El chico se quedo en la puerta del salon, sin hacer el menor gesto de irse a su cuarto.
– Se dicen muchas cosas -dijo Lennart.
– Justus, vete a tu cuarto -repitio Berit con un tono cada vez mas agudo.
Ella se coloco en el campo de vision entre el hijo y el cunado.
– ?Largate! -chillo-. Mira que tener la verguenza de venir aqui a gritar.
– He hablado con Mossa y con Micke -replico Lennart con tranquilidad.
Berit lanzo una rapida mirada por encima del hombro. El chico seguia ahi, petrificado. En su figura habia algo de John.
– Vete, te lo pido por favor. Podemos hablar luego.
– Nada de luego -respondio Lennart.
Tuvo lugar un silencioso enfrentamiento entre ellos dos. «Si por lo menos estuviera borracho -penso-, entonces seria mas facil.» Pero el cunado parecia inusualmente espabilado y fresco, tenia las mejillas sonrojadas y no olia a sudor ni alcohol.
– ?Que te has hecho en el labio?
– ?Y a ti que cono te importa? No he venido a hablar de mis labios, mas bien de los tuyos -senalo con una sonrisa burlona, satisfecho de su rapido chiste.
Berit bajo la cabeza, respiro hondo.
– Lennart, por favor, piensa en Justus. Ha perdido a su padre. Ahora no necesita mas cosas. Es suficiente, tenemos de sobra. Nosotros…
Sollozo.
– Asi que es hora de berrear. Deberias haberlo pensado antes.
Berit se alejo de la puerta, se acerco al nino y le paso la mano por el hombro, lo miro a los ojos.
– Justus, quiero que te vayas a tu cuarto. Esta borracho o simplemente loco. Chismorrea demasiada mierda. No tienes por que oirlo.
– Yo tambien vivo aqui -replico Justus, pero sin levantar la vista.
– Si, claro -concedio Berit-, pero ahora dejanos solos un rato.
– ?De que quiere hablar?
– No lo se -dijo en voz baja.
– ?Claro que lo sabes, cojones! -exclamo Lennart desde la puerta-. A Justus tambien le puede venir bien oir un poco sobre su madre. Vas como una viuda santa y llorona por la vida. ?Quien puede decir que no estes involucrada?
– ?No, ahora marchate! Si estas pirado, piensa por lo menos en el nino. Justus, vete a tu cuarto, yo me ocupo de esto.
– No quiero -dijo Justus.
– Luego hablaremos. Vete a tu cuarto y cierra la puerta -ordeno Berit con un tono decidido, y mas o menos lo empujo fuera de la habitacion. Despues se dio la vuelta hacia Lennart.
– ?Quien viene con esas suposiciones?
– Dicken, ?no te acuerdas de el? Por supuesto, recordaras bien sus dientes.
– ?Basta ya, joder!
La rabia hizo que su voz acabara en falsete.
– ?Cierra la puerta! -le grito al chico.
– A mi no me asustas con tus gritos. Hay gente que dice que tienes algo que ver con la muerte de John.
Ella lo miro de hito en hito.
– Imbecil de los cojones -grito-. Imbecil de los cojones.
– ?Que te den por el culo!
– Si, claro, pero primero me vas a decir quien habla mierda de mi.
– No es ninguna mierda. Fue Micke quien me lo conto.
– ?Que?, ?Micke Andersson? Creia que me conocias. Y a John -anadio.
– En todas partes cuecen habas… -dijo Lennart, y como respuesta recibio un bofeton en la mejilla.
– Ya es hora de que te vayas.
– Escucha, tia de mierda -espeto, y la agarro con fuerza por el brazo, antes de que Justus saliera disparado de su habitacion.
– ?Dejad de pelearos! -grito-. ?Vale ya!
Berit abrazo a su hijo, pero este se aparto. La rabia hizo que el rostro de el se contrajera entre convulsiones, se sorbio los mocos y la miro impotente.
– Justus, no escuches a Lennart.
