Cuando tienes la sensacion de estar en una placa de hielo a la deriva junto a un oso polar babeante, hay que sopesar las posibilidades. En aquel momento veia cuatro.
Saltar al agua y nadar.
Saltar a alguno de los otros tempanos.
Analizar la situacion y ver si el oso estaba hambriento o saciado.
Y, finalmente, matar al oso.
Todas las posibilidades tenian sus evidentes ventajas e inconvenientes, y en aquel momento no le cabia la menor duda de que la cuarta posibilidad era la unica viable. La mujer que tenia ante si estaba herida, y dispuesta a defenderse con todos sus medios. Seguramente porque el habia conseguido que se enamorase. Deberia haberse dado cuenta antes. Porque la experiencia le decia que en tales situaciones las mujeres se vuelven facilmente irracionales, lo que muchas veces tiene consecuencias funestas.
En aquel momento no era capaz de ver los danos que ella podia causarle, y por eso tenia que deshacerse de ella. Meter el cadaver en la furgoneta. Quitarla de en medio como habia hecho antes con otras. Romper su disco duro, pasar la aspiradora para borrar las huellas de su estancia alli.
Miro en la profundidad de sus bonitos ojos verdes, preguntandose cuanto tiempo tardarian en perder el brillo.
– He enviado un mensaje a mi hermano diciendo que te habia conocido -dijo ella-. Tiene el numero de tu matricula, tu numero de carne de conducir, tu nombre, tu numero de registro civil y la direccion que aparece en el permiso de circulacion. En su quehacer diario no trabaja con esas pequeneces, pero es curioso por naturaleza. Asi que si resulta que me has robado de alguna manera, te encontrara. ?De acuerdo?
Se quedo paralizado un instante. Por supuesto que no llevaba encima papeles o tarjetas que pudieran desvelar su verdadera identidad. La paralisis se debia a que nunca hasta entonces le habia ocurrido que alguien pudiera vincularlo con nada, y desde luego no con la Policia. Por un instante, no comprendio como habia llegado a esa situacion. ?Que habia dejado de hacer, en que habia fallado? ?Era la respuesta algo tan sencillo como que no le habia preguntado que hacia en el ayuntamiento? Pues parecia que si.
Y ahora estaba en apuros.
– Perdona, Isabel -dijo bajando la voz-. Me he pasado, ya lo se. Perdona. Pero es que estoy loco por ti, es por eso. No pienses en lo que te dije anoche. Es que no sabia que hacer. ?Debia decirte que tenia mujer e hijos, o soltarte una mentira? Mi vida domestica iba a irse al carajo si me enamoraba perdidamente de ti, y estaba a punto. Pero me sentia tentado. Tan tentado que debia saberlo todo respecto a ti. No podia resistirme, ?no lo entiendes?
Ella lo miro desdenosa mientras el sopesaba que hacer en la placa de hielo. Seguramente el oso no se abalanzaria sobre el sin motivo. Si se marchaba de alli y no volvia a aparecer por aquellos parajes, ella no iba a molestar a su hermano pidiendole informacion sobre el, ?por que habria de hacerlo? Si, por el contrario, la mataba o la secuestraba, habria motivo para una investigacion. Incluso una limpieza muy minuciosa no podria hacer desaparecer el ultimo vello pubico, el ultimo resto de semen, una huella dactilar. Obtendrian un perfil de el a pesar de que no lo encontrasen en los registros. Podria prender fuego a la casa, pero tal vez llegaran los bomberos a tiempo, alguien podria haberlo visto marchar. Era demasiado aventurado. Y ahora un agente de la policia, Karsten Jonsson, tenia el numero de matricula de la furgoneta. Asi que tambien tenia una descripcion de su vehiculo. Era posible tambien que Isabel hubiera proporcionado a su hermano de la pasma detalles de su persona.
Miro al frente mientras ella inspeccionaba sus movimientos. Aunque era experto en cambiar sus rasgos y siempre actuaba con alguna forma de disfraz, era posible que el mensaje contuviera una descripcion exacta de su altura y corpulencia, color de ojos e incluso detalles mas intimos. En suma, no podia saber que le habria contado a su hermano en aquel mensaje, y aquello daba un giro radical a la situacion.
