Despues bajaron al joven. Estaba negro de hollin y se le habia quemado parte del pelo, pero tenia la cara intacta.
Estaba llorando.
Carl aparto la vista de Assad y se dirigio al joven. Parecia que fuera a derrumbarse en cualquier momento.
– Has hecho lo que has podido -se obligo a decir Carl.
Entonces el joven rompio a llorar y reir a la vez.
– Esta viva -anuncio, arrodillandose-. He notado que su corazon latia.
Carl oyo la tos de Assad detras.
– ?Que ocurre? -gritaba, agitando brazos y piernas.
– Estate quieto -dijo el bombero-. Has sufrido una intoxicacion por humo; puede ser peligroso.
– No estoy, o sea, intoxicado. Me he caido en las escaleras y me he dado un golpe en la cabeza. No podia ver ni el culo de un elefante en medio de aquella humareda.
Pasaron diez minutos hasta que la mujer abrio los ojos. El oxigeno y el suero que le suministro el medico de la ambulancia ayudaron bastante.
Mientras tanto, los bomberos habian extinguido el fuego y Assad, Carl y los companeros de Roskilde habian registrado la casa, pero no habia ni rastro de documentos relativos a Rene Henriksen, alias Claus Larsen. Tampoco encontraron informacion sobre una casa cerca de la costa.
Lo unico que encontraron fueron las escrituras de la casa en que se hallaban, que estaban a nombre de otra persona diferente.
Benjamin Larsen, ponia.
Entonces indagaron si habia un Mercedes relacionado con aquella direccion. Otra vez en vano.
Aquel tipo tenia mas vias de escape que un zorro, era increible.
Vieron un par de fotos de una pareja de novios en la sala. Ella sonriente con un gran ramo de flores, y el elegante e inexpresivo. Asi que la mujer de la camilla era su esposa. Los nombres estaban escritos en la puerta. Mia y Claus Larsen.
Pobre Mia.
– Menos mal que estabas aqui cuando llegamos, si no habria ocurrido algo horrible -dijo al joven, que los habia acompanado al interior de la ambulancia y ahora agarraba de la mano a la mujer. Despues pregunto-. ?Cual es tu relacion con la mujer? ?Quien eres?
El joven respondio que se llamaba Kenneth, y no dijo mas. La explicacion tendrian que encontrarla sus companeros.
– Hazte a un lado, Kenneth. Tengo que hacer a Mia un par de preguntas que no pueden esperar.
Miro al medico, que levanto dos dedos en el aire.
Solo iba a disponer de dos minutos.
Carl aspiro hondo. Aquella podia ser su ultima oportunidad.
– Mia -se presento-. Soy agente de la Policia. Estas en buenas manos, asi que no tengas miedo. Buscamos a tu marido. ?Es el quien ha hecho eso?
Ella asintio en silencio.
– Necesitamos saber si tu marido tiene una casa o se aloja en un lugar cercano a la costa. Una casa de veraneo, tal vez. ?Sabes algo de eso?
La mujer apreto los labios.
– Tal vez -musito con voz apenas audible.
– ?Donde? -trato de preguntar Carl con voz controlada.
– No se. Los catalogos de las cajas -anuncio, senalando con la cabeza hacia las puertas abiertas de la ambulancia, en direccion a la casa.
Iba a ser una tarea imposible.
Carl se volvio hacia los agentes de Roskilde y les dijo que deberian buscar. Una casa con caseta de botes en algun lugar a orillas del fiordo. Si encontraban un catalogo asi o algo parecido en alguna de las cajas que Kenneth habia sacado al pasillo, debian ponerse en contacto con el enseguida. De momento no necesitaban buscar en las cajas que habian quedado dentro. Seguro que estaban calcinadas.
– ?Sabes si tu marido tiene mas nombres que Claus Larsen, Mia? -pregunto al fin.
Ella sacudio la cabeza.
Despues levanto el brazo. Muy, muy lento, y lo dirigio hacia Carl. Temblaba por el esfuerzo mientras lo hacia, y luego deposito con suavidad la mano en la mejilla de Carl.
– Encuentre a Benjamin, ?lo hara?
Despues su mano se desplomo y cerro los ojos, extenuada.
Carl dirigio al joven una mirada inquisitiva.
– Benjamin es su hijo -explico este-. El unico hijo de Mia. Tendra cerca de ano y medio.
Carl dio un suspiro y apreto con cuidado el brazo de la mujer.
Cuanto dolor habia causado su marido al mundo. Y ahora, ?quien iba a detenerlo?
Se levanto y le hicieron un ultimo reconocimiento de las quemaduras de brazo y hombro. El medico le advirtio que iba a dolerle mucho durante un par de dias.
Pues asi tendria que ser.
– ?Estas bien, Assad? -pregunto, mientras los bomberos recogian las mangueras y la ambulancia desaparecia en la carretera.
Su ayudante puso los ojos en blanco. Aparte de un ligero dolor de cabeza y hollin por todas partes, estaba bien.
– Se ha escapado, Assad.
Este asintio con la cabeza.
– ?Que nos queda por hacer?
Assad se encogio de hombros.
– Ahora esta oscuro, pero creo que deberiamos ir al fiordo para ver los lugares, o sea, que Yrsa rodeo con un circulo.
– ?Tenemos esas fotos?
Assad hizo un gesto afirmativo y saco una carpeta del asiento trasero. Todas las fotos aereas de la costa del fiordo. Quince en total. Con bastantes circulos.
– ?Por que crees, entonces, que Klaes Thomasen no nos ha llamado? -pregunto Assad cuando se acomodaron en el coche-. Dijo que iba a hablar con el hombre del bosque.
– Con el guardabosque, quieres decir. Si, es lo que dijo. No lograria hablar con el.
– ?Quieres, o sea, que llame a Klaes y le pregunte?
Carl asintio en silencio y paso el movil a Assad.
Assad tardo un rato en establecer la conexion. Era evidente que algo no iba bien. Apago el movil.
Miro a Carl con expresion sombria.
– Klaes Thomasen esta muy sorprendido. Por lo visto, ayer mismo le conto a Yrsa que el guardabosque de Nordskoven habia confirmado que antes habia una caseta de botes en el camino que lleva al auxiliar del guardabosque -aclaro. Por un momento parecio extranarse por su precision con el danes. Despues continuo-. Le dijo a Yrsa que nos lo dijera. Creo que fue cuando le diste las rosas, Carl. Se le olvido decirtelo.
?Decia que se le olvido? ?Como diablos pudo ocurrir algo asi? Aquella informacion era importantisima. ?Se habia vuelto loca aquella mujer?
Decidio resignarse. Claro que ?a quien cono iba a quejarse?
– ?Donde esta esa caseta, Assad?
Assad desplego el mapa sobre el salpicadero y senalo. El circulo era doble. Vibegarden, en Dyrn?svej, bosque de Nordskoven. Era el sitio que habia apuntado Yrsa. Aquello era casi insoportable.
Pero ?como iban a saber que Yrsa habia dado en el blanco? Y ?como carajo iban a saber entonces que corria tanta prisa? ?Que se habia producido otro secuestro?
Sacudio la cabeza. Pero se habia producido otro secuestro, y en cuanto al resultado… Casi no se atrevia a llevar la idea hasta el fin.
Porque todo parecia indicar que habia dos ninos en la misma situacion que Poul y Tryggve Holt trece anos