si Berit sabia que existia. No pudo leer ninguna reaccion en Berit que revelara que sabia algo de la supuesta ganancia de John al poquer. Lo confirmo al negar conocimiento alguno tanto de la partida como de la eventual ganancia.
– Suponiendo que hubiera ganado, ?tenia algun amigo en el que pudiese confiar?
– No -dijo Berit de inmediato.
Penso en Micke, y volvieron las palabras de Lennart.
– ?Y Micke? -pregunto Lindell, como si hubiera leido sus pensamientos.
– ?Que es lo que quiere? -pregunto Berit-. Viene aqui tarde, con un bebe en brazos, y hace cantidad de preguntas. ?Quien se cree que es?
Lindell nego con la cabeza y le lanzo una mirada a Erik, que seguia durmiendo.
– No -dijo-, solo he tenido un par de ideas. Hoy he hablado con un colega y se me ha ocurrido… Bueno, no estoy segura.
Miro a la mujer que tenia delante. Habian dicho que era guapa, y Lindell veia su belleza, aunque en gran parte estaba borrada. El cansancio, la pena y la tension se habian grabado como cuchillos en su piel y la postura atestiguaba un gran agotamiento psiquico y fisico.
– ?Como esta su hijo?
Berit sollozo. Se encontraba desnuda ante Lindell. La miro directamente a los ojos y rompio a llorar. Lindell habia experimentado muchas cosas, pero Berit expresaba la desesperacion mas profunda que habia visto nunca. ?Quiza fuera lo sosegado de su llanto lo que lo convertia en doblemente doloroso? Llevaba mejor los gritos no reprimidos de dolor, de pena y de una vida destrozada, pero la mirada fija de Berit y sus lagrimas hicieron que Lindell se conmoviera mas que nunca. El bebe en el sofa gimoteo y Lindell sintio que ella misma no estaba muy lejos de las lagrimas.
– Tengo que irme -dijo, y le acaricio la mejilla con la mano en un intento por recomponerse-. Ha sido una tonteria venir aqui. Solo he tenido una extrana corazonada.
Berit asintio. Linden levanto a Erik.
– Se puede quedar un rato si quiere -dijo Berit.
– No puedo -respondio Lindell.
El calor de Erik y sus pequenos movimientos bajo el mono de invierno la impulsaron a abandonar a Berit y toda la investigacion sobre Johny. No era su caso, estaba de baja por maternidad y al cabo de un par de dias sus padres vendrian de Odeshog.
– Si puede -senalo Berit, y Lindell se sorprendio de la metamorfosis que experimento la mujer-. No se que es lo que le ha hecho venir aqui, y da igual, pero era importante, ?o no?
– Ni yo misma lo se -respondio Lindell-, ha sido bastante estupido y poco profesional.
Berit hizo un movimiento con la mano como para mostrar que daba igual; poco profesional o no, ahora ella estaba ahi.
– Me quedare aqui un rato si me da algo de beber. Estoy sedienta.
Mientras Berit iba a buscar el mosto de Navidad, Lindell acosto de nuevo a la criatura, le desabrocho el mono y le puso el chupete. Dormia. Ella se volvio hacia el acuario. Era realmente enorme. Siguio con fascinacion un banco de peces.
– Tienen sus propios territorios -explico Berit al regresar de la cocina-. John estaba orgulloso de el. Habia creado un lago africano en miniatura.
– ?Estuvo en Africa?
– No, ?como podriamos permitirnoslo? Lo que haciamos era sonar un poco; o mas bien el se encargaba de sonar, yo me ocupaba de que todo funcionara.
Berit aparto la vista del acuario.
– El se encargaba de sonar -repitio-, y se llevaba a Justus con el. ?Sabe lo que significa ser pobre? -pregunto mirando a Lindell-. Es vivir al margen, pero aun asi deseas permitirte cosas. Lo invertiamos todo en Justus. Por lo menos, el tendria buena ropa. John compro un ordenador este otono. A veces comprabamos algo bueno para el fin de semana. Uno no puede sentirse pobre todo el tiempo.