La miro a los ojos implacables, y le choco que no fuera un oso polar. Era un basilisco. Serpiente, gallo y dragon a la vez. Y si mirabas a los ojos a un basilisco te volvias de piedra. Si te cruzabas en su camino, te morias por efecto del veneno de la serpiente. Nadie podia cacarear su version de la verdad a los cuatro vientos como el basilisco. Nadie. Y solo su propio reflejo podia matar a aquel animal, ya lo sabia.
Por eso dijo:
– Digas lo que digas, siempre pensare en ti, Isabel. Eres tan guapa y tan fantastica, que me gustaria haberte conocido cuando era mas joven. Ahora es demasiado tarde. Lo siento y te pido perdon. No era mi intencion herirte. Eres una persona maravillosa. Perdona.
Y le acaricio suavemente la mejilla. En apariencia funciono. Al menos, los labios de ella se estremecieron un poco.
– Creo que debes irte ahora. No quiero verte mas. -Fue lo que dijo Isabel, pero no hablaba en serio.
La tristeza por que todo hubiera terminado la acompanaria para siempre. No iba a tener muchas experiencias como aquella a su edad.
Entonces salto de su placa de hielo a otra placa de hielo. Ni el basilisco ni el oso polar lo seguirian.
Ella lo dejo marchar; aun no eran las siete.
Capitulo 16
Como siempre, llamo a su mujer hacia las ocho. Evito hacer preguntas conflictivas y hablo sin parar de vivencias que no habia tenido y de sentimientos hacia ella que en aquellos momentos no albergaba. A la salida de Viborg se detuvo junto a un supermercado y se lavo rapidamente cara, axilas y entrepierna en los servicios para los clientes antes de partir para Hald Ege y despues a Stanghede, donde lo esperaban Samuel y Magdalena.
Nada iba a detenerlo ahora. Hacia buen tiempo. Llegaria a su destino, como muy tarde, antes de oscurecer.
La familia lo recibio con olor a bollos recien horneados y grandes expectativas. Samuel habia estado entrenandose por la manana a pesar de su rodilla mala, y a Magdalena le brillaban los ojos y su espesa cabellera estaba cuidadosamente cepillada.
Estaban de lo mas preparados.
– ?Os parece que pase antes por el hospital para que le miren la rodilla a Samuel? Tenemos tiempo.
Engullo el ultimo pedazo de bollo y consulto el reloj. Eran las diez menos cuarto, y sabia que se opondrian.
Los discipulos de la Iglesia Madre no frecuentaban hospitales a menos que fuera necesario.
– Gracias, pero no, solo es una torcedura.
Rakel le paso una taza de cafe y senalo la leche sobre la mesa. No tenia mas que servirse.
– Bueno, y ?donde es ese encuentro de karate? -pregunto Joshua-. Igual me paso por alli mas tarde si tengo tiempo.
– Tonterias, Joshua -intervino Rakel, dandole una manotada-. Sabes muy bien cuando tienes tiempo y cuando no tienes tiempo.
Probablemente nunca, por lo que veia.
– En el polideportivo de Vinderup -respondio, no obstante, al hombre de la casa-. Es el club Bujutsukan quien lo organiza. Puede que haya informacion en internet.
No la habia, pero por otra parte estaba seguro de que no tenian internet en la casa. Era uno mas de los inventos sacrilegos que rechazaba la Iglesia Madre.
Se tapo el rostro con la mano.
– Perdonad, que tonto soy. Por supuesto que no teneis internet. Perdon. La verdad es que es algo diabolico.
Intento parecer compungido, y observo que el cafe era descafeinado. En aquella casa no habia nada politicamente incorrecto.
– Pero eso, es en el polideportivo de Vinderup -concluyo.
Los despidieron. Toda la familia en fila ante la casa, que a partir de entonces nunca mas conoceria la paz y
