se enfado con ella. Ella lo habia inducido. Ella sabia muy bien que Rebecka existia y lo celosa que era. Se habia aprovechado de su evidente debilidad. «No, no fue asi», penso de inmediato, y ya no fue capaz de seguir con su enfado. Ambos eran adultos con necesidad de estar junto a otra persona. Ann era la mujer, aparte de Rebecka, con la que sentia mas afinidad. Se habian acercado en el trabajo y, ademas del respeto mutuo por sus habilidades policiales, siempre habia habido cierta atraccion entre ellos.
Sus cimientos temblaron. Los canales subterraneos y los calidos lagos internos de sus cuerpos se estremecian. ?Era amor o mas bien una anoranza de calor, una manifestacion de amistad a la que costaba poner fronteras?
Comprendio que se habian roto muchas cosas entre Rebecka y el. La pasion en el abrazo de Ann y la respuesta del cuerpo de el, como una rafaga no unicamente de deseo sino tambien de afinidad, eran prueba suficiente de su pobre vida sentimental. Rebecka y el eran infelices, asi de sencillo, y solo habia hecho falta un beso para que Haver se diera cuenta.
?Podria seguir viviendo con Rebecka? Tenia que hacerlo. Tenian dos hijas y todavia se amaban. Al menos, eso es lo que el creia.
28
Allan Fredriksson estudio el informe de Ryde sobre el apartamento de Vivian Molin. Nada raro. Estaba repleto de las huellas dactilares de Vincent Hahn.
Lo unico que hallaron en sus escondrijos que le hizo arquear las cejas fueron un par de esposas que el tecnico encontro ocultas en un armario junto a dos revistas pornograficas y un vibrador. «De pilas y con dos velocidades», habia anotado Ryde con cierta fascinacion.
La investigacion sobre sus familiares y su circulo de amigos acababa de comenzar. Los padres habian muerto, no tenia hermanos. En su listin de telefonos aparecia una «tia Bettan» con un numero de telefono con prefijo 021. Habian llamado, pero no obtuvieron respuesta alguna. Fredriksson le habia pedido a un becario, Julius Sandemar, que intentara ponerse en contacto de nuevo con el hermano de Hahn en Tel Aviv. Parecia ser el unico que podia proporcionar alguna informacion sobre posibles parientes. Ademas, deberian informarlo de que su hermano era sospechoso de agresion a una mujer y asesinato.
Alguien habia lanzado la hipotesis de que Hahn quiza intentara abandonar el pais para buscar a su hermano en Israel, pero resulto que nunca habia tenido pasaporte. No obstante, habian informado a sus colegas de Arlanda.
Fredriksson no tenia ni la mas minima idea de donde podia encontrarse Hahn. «Que extrano -penso-, una persona sin ningun contacto social. ?Adonde va una persona solitaria? ?A un bar?» Le resultaba dificil imaginar a Hahn sentado a la barra de un bar. «?A la biblioteca?» Mas probable. Sandemar tendria que ir pitando con la fotografia y ensenarsela al personal de la biblioteca. ?Tenian alguna filial en Savja? Fredriksson creia que no. Al parecer estaban cerrando pequenas bibliotecas, una tras otra.
Habian hablado con el centro de atencion primaria de Savja y con el Hospital Universitario, pero no habia ningun Hahn registrado. Lo habian tratado por depresion en Ullerake, pero de eso hacia ocho anos. El medico que lo trato entonces se habia mudado.
El registro de su apartamento habia dado el mismo pobre resultado. Fredriksson suponia que tarde o temprano saldria a la superficie, pero lo suyo no era esperar pasivamente a que un asesino metiera la pata. Deseaba localizarlo, pero se estaba quedando sin ideas.
Era mas facil con los malhechores tradicionales, cuyos lugares de retirada y cuyos amigos eran conocidos. Una persona psiquicamente enferma, un lobo solitario, era mas impredecible y dificil de encontrar. Por otra parte la experiencia de Fredriksson era que estos, con frecuencia, cuando la bola de nieve comenzaba a rodar cometian errores, se dejaban notar, y era mas facil detenerlos.
