?Tiene usted la impresion de que esperaba a otra persona y no a usted? Su replica parece indicarlo.
– Si, me parece que es asi.
– Usted penso que se alegraba de que fuera usted la que entraba y no otro de sus colegas.
– Si, asi me lo parecio.
– ?Quien podia haber sido?
– ?Hay mas de una posibilidad?
– ?Se refiere usted al acusado?
– Si.
Hasta este momento Ruger no protesto.
– Solicito que las cinco ultimas preguntas y sus respectivas respuestas sean borradas del acta. El fiscal induce constantemente a la testigo a adivinar. A especular con cosas de las que no tiene la mas remota idea…
– ?Se rechaza la protesta! -decidio Havel-. Los miembros del jurado deben tener, sin embargo, en cuenta que la testigo en este caso ha sacado conclusiones propias a partir de observaciones muy escasas. ?Tiene mas preguntas el senor fiscal?
– Dos, senor juez. ?Sabe usted, senorita Traut, si Eva Ringmar tuvo alguna relacion, aparte de las puramente profesionales, con alguno de sus colegas masculinos… aparte del senor Mitter?
– No.
– ?Vio usted u oyo hablar de algun otro hombre, fuera del senor Mitter, en relacion con Eva Ringmar durante los dos anos que trabajo en su instituto?
– No.
– Gracias, senorita Traut. Senor juez, no tengo mas preguntas.
Ruger no se molesto ni en levantarse.
– Senorita Traut, ?tiene usted, en realidad, algun conocimiento de la vida privada de Eva Ringmar?
– No, no habia…
– Gracias. ?Sabe usted algo de la relacion entre Ringmar y Mitter?
– No.
– Si hubiese habido otros hombres en la vida de Eva Ringmar, ?hay algo, por pequeno que sea, algo que indique que usted tendria que saberlo?
– … No.
– Gracias, eso es todo.
– ?Nombre completo y profesion?
– Beate Kristine Lingen. Trabajo como esteticista en el Instituto Metre de Krowitz, pero vivo aqui, en Maardam.
– ?Que relacion tenia usted con la muerta, Eva Ringmar?
– Era su amiga, podriamos decir, aunque no nos veiamos muy a menudo.
– ?Como conocio usted a Eva Ringmar?
– Eramos del mismo curso en el instituto… en Muhlboden. Hicimos la revalida juntas. Seguimos viendonos despues durante algunos anos.
– ?Y luego?
– Luego perdimos el contacto. Nos trasladamos a ciudades diferentes… nos casamos… etcetera.
– ?Esta usted casada ahora?
– No, estoy separada desde hace cinco anos.
– Entiendo. ?Cuando volvio a encontrarse con Eva Ringmar?
– Cuando acababa de venir a vivir aqui. Hace dos anos, aproximadamente. Nos encontramos por la calle, simplemente, y decidimos quedar un dia…, hacia mas de quince anos que no nos veiamos. Y asi reanudamos la amistad, pero no es que nos vieramos con mucha frecuencia.
– ?Con que frecuencia?
– Nos veiamos… una vez al mes, quiza, no, ni siquiera tanto. En total unas diez o doce veces en estos dos anos.
– ?Que hacian?
– ?Cuando nos veiamos? Pues… diferentes cosas… a veces nos quedabamos hablando en su casa o en la mia, a veces ibamos al cine o a comer en algun sitio.
– ?A bailar?
– No, nunca.
– ?Eran ustedes… buenas amigas, amigas intimas?
– Si, creo que lo eramos… aunque quiza no del todo.
– ?Sabe usted si Eva Ringmar tenia otras amigas u otra amiga con quien confiarse?
– No, estoy bastante segura de que no. Le gustaba estar sola.
– ?Por que?
– Yo creo que tenia que ver con lo que habia pasado… con el accidente de su hijo…, ustedes lo saben, supongo.
– Si. ?Quiere usted decir que habia elegido una vida bastante aislada?
– No aislada, pero tampoco tenia mucha necesidad de otras personas. Solia decir algo por el estilo…
– ?Y de hombres?
– No creo que tuviera a nadie… excepto Mitter.
– ?Usted cree?
– Estoy bastante segura.
– ?Nunca menciono a nadie?
– No.
– Pero hablarian ustedes de hombres…
– A veces…, la verdad es que hay temas mas interesantes.
– ?De veras? Bueno, bueno, durante ese tiempo que ustedes se trataron, esas diez o doce veces… ?noto usted en alguna ocasion algo que indicara que mantenia relaciones con un hombre?
– No.
– ?Cree usted que lo hubiera notado de haber sido asi?
– Si. Ella me lo habria dicho tambien…
– ?Ah, si?
– Si, como me conto lo de Mitter.
– ?Cuando fue eso?
– En mayo… alrededor del 10 si no me equivoco. La llame para preguntarle si queria que fueramos al cine, pero me contesto que no tenia tiempo. Que habia conocido a un hombre, dijo.
– ?Le conto quien era?
– Claro.
– ?Hablo usted con ella o se vio con ella alguna otra vez despues?
– Si, me telefoneo a mediados de septiembre. Me conto que se habia casado y me pregunto si podiamos vernos.
– ?Y en que quedaron?
– Yo me iba a Linz a un curso de dos semanas, pero prometi llamarla cuando volviera.
– Y ya fue demasiado tarde.