cogido vacaciones, habria podido poner los pies sobre la mesa y pasar la jornada laboral en compania del Tour.
Odiaba las vacaciones. Sobre todo cuando no era el quien las cogia.
En el segundo piso miro al sitio vacio de Lis. Tal vez estuviera otra vez de vacaciones en la autocaravana con su fogoso marido. Tal vez habria sido mas provechoso si se hubiera tratado de la senora Sorensen. Seguro que unos revolcones en la autocaravana podian hacer estremecerse incluso a una momia como ella.
Saludo amable a la bruja con la cabeza, y ella levanto el dedo corazon. Que sofisticada. Desde luego, aquella arpia avinagrada estaba al dia.
Al abrir la puerta del despacho de Marcus Jacobsen, Carl se topo con el rostro de una mujer que no conocia.
– Pasad -invito Marcus desde su silla-. Mia Larsen ha venido con su marido a daros las gracias.
Carl reparo en el hombre que estaba a un lado. Lo conocia. Era el tipo que estaba frente a la casa en llamas de Roskilde. Kenneth, el que saco a la mujer. La pobre mujer rigida de aquella vez ?era realmente la misma que lo miraba ahora con timidez?
Rose y Assad le estrecharon la mano, y Carl hizo lo propio tras una vacilacion.
– Perdonen -se disculpo la joven-. Ya se que tienen trabajo, pero queriamos darles las gracias en persona por haberme salvado la vida.
Se quedaron un rato mirandose. Carl no tenia ni idea de que decir.
– No puede decirse, o sea, que fuera facil -indico Assad.
– Mas bien, o sea, lo contrario -anadio Rose.
Los demas rieron.
– ?Estas bien? -pregunto Carl.
La mujer respiro hondo y se mordio el labio.
– Queria preguntar como les va a los dos ninos. Se llamaban Samuel y Magdalena, ?verdad?
Carl alzo un poco las arrugas de la frente.
– Si quieres que sea franco, nunca podremos saberlo. Los dos chicos mayores se han ido de casa, y creo que a Samuel le va bien. En cuanto a Magdalena y sus otros dos hermanos, la comunidad se ha encargado de ellos, por lo que he oido. Puede que sea mejor asi, no lo se. Es muy duro para un nino perder a sus padres.
Ella asintio con la cabeza.
– Si, lo comprendo. Mi exmarido ha causado mucho mal. Si hay algo que pueda hacer por la nina, espero poder hacerlo.
Despues trato de sonreir, pero no lo consiguio hasta que logro decir la siguiente frase.
– Es duro para un nino perder a sus padres, pero tambien es duro para una madre perder a su hijo.
Marcus Jacobsen le puso la mano en el brazo.
– Seguimos investigando el caso, Mia Larsen. La Policia esta trabajando al maximo con la informacion que has traido. A largo plazo se vera si el esfuerzo es suficiente. En este pais no se puede esconder a un nino para siempre.
La mujer dejo caer la cabeza cuando Marcus dijo «para siempre». Seguro que Carl habria empleado otras palabras.
Entonces hablo el joven.
– Solo queriamos decirles que estamos agradecidos -explico con la mirada posada en Carl y Assad-. Otra cosa es que la incertidumbre esta a punto de destrozar a Mia.
Pobre pareja. ?Por que no hablar con franqueza de aquello? Habian pasado cuatro meses y seguian sin encontrar al nino. No se habian puesto los medios en los diversos departamentos, y ahora seria demasiado tarde.
– Es que no sabemos mucho -reconocio Carl-. La hermana de tu exmarido se llama Eva, eso ya lo sabemos. Pero ?y el apellido? ?Como se apellidaba tu marido? Puede ser cualquiera. Ni siquiera sabemos su verdadero nombre de pila. De hecho, no sabemos nada sobre su pasado. Solo que el padre de Eva y de tu exmarido era pastor. En cuanto a eso, puede decirse que Eva no es un nombre extrano para hijas de pastores. Bueno, sabemos que ahora debe de tener unos cuarenta anos, pero eso es todo. La fotografia de Benjamin esta colgada en todas las comisarias, y la ultima novedad es que mis companeros han pedido a las autoridades de asuntos sociales que no pierdan de vista el caso. Es lo que tenemos, de momento.
