mas lejos aun.

Y pensando en la muerte como salida cada vez mas probable a todo aquello, se imagino el arma con que la sed y el hambre apuntarian hacia ella. La muerte lenta en la que el cuerpo se cortocircuita poco a poco cuando los reles del instinto de supervivencia van saltando uno a uno. El sueno definitivo, aletargado, que finalmente la liberaria.

No habra muchos que me echen de menos, penso. Uffe si. Uffe seguro que la echaria de menos. Pobrecito Uffe. Pero ella nunca dejaba que nadie, aparte de el, se le acercara. Se recluia y dejaba a todos los demas fuera.

Trato energicamente de contener las lagrimas, sin conseguirlo. ?Aquello era lo que tenia la vida para ofrecerle? ?Iba a terminar todo? ?Sin hijos, sin felicidad, sin haber podido realizar muchas de las cosas con las que habia sonado los anos que paso sola con Uffe? ?Sin haber podido cumplir la obligacion que contrajo cuando murieron sus padres?

Era una sensacion amarga y triste, de interminable soledad. Por eso oyo como sollozaba quedamente.

Durante mucho tiempo aquella sensacion y la impresion de que Uffe estaba solo en el mundo le parecio lo mas terrible que podia pasarle a ella. Durante mucho tiempo aquella impresion la invadio por completo. Iba a morir sola, como un animal. Sin registrar y en silencio, y Uffe y los demas tendrian que seguir viviendo sin saberlo. Y cuando ya no le quedaban fuerzas ni para llorar, se dio cuenta de que tal vez no habia terminado todo. La situacion aun podia empeorar. La muerte podia ser cruel. Tal vez estuviera expuesta a un destino tan espantoso que la muerte fuera una liberacion. Antes podia sufrir dolores y bestialidades sin cuento. Peores cosas se oian. Explotacion, violacion y tortura. Tal vez habia en aquel momento miradas posadas en ella. Camaras con sensores infrarrojos que la seguian tras el cristal. Ojos que la querian mal. Oidos que escuchaban.

Miro hacia los cristales y trato de mostrarse tranquila.

– Por favor, tened piedad de mi -susurro en voz baja en medio de la oscuridad.

Capitulo 15

2007

Se supone que el Peugeot 607 es un vehiculo bastante silencioso, pero nadie lo diria viendo a Assad aparcar bruscamente frente a la ventana del dormitorio de Carl.

– Impetuoso -gruno Jesper, mirando por la ventana. Carl no recordaba cuando fue la ultima vez que su hijo postizo habia dicho una palabra asi de larga tan temprano. Pero acertaba de lleno.

«Te he dejado un mensaje de Vigga» fue lo ultimo que le dijo Morten Holland antes de que Carl saliera por la puerta. No iba a leer ningun mensaje de Vigga. La perspectiva de una invitacion a inspeccionar la galeria en compania de un pintor de brocha gorda y con toda probabilidad caderas estrechas de nombre Hugin no era exactamente lo que mas le apetecia en aquel momento.

– Hola -lo saludo Assad, apoyado en la puerta delantera. Llevaba puesto un gorro de piel de camello de origen desconocido, y parecia cualquier cosa menos un chofer privado de la policia, si es que existia un cargo asi.

Carl miro al cielo. Estaba despejado y azul claro, y la temperatura era muy razonable.

– Se exactamente donde esta Egely -continuo Assad, senalando el GPS, cuando Carl se sento en el asiento del copiloto.

Carl miro cansado la imagen de la pantalla. El punto de destino estaba marcado en una carretera que estaba a una distancia tan conveniente del fiordo de Roskilde que los habitantes de la residencia no podian caer en el, pero lo bastante cerca para que el encargado tuviera una vista de las maravillas del norte de Selandia con solo alzar la mirada. Las instituciones para pacientes con trastornos mentales solian estar en lugares asi. ?Para provecho de quien?