– Ahora echame la culpa -dijo Lennart con tono despectivo-. Mossa te llamo «puta» y seguramente tiene razon. Con lo que coqueteabas con ese vecino vuestro.
– ?Te refieres a Stellan? ?Es homosexual! Se pasa la vida abrazando. Tu lo sabes, Justus. Stellan, ya sabes.
– Y luego esta Dicken Lindstrom, tambien has ido a por el. ?Joder! ?Fue agradable?, ?muerde bien con esos dientes?
– Estas mal de la cabeza -dijo Berit con calma-. Vives en un mundo enfermo con una mente enferma.
– ?Quien es Dick? -pregunto Justus.
– Es un amigo de John, con el que Berit se magreaba. Por detras de John.
– Fue a por mi una vez, intento tocarme, pero yo no lo deje. Joder, tu estabas presente. Yo estaba en la cocina haciendo la comida, vosotros estabais jugando a las cartas. No quise decir nada porque John lo habria matado.
– Vaya, asi que esa es tu version.
– Nunca ha habido otra. He dicho que intento meterme mano. Es un cerdo, tu crees…
Berit no finalizo la fase.
– No lo creas -le dijo a Justus-. Es un enfermo mental.
– No digas que soy un enfermo -grito Lennart.
El chico los observo a ambos con un semblante inexpresivo antes de regresar a su habitacion y cerrar la puerta de un portazo.
– ?Estas contento? ?Cabron! -grito Berit-. Ya lo tiene lo suficientemente dificil para que vengas por aqui con tus idioteces. Ahora vete antes de que te mate. Y no vuelvas nunca mas. Si lo haces, llamare a la policia.
– Si alguien tiene que llamarlos soy yo -dijo Lennart tranquilo-. ?Lo sabia John? ?Murio por eso? Si es asi pronto estaras muerta.
Berit lo miro de hito en hito.
– ?Eres un mierda! ?Dios, cuanto te odio! Tus jodidas tonterias y la bebida. John lo intento y lo consiguio, pero tu das vueltas y vueltas como un puto cerdo. Y tienes la poca verguenza de venir aqui y amenazarme, jodida e inmadura rata de mierda. Ya lo decia John, que nunca crecerias. Te despreciaba, ?lo sabias? Detestaba tu chismorreo: la calle Ymergatan por aqui, el billar por alla. ?Joder, eso fue hace cien anos! ?Eso es algo de lo que hablar? El pequeno gangster que aterrorizaba a su entorno. ?Largate y que te den, rata de mierda! Crees que erais algo, verdaderos reyes, pero robar y esnifar pegamento solo hace que se te vacie el cerebro. John tuvo el valor de dejar todo eso, pero tu todavia te arrastras entre la mierda. Sabes que John aborrecia tu jodida charla, pero aguantaba porque eras su hermano; si no, te hubiera echado hace muchos anos.
Berit finalizo abruptamente y respiro hondo. Lennart esbozo una sonrisa burlona, pero ella pudo ver el miedo reflejado en sus ojos, y durante un instante tuvo un ataque de remordimiento. Su sonrisa socarrona se endurecio y se convirtio en una mascara macabra que, sin embargo, se diluyo cada vez mas hasta que aparecio una angustia desesperada. Retrocedio, salio al rellano, todavia con la cabeza en alto, pero entonces aparecio el tic que Berit tan bien conocia. El respiro por la nariz, inclino rapidamente la cabeza hacia delante y todo su cuerpo se estremecio. Era como si el cuchillo de ella se hubiera introducido hasta lo mas profundo de su corazon y golpeara con toda su fuerza. Su mirada se volvio gris y vacilante, se dio la vuelta y escapo escaleras abajo con pasos ruidosos.
Oyo que la puerta del portal se cerraba como en una niebla. Cerro la puerta de la calle y se desplomo en el suelo. Lo unico que se oia era el zumbido de la bomba del acuario. En la habitacion de Justus reinaba el silencio. Berit alzo la vista. Era como si la inquietud y las preguntas del chico rezumaran a traves de la puerta cerrada.