– El es asi. Tiene un control total. Sabe exactamente lo que debe hacer y cuando. Es tambien muy calculador. No llevaba mas que unos segundos en un bar cuando me eligio como victima. A las pocas horas fue capaz de provocarme orgasmos en el momento adecuado. Fue capaz de preparar el desayuno y decir cosas que mantuvieron ocupada mi mente el resto del dia. Cada movimiento era parte de su plan, y lo hizo a la perfeccion. No es capaz de colaborar con otros; ademas, si fuera asi el rescate seria demasiado pequeno. No quiere compartir nada con nadie.
– ?Y si no fuera asi?
– Entonces, ?que? Da igual, ?no? Somos nosotras quienes esta noche vamos a plantear un ultimatum, no el. El saco no hace mas que corroborar que hemos estado en su escondite, como decimos.
Isabel miro alrededor del edificio destartalado. ?Quien era aquella persona maliciosa? ?Por que hacia aquello? Con su buen aspecto, su magnifica mente y su talento manipulador podria haber llegado muy lejos.
Era muy dificil de comprender.
– ?Vamos? -propuso Isabel-. Mientras tanto tu puedes llamar por telefono a tu marido y ponerlo al corriente de la situacion. Y tambien podemos decidir que vamos a escribir en el mensaje que dejaremos en la bolsa.
Rakel sacudio la cabeza.
– No se. Todo esto me da miedo. Vamos, que estoy de acuerdo en casi todo, pero ?no va a ser demasiada presion para el secuestrador? ?No va a darlo todo por perdido y largarse?
Sus labios se estremecieron.
– ?Y que va a ser de mis hijos? ?No se vengara con Magdalena y Samuel? Puede que los amenace con acuchillarlos o cualquier otra atrocidad. Se oye cada cosa…
Brotaron lagrimas de sus ojos.
– Y si lo hace, ?que vamos a hacer, Isabel? ?Que hacemos? ?Me lo puedes decir?
Capitulo 28
– ?Que diablos ha pasado en Rodovre, Assad? En la vida habia oido vociferar asi a Antonsen.
Assad se removio en el asiento.
– No te preocupes por eso, Carl. No ha sido mas que un malentendido.
?Un malentendido? Entonces, tambien la Revolucion francesa estallo por un malentendido.
– En ese caso, explicame como un supuesto malentendido puede dar como resultado que dos hombres adultos rueden por el suelo de una comisaria danesa mientras se castigaban el morro a conciencia.
– Se castigaban el ?que…?
– El morro, la cara. Ostras, tio, ya sabras donde pegabas a Samir Ghazi, ?no? Al grano, Assad. Tienes que darme una explicacion como es debido. ?De que os conoceis?
– No nos conocemos.
– No me vengas con milongas, Assad. No te das de hostias con un desconocido sin mas. Si tiene que ver con una reunificacion familiar en Dinamarca, con alguna boda forzada o con putas cuestiones de honor, ya puedes ir desembuchando. Esto hay que aclararlo; de lo contrario, no puedes quedarte aqui. Recuerda que el policia es Samir, no tu.
Assad dirigio la vista hacia Carl con expresion herida.
– Puedo irme ahora mismo si es eso, o sea, lo que quieres.
– De verdad que espero por ti que mi vieja amistad con Antonsen le impida tomar esa decision por mi - anuncio Carl, inclinandose sobre la mesa-. Pero Assad, cuando te pregunto sobre algo tienes que responder. Y si no lo haces sabre que hay algo raro. Puede que tan raro que llegue a tener consecuencias para tu estancia en el pais, aparte de perder este puto currelo fantastico, si quieres saber mi opinion.
– Asi que vas a acosarme -se quejo. Decir que estaba destrozado seria una forma demasiado suave de describir su expresion.
– Samir y tu ?habeis tenido algun encontronazo antes? ?En Siria, por ejemplo?
– No, en Siria no. Samir es iraqui.
– O sea, que ?reconoces que teneis algun pique? ?Pese a que no os conoceis?
– Si, Carl. Por favor, ?quieres dejar de hacerme preguntas?
– A lo mejor. Pero si no quieres que pida una explicacion de esa pelea al propio Samir Ghazi, vas a tener que decirme algo que pueda tranquilizarme. Y en adelante, pase lo que pase, mantente apartado de Samir.
Assad se quedo un rato mirando al frente antes de asentir en silencio.
– Un familiar de Samir murio por mi culpa. No fue queriendo, entonces, de verdad, Carl. Ni siquiera lo supe.
Carl cerro los ojos.
– ?Has cometido algun delito en Dinamarca alguna vez?
– No, te lo seguro, Carl.
– Aseguro, Assad. Me lo aseguras.
– Bueno, pues eso hago.
– Entonces, ?hace tiempo que sucedio?
– Si.
Carl asintio con la cabeza. Puede que Assad contara mas cosas sobre si mismo otro dia.
– ?Hay alguien que quiera ver esto? -quiso saber Yrsa, que entro sin llamar y por una vez parecia seria, ensenandoles un papel-. Es un fax que han enviado de la Policia sueca hace dos minutos. Asi debia de ser el secuestrador.
Dejo el fax frente a ellos. No era un retrato-robot de los que se forman combinando elementos de diversos rostros por ordenador. Este era un retrato de verdad. Estaba muy bien hecho, con sombras y todo. Era un bonito dibujo en colores del rostro de un hombre que, en el mejor de los casos, podria parecer armonico, pero que observado con mas detalle tambien reflejaba falta de armonia.
– Se parece a mi primo -observo Yrsa con sequedad-. Cria cerdos en Randers.
– En mi cabeza no lo veia exactamente asi -opino Assad.
Tampoco Carl. Patillas cortas. Bigote oscuro, pronunciado y bien recortado sobre el labio. Cabello algo mas rubio peinado con raya, cejas pobladas, casi juntas, labios normales, algo carnosos.
– No olvidemos que este dibujo puede alejarse bastante de la realidad. Recordad que Tryggve solo tenia trece anos cuando ocurrio, y que han pasado otros tantos desde entonces. A eso hay que anadir que el hombre habra cambiado bastante. Pero ?que edad le echariais vosotros?
Iban a decir algo, pero Carl los interrumpio.
– Fijaos bien. Puede que el bigote lo haga mas viejo de lo que es. Y escribid aqui la edad que le echais.
Arranco un par de hojas de su bloc y las tendio a sus ayudantes.
– Y pensar que ha matado a Poul -comento Yrsa-. Es casi como si hubiera matado a alguien que conocemos.
Carl escribio su estimacion y recibio la de ellos dos.
En dos de ellas ponia veintisiete, y en la ultima treinta y dos.
– Nosotros decimos que veintisiete, Assad. ?Por que crees tu que es mayor?
– Es por esto, entonces -alego, poniendo el dedo en una raya perpendicular a la ceja del ojo derecho-. Eso no es una arruga natural.
Senalo su rostro con el dedo, desplego una sonrisa enorme y senalo sus pronunciadas patas de gallo.
– Mirad. Se extienden, o sea, hasta las mejillas. Y mirad ahora.
Torcio las comisuras de los labios hacia abajo y volvio a adoptar el gesto de antes, bajo el interrogatorio de Carl.
– ?No ha aparecido una raya aqui? -pregunto, senalando un punto junto a su ceja.
– Si, pero no es facil de ver -declaro Yrsa, mientras imitaba la expresion y se palpaba la zona de la ceja.
– Eso es porque soy un hombre feliz, entonces. Y el asesino, no. Una arruga asi es una de dos: o algo con lo