La mujer hizo un gesto afirmativo. Era evidente que no deseaba interpretar el mensaje como algo que fuera a disminuir sus esperanzas. Por supuesto que no lo queria.
Entonces el joven saco un ramo de rosas y dijo que Mia buscaba a diario en todas partes alguna publicacion religiosa o recorte de periodico donde apareciera la fotografia del padre de su exmarido. Que se habia convertido para ella en un trabajo a jornada completa, y que si averiguaba algo serian los primeros en saberlo.
Luego tendio las flores a Carl y dio las gracias.
Cuando se marcharon, se quedo un rato con mal sabor de boca y el ramo de rosas en la mano. Habia por lo menos cuarenta rosas rojas. Carl habria preferido no tenerlas.
Sacudio la cabeza. No podian estar en su escritorio, no lo soportaria, pero tampoco debian terminar en casa de Yrsa y Rose. A saber que consecuencias podria tener.
Dejo el ramo en la mesa de la senora Sorensen cuando pasaron a su lado.
– Gracias por mantenerte al timon, senora Sorensen -fue todo lo que dijo, dejandola en una voragine de desconcierto y protestas mudas.
Se miraron entre ellos al bajar las escaleras.
– Ya se lo que estais pensando -dijo, haciendo un gesto afirmativo con la cabeza.
Ahora tendrian que enviar un escrito a todas las instancias y autoridades de Dinamarca que pudieran disponer de informacion sobre un nino con la edad y aspecto de Benjamin, y que podria haber aparecido en algun lugar indebido. De hecho, esa era la informacion que ya habia hecho circular la Policia.
Pero esta vez, con el pequeno anadido de que se pedia a los responsables de las instituciones que se encargaran personalmente del caso.
Asi se daria con toda seguridad prioridad a la tarea y se encomendaria de inmediato a las personas adecuadas.
Las dos ultimas semanas Benjamin habia aprendido por lo menos cincuenta palabras, y a Eva le costaba seguir su ritmo.
Pero tambien habian hablado mucho los dos, porque Eva queria a aquel nino mas que a nada en el mundo. Ahora eran una pequena familia, y su marido pensaba lo mismo.
– ?Cuando van a venir? -pregunto su marido por decima vez aquel dia. Habia pasado horas trabajando. Pasar el aspirador, hornear pan, los pequenos quehaceres para con Benjamin. Todo debia estar perfecto para aquella reunion.
Eva sonrio. Era increible como habia transformado sus vidas aquel nino.
– Ya las oigo llegar. ?Me acercas a Benjamin, Willy?
Sintio la suave mejilla del nino contra la suya.
– Ahora va a venir alguien que nos va a decir si puedes quedarte con nosotros, Benjamin -le susurro al oido-. Yo creo que si que puedes. ?Tu quieres quedarte con nosotros, carino? ?Quieres quedarte con Eva y Willy?
El nino se apreto contra ella.
– Eva -dijo, y se echo a reir.
Entonces ella noto que Benjamin senalaba hacia el pasillo, donde se oian voces.
– Viene alguien -dijo.
Ella lo abrazo y le ajusto un poco la ropa. Willy le habia dicho que tuviera los ojos cerrados, que asi no tenia un aspecto tan intimidatorio. Despues aspiro hondo, rezo una oracion y dio un fuerte abrazo al nino.
– Todo saldra bien -susurro.
Las voces eran amables, las conocia. Eran las mujeres que debian encargarse de las formalidades, y ya la habian visitado antes.
Las dos se acercaron y le dieron la mano. Manos buenas, calidas. Dijeron algo a Benjamin y se sentaron a cierta distancia.
– Bueno, Eva, hemos estudiado vuestras circunstancias, y no puede decirse que seais los solicitantes mas tipicos que hayamos tenido.