granada y algo de atun con pan sueco lo reconfortarian de la perdida de sangre. Comeria un bocado y luego bajaria a la caseta de botes.

Encendio la luz de la cocina y miro un poco al exterior. Despues corrio la persiana hasta abajo. Nadie debia ver la luz desde el fiordo. Seguridad ante todo.

Se detuvo y fruncio el ceno. ?Habia oido algo? ?Como un tintineo metalico? Se quedo un rato quieto. Volvio a reinar el silencio.

?Seria el graznido de un pajaro? Pero ?los pajaros graznaban a esa hora de la noche?

Entreabrio la persiana y miro al lugar de donde creia que procedia el ruido. Achico los ojos y se quedo quieto.

Entonces lo vio. En la oscuridad apenas se distinguia aquel contorno vago de algo negro moviendose, pero estaba alli.

Justo frente al anexo, y luego desaparecio.

Se aparto de golpe de la ventana.

Su corazon volvia a latir mas fuerte de lo deseado.

Tiro con cuidado del cajon de la cocina y eligio un cuchillo largo y delgado para filetear pescado. Era imposible sobrevivir a unas cuchilladas bien dadas. La hoja era demasiado delgada y larga para eso.

Despues se puso los pantalones y salio a la oscuridad descalzo, sin hacer ruido.

Ahora oia con nitidez los ruidos procedentes de la caseta. Como si alguien estuviera intentando arrancar cosas en su interior. Golpes toscos contra la madera.

Se quedo un rato escuchando. Ya sabia que era. Estaban manipulando las cadenas. Alguien estaba arrancando los pernos con los que las habia fijado a las paredes.

?Alguien?

Si era la Policia, iba a enfrentarse a armas mejores que la suya, pero era el quien conocia el terreno. El, quien podia aprovechar las ventajas de la oscuridad.

Paso junto al anexo y vio que la raya de luz bajo la puerta era mas ancha de lo habitual.

Si, la puerta estaba entreabierta, pero el la habia cerrado tras comprobar la temperatura del deposito, estaba seguro.

Tal vez fueran varios. Tal vez hubiera alguien alli dentro.

Se pego rapido contra la pared y reflexiono. Conocia su anexo como la palma de la mano. Si habia alguien dentro lo acuchillaria al momento. Apuntaria a la zona blanda bajo el esternon y solo pincharia una vez. Podia hacer eso varias veces en distintas direcciones en pocos segundos, y no vacilaria. Eran ellos o el.

Despues entro blandiendo el cuchillo y su mirada vago por la estancia vacia.

Alguien habia estado alli. El taburete estaba cambiado de sitio, habian revuelto en las herramientas. Habia una llave inglesa en el suelo. Seria el ruido que habia oido.

Dio un paso a un lado y encontro el martillo sobre el banco de carpintero. Con aquello se sentia mas seguro. Se podia agarrar bien. Lo habia empleado muchas veces antes.

Luego dio unos pasos silenciosos por el sendero del jardin mientras las babosas se chafaban entre sus dedos. Putos bichos. Tendria que librarse de ellos cuando tuviera tiempo.

Se inclino un poco hacia delante y diviso la debil luz de la rendija de la pequena puerta de la caseta. Se oian voces tenues en el interior, pero no oyo que se decia o quien hablaba. En realidad, daba lo mismo.

Cuando los que estaban dentro salieran, tendrian que pasar por alli. Solo se trataba de saltar a la puerta y echar el pasador del pestillo, y se quedarian encerrados. No les daria tiempo a liberarse a tiros antes de que fuera al coche a por el bidon de gasolina y prendiera fuego a la caseta.

Claro, desde los alrededores se veria la casa ardiendo, pero ?que alternativa habia?

Nada, incendiaria la caseta, reuniria sus papeles y el dinero y partiria para la frontera tan pronto como pudiera. Tendria que ser asi. El que no era capaz de ajustar sus planes a tiempo debia sucumbir.

Se metio el cuchillo de filetear en el cinturon y avanzo hacia la puerta, pero de pronto vio que se abria y que asomaban dos piernas.

