– Wolfgang te manda recuerdos -conto ella-. Llamo hace un par de dias.
A pesar de haberse divorciado, tras anos de malentendidos y peleas, Vivian y Wolfgang mantenian el contacto. El solia llamarla cada quince dias desde Tel Aviv.
– No me llamaste.
– Lo intente, pero no sueles estar en casa. Se encontraba bien, pero se quejaba de que habia mucho jaleo.
– Son esos arabes de los cojones -dijo Vincent.
Vivian tuvo mucho cuidado de evitar el conflicto entre Israel y Palestina. En cambio, le conto los cotilleos de Wolfgang. Un primo de los hermanos habia sido abuelo y algunos parientes habian ido a Polonia a visitarlo. Vincent escuchaba atento. Vivian habia descubierto que le gustaban las noticias sobre la lejana familia, recordaba los nombres y los hechos triviales de una manera que siempre le sorprendia. Tenia muy buena memoria y, al parecer, se preocupaba por el bienestar de primos y parientes.
– He oido que Benjamin se ha casado -dijo, y Vivian fingio que era una noticia nueva.
– ?Si? No lo sabia. ?Con quien?
– Una chica de Estados Unidos que ha comprado una casa en Jerusalen Este.
Hablaron de sus conocidos comunes. Vincent se calmo, bebio otro vaso de zumo. Vivian lo entretuvo con preguntas y pequenas observaciones. Propuso que pasaran las navidades juntos. El se animo un poco con sus palabras.
Luego llego su explosion de ira. Vivian apenas comprendio lo que se avecinaba y aun menos entendio la razon. Murio sin saber, emitiendo un gorgoteo no muy distinto del que sale de una caneria ligeramente atascada.
La coloco debajo de la cama. Le recordo vagamente a Julia. La misma agradable quietud. Las marcas del cable de telefono brillaban como un collar rabiosamente rojizo. La punta de la lengua de color azul sobresalia un par de centimetros. Vincent rompio a reir y la empujo hacia dentro, pero retiro el dedo enseguida, ya que penso que ella le morderia.
Su risa se torno en un repentino e inarticulado berrido, que se apago igual de rapido. Se sento en el suelo y observo a su cunada. «Casi familia -penso-. Lo mas cercano a un familiar que podia encontrar en Uppsala.» La sensacion de soledad aumento con el tictac del despertador, que parecia decir: «Estas muerto, estas muerto».
Se estiro tras el reloj, recordo que Wolfgang lo habia comprado en uno de sus viajes de negocios, y lo lanzo contra la pared. En la radio de la cocina sonaba un tango argentino.
Poso su mano sobre la de ella. Aun estaba caliente, y sintio que sus ojos se nublaban. «Un momento de trabajo y una persona menos.» Paso su mano por encima del brazo de ella, lo acaricio con carino. En lo mas profundo de su confuso cerebro le corroia la idea de que habia cometido un acto imperdonable. Vivian, que brillo en la ventana, que se asusto de su terrible herida, pero que, no obstante, lo acogio, le dio de beber. Su casi pariente.
Supuso que ella estaba tan sola como el, aun cuando siempre hablaba de sus amigas. Se le ocurrio que podia suicidarse, quiza incluso deberia hacerlo.
Se puso de pie con esfuerzo, entro en la cocina, levanto una silla caida y bebio un poco de zumo. Al sujetar con la mano el asidor de la jarra para servirse otro vaso, le corrio un ardiente calambrazo por el brazo. Era el saludo de Vivian. Su mano fue la ultima en sujetar la jarra. Ahora se hacia recordar. Comprendio que lo haria mientras el viviera.
En el armario donde ella guardaba las cosas de la limpieza encontro una cuerda para colgar la ropa, pero no pudo hacer un nudo, sino que permanecio sentado con la cuerda verde de plastico entre sus manos, incapaz de quitarse la vida.
Despues de una hora o dos -no sabia cuanto tiempo habia transcurrido-, dejo que la cuerda resbalara al suelo y se puso de pie. Comio algunos restos directamente de la nevera, entro en el cuarto de costura y se durmio despues de un par de minutos.
Durante el dia Allan Fredriksson habia localizado al hermano de Vincent Hahn en Tel Aviv y con la ayuda de sus colegas israelies consiguio ponerse en contacto telefonico con el.