Las palabras salieron como piedras grises de su boca. No habia arrogancia en su voz, apenas la constatacion de que la familia Jonsson intentaba crearse una pequena esfera donde pudieran sentirse reales, como parte de algo mayor, mas bonito.
– A veces fantaseabamos que eramos ricos, no inmensamente ricos, pero lo suficiente para que quiza pudieramos viajar alguna vez, tomar un avion e ir a parar a alguna parte. A mi me gustaria ir a Portugal. No se por que Portugal, pero hace mucho tiempo escuche musica de alli y expresaba lo que siento dentro, o a mi me lo parecio.
Miro a su alrededor en la habitacion como para examinar lo que John y ella habian logrado con el paso de los anos. Lindell siguio su mirada.
– Tienen un apartamento bonito -expreso.
– Gracias -dijo Berit con humildad.
Una hora mas tarde, con esa vieja sensacion de debilidad en el cuerpo, Lindell salio al paisaje invernal. Los coches de la calle Vaksalagatan y el zumbido de una farola eran los unicos sonidos que se oian. La gente estaba en su casa, cocinaba el jamon y empaquetaba los regalos. Penso en llamar al movil de Ola Haver, pero comprendio que era muy tarde. ?Como se tomaria que ella se hubiera entrometido en la investigacion? ?Que diria su mujer si llamaba?
Decidio esperar hasta la manana siguiente para ponerse en contacto con Ola. En lo mas profundo de su conciencia acechaba la idea de que quiza pudieran verse. Apenas les quedaba un dia antes de que llegaran sus padres. «Veros -penso-. Es su abrazo lo que deseas. Si solo quisieras verlo podrias ir al trabajo en cualquier momento. No, quieres tenerlo en casa, sentado a la mesa de la cocina, como un amigo muy intimo, que pueda abrazarte y quiza besarte. Tan hambrienta estas de calor humano.»
No le apetecia nada la visita navidena de sus padres. Al contrario, la temia. Justo ahora no aguantaba las atenciones de su madre. El padre pasaba la mayor parte del tiempo sentado en silencio frente al televisor y era soportable, pero las preocupadas preguntas de la madre sobre su vida la desquiciaban. Ahora tampoco podia escapar, como habia hecho en las cada vez mas escasas visitas al hogar de su infancia.
Ademas, su madre habia comenzado a hablar de mudarse a Uppsala. La casa de Odeshog le resultaba pesada de cuidar. Lo ideal seria, segun su madre, comprar un apartamentito en Uppsala y estar mas cerca de Ann y Erik.
?Habia hecho bien al visitar a Lennart y a Berit? Lindell se detuvo en la nieve. Si fue para descansar los brazos, si la acera era dificil de transitar cuando las ruedas del cochecito del nino cortaban la nieve recien caida o si le embargo la certeza de haber actuado de una forma poco profesional no importaba. Permanecio parada. Nevaba copiosamente y en cierta manera se sentia segura y reconfortada.
«En realidad no soy demasiado sofisticada -se dijo a si misma en silencio-. No como esos policias de la tele, que escuchan opera, conocen la mitologia griega y pueden decidir si un vino va bien con el pescado o la carne blanca. Yo solo soy una chica corriente que resulta que es policia, como otras son cocineras, jardineras o conductoras de autobus. Deseo de tal manera que haya justicia que me olvido de vivir, es asi de sencillo.
Tampoco ninguno de mis colegas es especialmente sofisticado. Algunos ni siquiera conocen el significado de la palabra. Se afanan. ?De que hablan? Es evidente que no de las anadas de los vinos de algun vinedo fantastico en un lugar desconocido de la Tierra. Como mucho, comparan, siguiendo los test de los periodicos, sus experiencias de los vinos
Sammy Nilsson estaba suscrito desde hacia muchos anos al
Ottosson muchas veces parecia distraido y algo perdido. Seguramente preferia quedarse en su casa de