Se hizo rapido a un lado. Tendria que eliminarlos segun fueran saliendo.

Miro la figura, cuyos pies se apoyaron en el suelo, y despues paso por la puerta el resto del cuerpo.

– ?Que les ha pasado a nuestros padres? -dijo de pronto el chico en voz alta dentro de la caseta, y lo hicieron callar.

Fue entonces cuando el pequeno policia moreno arrastro a la nina fuera, la cogio en brazos y dio un paso atras justo hacia el. El mismo hombre de tez oscura que estaba en la bolera. El que habia derribado al Papa en la pista. ?Como era posible?

?Como podian saber de aquel lugar?

Giro el martillo en el aire y golpeo con la parte plana la nuca del hombre, que se derrumbo sin hacer ruido con la nina encima. La nina lo miro con ojos impasibles. Hacia mucho que se habia resignado a su suerte. Despues los cerro. Estuvo a punto de matarla, pero tendria que esperar. De todos modos, la nina no podia hacer nada.

Alzo la vista y espero a que saliera el colega del policia inmigrante.

Las piernas del policia asomaron un momento por la puerta, mientras trataba de convencer al chico de que todo iba bien.

– Voy a salir; asi podras mirar por la puerta y ver que todo va bien -informo al chico.

Entonces le dio con el martillo.

El agente de Homicidios se deslizo poco a poco hasta el suelo.

Solto el martillo y miro a los dos hombres inconscientes. Escucho un par de segundos el susurro de los arboles y la lluvia cayendo sobre las baldosas. El chico tal vez estuviera alerta en el interior, pero por lo demas no se oia nada.

Luego puso a la nina en pie de un tiron y la empujo de vuelta a la caseta, cerro la puerta y coloco el pasador en la cerradura.

Se enderezo y miro alrededor. Aparte de las protestas del chico, el paisaje seguia tranquilo. Ningun coche de refuerzo. Ningun ruido fuera de lugar. Al menos de momento.

Aspiro hondo. ?Que iba a ocurrir ahora? ?Llegarian mas, o eran un par de vaqueros solitarios queriendo impresionar a sus superiores? Tenia que saberlo, no habia otra solucion.

Si los dos hombres estaban actuando por iniciativa propia, podria seguir con su plan; si no, tendria que largarse de alli. Fuera como fuese, debia deshacerse de los cuatro en cuanto supiera algo mas.

Volvio corriendo al anexo y solto el cordel que colgaba sobre la puerta.

Ya habia atado a gente antes. No se tardaba mucho.

De la caseta de botes llego un fuerte estruendo mientras ataba las manos por detras a los dos hombres desvanecidos. Era el chico, que gritaba que les abriera la puerta. Que sus padres no iban a pagar si no los devolvia.

Era un chico duro. Hacia lo que podia.

Entonces el chico empezo a patear la puerta.

El miro al pestillo. Hacia muchos anos que lo habia puesto, pero la madera estaba todavia fuerte. Aguantaria bien las patadas.

Arrastro a los hombres algo lejos de la caseta, donde la luz del cobertizo iluminaba sus rostros. Despues tiro del mayor de los hombres hasta dejarlo sentado en las baldosas encorvado hacia delante.

Se arrodillo ante el agente y le dio varios cachetes fuertes.

– ?Eh, despierta! -ordeno mientras le pegaba.

Al final funciono.

El policia puso primero los ojos en blanco, parpadeo un par de veces y logro enfocar la vista.

Se miraron a los ojos. Los papeles habian cambiado. Ya no era el que habia estado sentado junto al mantel blanco en la bolera, debiendo dar cuenta de sus idas y venidas.

– Eres un cabron -dijo el policia con voz algo nasal-. Vamos a atraparte. Hay refuerzos en camino. Tenemos tus huellas dactilares.

Miro a los ojos al policia. El hombre estaba aun bajo los efectos del golpe. Las pupilas reaccionaban demasiado despacio cuando se hizo a un lado y la luz del anexo se poso en su rostro. Tal vez por eso estaba tan sorprendentemente tranquilo. ?O es que pensaba que no seria capaz de matarlos?

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