Wolfgang Hahn, que trabajaba como profesor de informatica, no habia estado en Suecia desde hacia siete anos. Durante ese tiempo habia hablado con Vincent un punado de veces, la ultima hacia un ano. Aseguro desconocer el numero de telefono mas reciente de su hermano. A la pregunta de si habia algun conocido en Uppsala que pudiera aportar alguna informacion, Wolfgang nombro a su ex mujer, que mantenia un cierto contacto con Vincent.
– ?Como estan las cosas por Svedala? He oido que pronto tendran mas arabes de los que tenemos aqui, y nosotros ya tenemos problemas de sobra con los nuestros.
– Quiza se deba a que les han quitado sus tierras -dijo Fredriksson con calma-. ?Como se llamaba Tel Aviv hace cincuenta anos?
Wolfgang Hahn se rio.
– Veo que ya se han infiltrado en el cuerpo de policia -dijo sin rencor en su voz.
– ?Tendran navidades blancas? -fue la ultima pregunta del sueco expatriado. Cuando Fredriksson colgo le sorprendio que Wolfgang no le hubiera preguntado por que buscaban a su hermano.
Vivian Molin aparecia en la guia de telefonos como asistente de laboratorio y vivia en la calle Johannesbacksgatan. Segun Wolfgang estaba de baja por enfermedad, no sabia cual, desde hacia un tiempo. No tenian hijos en comun y vivia sola. Hacia unos anos habia figurado un cohabitante, pero ya no aparecia. Vivian Molin no respondio al telefono.
Fredriksson llamo a la seguridad social. No constaba que estuviera de baja por enfermedad. Tampoco aparecia empleador alguno. El ultimo trabajo conocido era de becada en el Centro de Biomedicina en las afueras de la ciudad. Ese trabajo finalizo en agosto.
?Era posible que Vincent Hahn hubiera buscado a su ex cunada? Segun el hermano de Tel Aviv no tenian muy buena relacion. Fredriksson suspiro. Jonsson y Palm estaban en Savja llamando de puerta en puerta. Hasta ahora la investigacion entre los vecinos de Hahn en Bergslagsresan no habia dado resultado. La mayoria no pudo identificar a su vecino en la fotografia mostrada por la policia. El vecino de al lado, un bosnio de Sarajevo, esbozo una sonrisa sarcastica cuando Jonsson le pregunto si se relacionaba con Vincent Hahn.
Fredriksson aparto los papeles. En realidad no deseaba ocuparse de Hahn. Era el asesinato de Johny lo que habia en su mente. Estaba seguro de que se resolveria, le embargaba una seguridad que no se apoyaba en nada concreto, sino que era una sensacion basada en muchos anos de experiencia y la probabilidad de que se resolviera un asesinato cometido en los circulos en los que se movia Johny. La sugerencia de la partida de cartas y la supuesta gran ganancia de John proporcionaban un motivo plausible. Habria que buscar al asesino en el circulo de jugadores ilegales. Fredriksson estaba cien por cien seguro. Se trataba de devanar la madeja.
Habia discutido con Haver la eventual conexion entre Johny y Hahn, pero ambos dudaban de ella. Que los dos fueran companeros de escuela podia tratarse de una simple coincidencia. El asesinato de Johny no era obra de Hahn. Si bien es cierto que sabian bastante poco del perfil, del pasado y del comportamiento de Hahn, el hecho de que encontraran a John en el vertedero de nieve de Libro hablaba en contra de que Hahn fuera el asesino. ?Como podria haber llevado el cuerpo hasta alli sin coche y sin carne de conducir?
Alguien lanzo la idea de que Hahn se vengaba de una manera espantosa de los companeros de escuela que tuvieran animales domesticos. John con sus peces y Gunilla Karlsson con su conejo. Que el era una especie de libertador de animales, Fredriksson consideraba que la teoria era demasiado rebuscada.
Volvio a llamar a Vivian Molin con el mismo resultado. ?Deberia ir a Johannesback y echar un vistazo? Sin duda Vivian Molin era el unico nombre que tenian. ?Quiza ella pudiera proporcionar alguna pista sobre el paradero de Vincent Hahn?
Fredriksson se saco los zapatos de andar por la oficina, se anudo las botas, descolgo el gorro de piel y se
