– Bueno, casi toda su corta vida. Llego siendo un chaval.

– ?Por que lo dejo?

– Sencillamente, habia poco trabajo.

Haver intuyo un toque de irritacion en el dueno del taller, como si Haver no fuera lo bastante rapido.

– ?Era bueno?

– Mucho.

– ?Y, sin embargo, tuvo que dejarlo?

– Como he dicho, uno no puede hacer nada contra la coyuntura.

– Parece que hay bastante trabajo -dijo Haver. -Ahora si, antes no.

Haver estaba sentado en silencio. El hombre permanecio a la espera, pero despues de unos segundos acerco la silla a la mesa y abrio de nuevo el archivador cerrado. Haver decidio ir al grano.

– ?Quien asesino a Johny?

Sagander dejo inmovil su descomunal mano sobre el archivador.

– ?Como cono voy a saberlo? -respondio-. Hable con el sinverguenza de su hermano.

– ?Conoce a Lennart?

El hombre emitio un sonido que Haver interpreto como una afirmacion, pero tambien como una indicacion de lo que pensaba del hermano.

– ?Tambien trabajo aqui?

– No, que dice -dijo Sagander, y volvio a separar la silla de la mesa.

– ?Cuando vio a John por ultima vez?

La mano de Sagander volo hacia su prominente nariz. «Este hombre no se puede estar quieto ni un segundo», penso Haver.

– Hace tiempo. El verano pasado.

– Vino por aqui.

– Yes.

– ?Que queria?

– Queria charlar. Saludar.

– ?Sobre algo en particular?

Sagander nego con la cabeza.

– Aparte del trabajo, ?puede contarme algo sobre John? Me refiero a si conocia a alguien que… -Haver dudo sobre como formular la pregunta.

– Que pudiera asesinarlo, ?se refiere a eso?

– Mas o menos.

– No, nada de eso. Esto es un lugar de trabajo.

– ?Paso algo que ahora, con el tiempo, pueda relacionar con el asesinato?

– No.

– ?Solia pedir adelantos?

– Vaya preguntita. Ocurria, claro, pero no con frecuencia, de vez en cuando.

– ?Era descuidado con el dinero?

– No lo puedo asegurar.

– ?Drogas?

– No, se equivoca. Algo de aguardiente, pero nada que perturbara el trabajo. Quiza cuando era joven, pero eso ha prescrito.

Sagander observo a Haver con una mirada inquisitiva.

– ?No tienen muchas pistas, eh?

– ?Podria intercambiar unas palabras con el resto de trabajadores? ?Han trabajado todos con John?

– Los tres. Claro. Hable con ellos.

Antes de que a Haver le diera tiempo de levantarse y abandonar la garita banado en sudor, Sagander habia regresado a su mesa y tomado el archivador. Cuando Haver cerro la puerta sono el telefono y Sagander cogio el auricular con un movimiento irritado.

– El taller -le oyo Haver responder, como si solo hubiera un taller en toda la ciudad.

*****

Erki Karjalainen, el hombre del escariador de angulo, parecia estar esperando a que Haver saliera de la garita, pues enseguida le hizo una senal de que queria hablar con el. Haver se acerco.

– ?Es policia, verdad? -pregunto el hombre en dialecto sueco-finlandes.

– En efecto. ?Lo llevo escrito en la frente?

El finlandes sonrio.

– Vaya putada -dijo.

Haver comprobo que lo decia de verdad. Pudo intuir un asomo de temblor en el rostro del hombre que delataban sus movimientos.

– John era bueno -continuo.

El dejo finlandes hizo que sonara aun mas cordial.

– Era la hostia soldando -resumio.

«Esa es la clase de tipos que les dieron una paliza a los rusos», penso Haver.

– Y era bueno.

Miro hacia la garita.

– Un buen companero.

A Haver le conmovieron sus sencillas palabras. Asintio. Karjalainen volvio la cabeza y observo al soldador. «?Sera igual de bueno que John?», penso Haver.

– Kurre es bueno, pero John era mejor -senalo el finlandes como si hubiera leido la pregunta impronunciada de Haver-. Es indecente que tuviera que marcharse. Habia poco trabajo, pero sabiamos que pronto iria mejor.

– ?Estaban peleados Sagander y John?

Erki Karjalainen se quedo pensativo y sus palabras dejaron de tener la escueta seguridad que hasta el momento habia caracterizado su declaracion.

– Habia algo -dijo recapacitando- que no estaba bien. Yo creo que Sagge se aprovecho de la falta de trabajo para quitarse de encima a John.

– ?A que se refiere?

Erki saco un paquete de cigarrillos del bolsillo superior. Fumaba Chesterfield, lo cual sorprendio a Haver, pues creia que esa marca ya no existia.

– Vamos al patio -propuso Karjalainen-. ?Fuma?

Haver nego con la cabeza y lo siguio afuera. Las nubes habian cubierto de nuevo el hueco azul del cielo y los obreros de la construccion estaban haciendo una pausa.

– Construyen oficinas -dijo Erki.

Dio unas cuantas caladas. A la luz del dia Haver podia estudiar sus rasgos faciales con mas detalle. Tenia un rostro pequeno y curtido por el trabajo. El cabello negro peinado hacia atras. Cejas pobladas y labios delgados. Los dientes manchados de nicotina estaban en malas condiciones. A Haver le hizo pensar en un actor trasnochado de una pelicula italiana de los anos cincuenta. Le dio una profunda calada al cigarrillo y hablo mientras el humo florecia en su boca.

– Sagge es buena gente, pero a veces puede ser un grunon de cojones. Tenemos que hacer muchas horas extras y eso a John no le gustaba. Tenia familia y, cuanto mayor se hacia el chaval, menos horas extras queria hacer.

– Y como represalia lo despidieron, ?es eso?

– Represalia -pronuncio el finlandes, y saboreo la palabra-. Bueno, dicho asi suena un poco exagerado. Sagge es solo un terco y los tercos suelen ser tontos, actuan a sabiendas de su error.

– ?Quiere decir que perdio a un buen soldador?

– Si. Creo que se arrepintio, pero no lo reconocera en la vida.

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