que naces, o aparece tambien porque no eres feliz. Pero tarda tiempo en aparecer. Mi madre no era tan feliz, y aun asi no le salio hasta los cincuenta anos.
– Puede que tengas razon, puede que no -concedio Carl-. Pero estamos de acuerdo en que puede tener mas o menos la edad que nos ha parecido. Era tambien la que le echaba Tryggve. O sea, que hoy tendria entre cuarenta y cuarenta y cinco, si es que sigue vivo.
– ?No podemos escanear la imagen al ordenador y envejecerlo unos anos? -quiso saber Yrsa-. ?No se puede hacer eso con el ordenador?
– Si, claro, pero puede tener el efecto contrario y ser mas enganosa que antes. Atengamonos a lo que tenemos. Un hombre bastante guapo. Mas que medianamente atractivo y bastante masculino. Pero, al mismo tiempo, tiene un estilo algo sobrio y conservador, como el de un oficinista.
– Pues a mi me parece un soldado o un policia -anadio Yrsa.
Carl asintio en silencio. Podia ser cualquier cosa. Asi solia ser casi siempre.
Miro al techo, alli estaba la puta mosca otra vez. Tal vez debiera dejar que el Estado invirtiera en un espray matamoscas para la ocasion. Seguro que preferian eso a que le metiera un balazo.
Se sacudio la idea de encima y miro a Yrsa.
– Haz copias y mandalas a todos los distritos policiales. ?Sabes como hacerlo?
Yrsa se encogio de hombros.
– Y dejame ver el texto antes de enviarlo.
– ?Que texto?
Carl dio un suspiro. Para algunas cosas era fantastica, pero desde luego no era ninguna Rose.
– Tienes que describir el asunto, Yrsa. Decir que sospechamos que esa persona ha cometido un asesinato y que nos gustaria saber si alguien conoce a un hombre con ese aspecto que haya tenido algun encontronazo con la ley.
– ?Adonde nos lleva esto, Carl? ?Que relacion hay? ?Se te ocurre algo? -Lars Bjorn arrugo el ceno y empujo la foto de los cuatro hermanos Jankovic hacia el inspector jefe de Homicidios.
– ?Que adonde nos lleva? Nos lleva a que si quereis seguir con vuestros casos de incendios provocados tendreis que buscar en las fichas de delincuentes a serbios con un anillo como el de estas cuatro bolas de grasa. Tal vez encontreis uno asi en los archivos daneses, pero yo que vosotros me pondria en contacto con la Policia de Belgrado.
– ?Estas diciendo que los cadaveres que encontramos en los edificios calcinados son serbios relacionados con la familia Jankovic y que los anillos expresan esa relacion de pertenencia? -inquirio el inspector jefe.
– Sin duda. Y creo que esos deben de llevar el anillo desde su nacimiento, porque hay malformaciones en el hueso del menique.
– ?Una hermandad de delincuentes? -concluyo Bjorn.
Carl lo miro con una sonrisa mema. Estaba de lo mas despierto para ser lunes.
Marcus Jacobsen, junto a Bjorn, miro con expresion hambrienta su paquete de tabaco, que yacia aplastado en la mesa.
– Si, hay que ponerse en contacto con nuestros colegas serbios. Si las cosas son como crees, esa gente pertenece a la hermandad casi desde que nace. ?Sabes quien se encarga de esas actividades de prestamo hoy en dia? Los cuatro fundadores ya no viven, por lo que veo.
– Yrsa esta en ello. Es una sociedad anonima, pero la mayoria de los accionistas se apellidan Jankovic.
– O sea, una mafia serbia que presta dinero.
– Si. Sabemos que las empresas incendiadas debieron dinero a la familia en algun momento. Lo que no sabemos es por que estaban alli los cadaveres. Eso os lo dejamos a vosotros.
Carl sonrio y puso el dibujo sobre la mesa.
– Y aqui esta el supuesto autor del asesinato de Poul Holt y el secuestro de su hermano. Un tipo encantador, ?verdad?
Marcus Jacobsen lo miro como a los demas. Habia visto a cantidad de asesinos en su vida.
– Tengo entendido que Pasgard ha hecho un descubrimiento referente al caso -dijo despues Jacobsen con sequedad-. Asi que al final os ha venido bien un poco de ayuda.