Fredriksson estaba convencido de que se trataba de dos asesinos distintos. En realidad, unicamente Sammy Nilsson se empenaba en creer que Hahn tenia algo que ver con la muerte de Johny.
Su teoria era que Hahn se vengaba de viejos agravios ocurridos hacia tiempo, quiza tan antiguos como su epoca en la escuela de Vaksala. No creia en el azar y ahora buscaba una conexion. Ottosson lo dejaba hacer, de momento. Sammy habia empezado a buscar antiguos companeros de clase de John, Gunilla Karlsson y Hahn. La mayoria resulto que aun vivian en Uppsala y Sammy ya habia acabado con un punado, pero hasta el momento no habia aparecido nada que corroborara la aplazada campana vengativa de Vincent. Pero quiza en la cabeza de Vincent habia algun acontecimiento que otras personas no consideraran como suficiente motivo de asesinato.
Despues de abandonar el apartamento de su ex cunada, Vincent Hahn se dirigio hacia la calle Vaksalagatan y alli cogio el autobus hasta el centro. El gorro que habia robado la noche anterior ocultaba la herida de la frente. Habia encontrado setecientas coronas en el apartamento y ese era todo su capital. Ahora unicamente le quedaba un lugar al que poder huir.
El olor de las personas del autobus no solo le turbo sino que tambien le enfado; era como si el recuerdo de los estertores de Vivian cuando apreto con mas fuerza el cable de telefono alrededor de su cuello lo convirtiera en un ser superior. Podia hacer caso omiso de las insignificantes personas del autobus. No tenian nada que ver con el. Eran pequenas. El era grande.
Vivian habia asegurado que no se habia chivado, pero en sus ojos el vio que mentia. Habia sentido cierta excitacion cuando el cuerpo de ella se agito bajo el suyo. Ella habia intentado aranarlo, pero no lo alcanzo. Sus rodillas habian presionado sus brazos. Todo acabo despues de un par de minutos. La arrastro por el suelo y la metio debajo de la cama, y ahi la dejo para que se pudriera. La encontrarian cuando empezara a apestar, no antes. Entonces el estaria muy lejos.
Sonrio en silencio. La satisfaccion por haber resuelto todo tan bien le lleno de una sensacion de bienaventuranza casi dolorosa. Dolorosa porque no la podia compartir con nadie. Pero al cabo de una semana podria leerlo en el periodico. Entonces la gente sabria que no se podia jugar con Vincent Hahn.
El titular del
– Es la oscuridad de Navidad -proclamo uno de los gnomos.
Vincent penso que el espectaculo era de alguna secta del fin del mundo. Le gusto. El sonido de las campanillas le siguio mientras bajaba por la calle Bangardsgatan.
El bingo estaba inusualmente poco concurrido. Saludo con la cabeza a algunos conocidos, pero la mayoria estaban absortos en sus cartones. Vincent se sento en su lugar habitual y desplego el periodico. Lo primero que vio fue la fotografia de John Jonsson.
El periodista habia hecho un resumen de lo ocurrido y especulaba sobre diferentes motivos. Se resaltaba el pasado conflictivo de John, pero tambien que, ademas de su apasionado interes por los peces de acuario, habia sido jugador profesional.
Un representante de la asociacion de acuarios habia declarado que la muerte de John era una tragedia y una perdida irrecuperable para la asociacion y para todos los amigos de los ciclidos.
Sin embargo, el periodico dedicaba la mayor parte del espacio a hacer conjeturas sobre la posible relacion de John con los bajos fondos y con las casas de juego ilegales de Uppsala.
Vincent leyo con gran interes. Se acordaba muy bien de John. Un chico bajito, cuyo silencio creaba respeto e inseguridad a su alrededor. No vivia lejos de Vincent y durante la secundaria con frecuencia se hacian compania
