estaba dentro, eso seguro.
Tiro poco a poco de la puerta y oyo enseguida una respiracion lenta, contenida.
El hedor de agua podrida, orina y excrementos hirio sus fosas nasales.
– ?Hay alguien? -susurro.
Pasado un rato, se oyo un gemido ahogado.
Encendio la linterna, y el espectaculo que vio fue desgarrador.
A dos metros una de otra, habia dos figuras dobladas sobre sus propios excrementos. Los pantalones mojados, el pelo sucio. Dos cuerpecillos que habian tirado la toalla.
El chico lo miraba con los ojos abiertos como platos, desorbitados. Aplastado bajo el techo, inclinado hacia delante, atado por detras y encadenado. Tenia la boca tapada con cinta adhesiva, que palpitaba tenue con su respiracion, y todo el era un grito de socorro. Carl desvio la linterna a un lado y vio a la nina inclinada sobre su cadena. Su cabeza descansaba sobre el hombro, como si durmiera, pero no dormia. Sus ojos estaban abiertos y reaccionaron a la luz parpadeando, pero no podia ni levantar la cabeza de lo exhausta que estaba.
– Venimos a ayudaros -los tranquilizo Carl, apoyandose en el suelo y entrando de rodillas-. Estaos callados y todo ira bien.
Cogio el movil y marco un numero de telefono. Al poco comunicaba con la comisaria de Frederikssund.
Explico la situacion y pidio refuerzos. Despues apago el movil.
El chico dejo caer los hombros. La conversacion habia hecho que se relajara.
Mientras tanto, tambien Assad habia entrado. Estaba arrodillado bajo el tejadillo, soltando la cinta adhesiva de la boca de la chica. Solto sus correas mientras Carl empezaba a ayudar al chico. Este mostraba ganas de colaborar. No dijo nada cuando le arranco la cinta adhesiva. Se echo a un costado para que Carl pudiera llegar a la hebilla de la correa de cuero a su espalda.
Despues alejaron a los ninos un poco de la pared y se afanaron con la cadena que cenia sus cinturas y estaba unida a otra cadena sujeta a la pared.
– Ayer nos las puso y las cando. Antes la cadena de la pared solo estaba unida a las correas. El tiene las llaves -informo el chico con voz ronca.
Carl miro a Assad.
– He visto una palanqueta en el cobertizo. ?Me la traes, Assad?
– ?Una palanqueta?
– Si, joder.
Carl vio por la expresion de Assad que sabia perfectamente que era una palanqueta. Lo que pasa es que no queria volver a pisar aquellas babosas otra vez, si podia evitarlo.
– Toma la linterna, ya voy yo.
Salio a rastras de la caseta. Tenian que haber cogido la palanqueta. Era un arma estupenda.
Volvio a pasar resbalando sobre la masa de babosas vivas y muertas y reparo en un debil fulgor en una de las ventanas del edificio principal que daba al fiordo. Antes no se veia.
En ese momento se detuvo y se quedo un rato en silencio, escuchando.
No, no se oia la menor actividad en ninguna parte.
Despues volvio a avanzar hacia el cobertizo y abrio la puerta con cuidado.
La palanqueta estaba ante el en el banco de carpintero, bajo un martillo y una llave inglesa. Aparto el martillo y empujo la llave inglesa a un lado. Se sobresalto cuando la llave basculo en el borde y cayo al suelo con un chasquido metalico.
Se quedo un rato quieto en la penumbra, escuchando.
Despues asio la palanqueta y salio sin hacer ruido.
Lo miraron aliviados cuando regreso. Como si cada movimiento que habian hecho Carl y Assad desde que abrieron la puerta fuera un milagro. Era muy comprensible.
Arrancaron con cuidado las cadenas de la pared.
El chico salio enseguida a rastras de debajo de la pared oblicua, mientras la chica se quedaba quieta, gimiendo.
– ?Que le pasa? -quiso saber Carl-. ?Le falta agua?
– Si. Esta agotada. Llevamos mucho tiempo aqui.
– Tu coge a la chica, Assad -susurro Carl-. Agarra bien la cadena para que no tintinee. Yo ayudare a Samuel.
Noto que el chico se ponia rigido. Volvio su rostro sucio hacia el y se quedo mirandolo, como si Carl hubiera revelado que en su alma moraba el diablo.
– Sabes mi nombre -dijo el chico con aire de sospecha.
– Soy policia. Se muchas cosas de vosotros, Samuel.
El chico retiro la cabeza hacia atras.
– ?De donde? ?Ha hablado con nuestros padres? -pregunto.
Carl aspiro hondo.
– No, no he hablado con ellos.
Samuel echo los brazos un poco hacia atras. Cerro los punos un rato.
– Aqui pasa algo -aventuro-. Usted no es policia.
– Que si, hombre. ?Quieres ver mi placa?
– ?Como ha sabido donde estabamos? No podia saberlo.
– Llevamos tiempo trabajando para encontrar a vuestro secuestrador, Samuel. Ven, no hay tiempo que perder -alego Carl, mientras Assad tiraba de la nina para sacarla por la puerta.
– Si son policias, ?por que no hay tiempo que perder?
Parecia asustado. Era evidente que no era dueno de si. ?Seria por la conmocion?
– Hemos tenido que arrancar las cadenas de la pared, Samuel. ?No es bastante prueba? No teniamos la llave.
– ?Es algo de nuestros padres? ?No han pagado? ?Les ha pasado algo? -lo apremio, sacudiendo la cabeza. Despues volvio a preguntar, en voz demasiado alta-. ?Que les ha pasado a nuestros padres?
– Shhh -lo tranquilizo Carl.
Oyeron un sonido sordo fuera. Assad debia de haber dado un traspies en el sendero resbaladizo.
– ?Ha pasado algo? -susurro Carl. Despues se volvio hacia Samuel-. Vamos, Samuel. No hay tiempo que perder.
El chico lo miro con desconfianza.
– Antes no ha hablado con nadie por el movil, ?verdad? Nos van a matar, ?verdad? ?No es eso lo que van a hacer?
Carl sacudio la cabeza.
– Voy a salir; asi podras mirar por la puerta y ver que todo va bien -explico, y salio al aire fresco.
Oyo un ruido y noto un fuerte golpe en la nuca. Despues la noche lo envolvio.
Capitulo 51
Puede que fuera por el ruido del exterior, puede que fuera por el dolor de la cadera, donde se habia cosido los puntos. Lo cierto es que se desperto sobresaltado y miro desconcertado alrededor.
Entonces recordo lo que habia pasado y miro el reloj. Habia transcurrido casi hora y media desde que se tumbo.
Sin poder quitarse el sueno de encima, se incorporo en el sofa y rodo sobre el costado para ver si habia sangrado.
Asintio con la cabeza, satisfecho por su trabajo. Parecia seco y limpio. Habia salido muy bien para ser la primera vez.
Se puso en pie y se desperezo. En la cocina habia cartones de zumo y comida en lata. Un vaso de zumo de