Assad arranco el coche, metio la marcha atras, acelero a tope para salir de Magnolievangen y no se detuvo hasta que la parte trasera del coche estuvo medio subida al borde de la calzada, en el lado opuesto de Ronneholt Parkvej. Antes de que Carl pudiera reaccionar Assad ya habia manejado la palanca de cambios y conducia a noventa kilometros por hora donde no se podia ir a mas de cincuenta.

– ?Para, joder! -grito Carl justo antes de que enfilaran hacia el repecho de la rotonda al final de la carretera. Pero Assad se limito a mirarlo socarron como un taxista de Beirut, giro bruscamente a la derecha y ya estaban camino de la autopista.

– No esta mal, ?eh? -bramo Assad, acelerando por la rampa de acceso.

Carl penso en bajarle la gorra hasta tapar aquel rostro extasiado. Puede que asi condujera con mas cuidado.

Egely era un edificio encalado que expresaba a la perfeccion su finalidad. Nadie ingresaba alli por propia voluntad, y nadie volvia a salir sin mas. Se veia claramente que aquel no era un lugar para terapias ocupacionales ni musicales. Era gente adinerada y decente la que ingresaba alli a sus familiares delicados.

Asistencia privada, justo lo que impulsaba el Gobierno.

El despacho del encargado cuadraba con la impresion general, y el encargado, una persona seria, huesuda y palida, estaba como disenado para aquel interior.

– La estancia de Uffe Lynggaard se sufraga con los intereses de los fondos depositados en la Fundacion Lynggaard -respondio el hombre a la pregunta de Carl.

Carl miro la estanteria del encargado. Habia muchas carpetas en las que ponia algo de fundacion.

– Vaya. ?Y como se creo la fundacion?

– Con la herencia de los padres, que fallecieron en el accidente de coche en el que Uffe Lynggaard quedo invalido. Y con la herencia de su hermana, naturalmente.

– Era parlamentaria, o sea que tampoco tendria mucho, ?no?

– No, pero la venta de la casa aporto dos millones cuando gracias a Dios por fin la declararon judicialmente fallecida no hace mucho tiempo. En este momento habra en total cerca de veintidos millones de coronas en la fundacion, pero eso ya lo sabia, ?verdad?

Carl lanzo un debil silbido. No lo sabia.

– Veintidos millones a un interes del cinco por ciento. Deberia haber suficiente para pagar la estancia de Uffe.

– Si, cubre los gastos, una vez pagados los impuestos.

Carl lo miro de reojo.

– ?Y Uffe no ha dicho nada sobre la desaparicion de su hermana desde que ingreso?

– No, no ha dicho nada desde el accidente de coche, que yo sepa.

– ?Hacen aqui algo para ayudarlo a recuperarse?

El encargado se quito las gafas y lo miro por debajo de sus pobladas cejas. Se habia izado la bandera de la seriedad.

– Lynggaard ha sido examinado a diestro y siniestro. Tiene tejido cicatrizante debido a la hemorragia en el centro del habla del cerebro, ya de por si suficiente explicacion para su mutismo, pero ademas tiene tambien profundos traumas del accidente. La muerte de sus padres, las lesiones. Estaba muy maltrecho, ?lo sabia?

– Si, ya he leido el informe -asintio Carl. No era verdad, pero Assad si que lo habia leido, y no habia parado de hablar mientras circulaban a toda pastilla por las carreteras secundarias del norte de Selandia-. Paso cinco meses en el hospital, con grandes hemorragias internas en el higado, el bazo y el tejido pulmonar, y tambien con trastornos visuales.

El encargado asintio levemente con la cabeza.

– En efecto. En su historial medico pone que Uffe estuvo varias semanas sin poder ver. Las hemorragias de su retina eran generalizadas.

– Y ?ahora? ?Funciona como es debido, a nivel fisiologico?

– Todo parece indicarlo. Es un joven vigoroso.

– Treinta y cuatro anos. O sea que lleva veintiun anos en ese estado.

El hombre paliducho volvio a asentir con la cabeza.

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