Carl fruncio el ceno. ?De que cono hablaba el tio?
– ?Que descubrimiento? -quiso saber.
– Ah, ?todavia no lo ha comunicado? Seguro que esta escribiendo el informe en este momento.
A los veinte segundos Carl estaba en el despacho de Pasgard. Un cuarto sombrio que la foto de su pequena familia de tres deberia haber iluminado, pero que en su lugar recordaba lo poco acogedor que puede ser el cubiculo de un funcionario asi.
– ?Que pasa? -pregunto Carl mientras Pasgard tecleaba como loco.
– Tendras el informe dentro de dos minutos, y yo habre acabado con este caso.
Aquello sonaba efectivo de pelotas, pero aun asi el hombre giro la silla despues de dos minutos exactos y dijo:
– Mira, puedes leerlo en pantalla antes de que lo imprima. Asi puedes corregir algo si crees que no queda claro.
Pasgard y Carl habian entrado en Jefatura por la misma epoca, pero aunque Carl, en honor a la verdad, nunca intento agradar a nadie, era a el a quien pasaban la mayoria de los trabajos buenos. Una evidente espina clavada para un lameculos como Pasgard.
Por eso la sonrisa acida de Pasgard no era mas que la manifestacion apenas oculta de la inmensa alegria que sentia mientras Carl leia el informe.
Despues Carl se volvio hacia el.
– Buen trabajo, Pasgard -dijo sin mas.
– Assad, ?tienes que ir a casa o puedes hacer unas horas extra esta noche? -pregunto. Cien a uno a que no se atrevia a decir que no.
Assad sonrio. Seguro que lo tomo como un regalo. Ahora podrian seguir con el caso. Las discusiones acerca de Samir Ghazi y sobre donde vivia de verdad Assad tendrian que esperar.
– Ven con nosotros, Yrsa. Te llevamos a casa. Nos pilla de paso.
– ?Pasando por Stenlose? Ni hablar, no os coge de camino. No, ire en tren. Me encanta viajar en tren.
Se abrocho el abrigo y se echo al hombro el bolsito de imitacion de piel de cocodrilo. Sin duda, una impedimenta inspirada en viejas peliculas inglesas, igual que sus zapatos marrones de medio tacon.
– Hoy no iras en tren, Yrsa -dijo Carl-. Quiero daros explicaciones por el camino, si no teneis inconveniente.
Algo reacia, Yrsa se sento en el asiento trasero, casi como una reina a la que quisieran contentar con una simple carroza tirada por cuatro caballos. Con las piernas cruzadas y el bolso en el regazo. El olor a perfume se expandio bajo el techo, amarillento por el humo.
– A Pasgard le han contestado de la seccion de Biologia acuatica, y han salido varias cosas interesantes. Para empezar, se ha corroborado que las escamas proceden de un tipo de trucha de fiordo que, como su nombre indica, suele habitar en fiordos, en la frontera entre el agua dulce y el agua salada.
– ?Y la mucosidad? -quiso saber Yrsa.
– Posiblemente se deba a los mejillones o gambas de fiordo. Todavia no estan seguros.
Assad asintio con la cabeza en el asiento del copiloto y despues miro la primera pagina del mapa del norte de Selandia. Al rato planto el dedo en medio del mapa.
– Bueno, yo los veo aqui. Isefjord y el fiordo de Roskilde. ?Aja! Pero no sabia que se unian ahi arriba, en Hundested.
– Pero bueno… -se oyo del asiento trasero-. ?Habeis pensado rastrear los dos fiordos? Que no os pase nada.
– Exacto -confirmo Carl, dirigiendole una mirada por el retrovisor-. Pero nos hemos aliado con un conocido pescador del lugar que tambien vive en Stenlose. Assad, seguro que lo recuerdas del caso del doble asesinato de Rorvig. Thomasen. El que conocia al padre de los asesinados.
– Ah, ese. Su nombre empezaba por K. El de la barriga.
– Eso es. Se llamaba Klaes. Klaes Thomasen, de la comisaria de Nykobing. Tiene un barco amarrado en Frederikssund y conoce los fiordos como la palma de su mano. Nos llevara de paseo. Aun quedan un par de horas