El hombre sacudio la cabeza.

– No quedo nada -respondio senalando la sala con un amplio movimiento del brazo-. Habia muebles, nada especial, y tampoco habia gran cosa en los cajones, aparte de articulos de oficina y unos pocos recuerdos. Colecciones de cromos, unas pocas fotos y cosas asi. Creo que eran personas bastante corrientes.

– ?Y los vecinos? ?Conocian a los Lynggaard?

– Bueno, no tenemos mucho trato con los vecinos, pero tampoco llevan tanto tiempo viviendo aqui. Creo que han vuelto a Dinamarca del extranjero. Pero no creo que los Lynggaard tratasen con la gente de aqui. Muchos no tenian ni idea de que ella tuviera un hermano.

– O sea, ?que no saben de nadie de los alrededores que los conociera?

– Si, si. Helle Andersen. Cuidaba del hermano.

– Era la asistenta -confirmo Assad-. La policia la interrogo, pero no sabia nada. Pero llego una carta. O sea, para Merete Lynggaard. La vispera de que se ahogara. Fue la asistenta la que la recibio.

Carl arqueo las cejas. Iba a tener que leer el punetero expediente concienzudamente.

– Assad, ?la policia encontro la carta?

Este sacudio la cabeza.

Carl se volvio hacia el anfitrion.

– Esa Helle Andersen ?vive en la ciudad?

– No, en Holtung, al otro lado de Gjordslev. Pero llegara dentro de diez minutos.

– ?Aqui?

– Si, mi marido esta enfermo -aclaro, mirando al suelo-. Gravemente enfermo. Y ella suele venir a ayudar.

La fortuna sonrie a los locos, penso Carl, y pidio al hombre que le ensenara la vivienda.

La casa estaba atiborrada de muebles curiosos y cuadros con macizos marcos dorados. Lo acumulado inevitablemente durante una vida entre casas de subastas. Aparte de eso, la cocina era nueva, todas las paredes estaban pintadas y los suelos acuchillados. Si quedaba algo de la epoca de Merete Lynggaard, solo podian ser los pececillos de plata que correteaban por el suelo oscuro del cuarto de bano.

– Si, hombre, Uffe era un encanto.

Un rostro rechoncho con ojeras y unas mejillas rollizas y rubicundas eran las marcas personales de Helle Andersen. El resto de su cuerpo estaba cubierto por una bata azul claro de un tamano que costaria encontrar en la tienda de ropa local.

– Era un disparate pensar que pudiera haberle hecho algo a su hermana, ya se lo dije a la policia. Que era una pista completamente equivocada.

– Pero hay testigos que lo vieron pegar a su hermana -replico Carl.

– A veces perdia un poco los estribos. Pero no era nada grave.

– Pero es tan fuerte que quiza habria podido empujarla al agua sin querer.

Helle Andersen levanto la mirada al cielo.

– ?Que va! Uffe era un buenazo. Podia entristecerse hasta hacer que tambien tu te entristecieras, pero ocurria muy pocas veces.

– ?Le preparabas la comida?

– Hacia de todo. Para que estuviera listo cuando Merete llegara a casa.

– Y a ella, ?no la veias tan a menudo?

– De vez en cuando.

– Pero no los dias anteriores a su muerte, ?verdad?

– Bueno, si, una de las noches cuide de Uffe. Entonces se puso triste, tal como ya he explicado, y tuve que llamar a Merete para que volviera a casa, y es lo que hizo. Si, aquel dia si le dio fuerte.

– ?Ocurrio algo especial aquella tarde-noche?

– Solo que Merete no volvio a casa a las seis, como acostumbraba, y eso no le gusto a Uffe. No comprendia que era algo que ya habiamos hablado.

– ?Era una parlamentaria! Eso ocurriria muchas veces, ?no?

– No crea. Solamente de cuando en cuando, si estaba de viaje. Y en esos casos solia ser una noche, o dos a lo sumo.

– Entonces, ?estaba de viaje aquella noche?

Assad sacudio la cabeza. Joder, que irritante era que supiera tanto.

– No, habia estado cenando fuera.

– Vaya. ?Y sabes con quien?

– No, nadie lo sabe.

– ?Eso tambien esta en el informe, o que?

Assad asintio en silencio.

– Sos Norup, su nueva secretaria, la vio escribir el nombre del restaurante en su agenda. Y algunos de los que estaban en el restaurante la recordaban. Pero no con quien estaba.

Estaba claro que iba a tener que empollar aquel informe cuanto antes.

– ?Como se llamaba el restaurante, Assad?

– Parece ser que Cafe Bankerat. Algo asi.

Carl se volvio hacia la asistenta.

– ?Sabes si era una cita? ?Un novio?

En una mejilla de la mujer aparecio un profundo hoyuelo.

– Es posible. Pero ella no dijo nada de eso.

– ?Y tampoco dijo nada al volver a casa? Despues de haber llamado tu, quiero decir.

– No, yo me fui. Es que Uffe estaba muy disgustado.

Se oyo un tintineo, y el actual dueno de la casa entro en la estancia con aire solemne, como si la bandeja que ofrecia con elegancia contuviera todos los secretos de la gastronomia.

– Son caseros -fue su unico comentario mientras depositaba la fuente con una especie de flanes minusculos sobre bandejitas de papel de plata.

Aquello le evocaba recuerdos de una infancia desaparecida. No buenos recuerdos, pero aun asi recuerdos.

El anfitrion repartio los pasteles entre ellos, y Assad mostro enseguida que le gustaba el ceremonial.

– Helle, en el informe pone que te entregaron una carta la vispera de que Merete Lynggaard desapareciera. ?Podrias describirla con mas detalle? -pregunto Carl. Seguramente estaria en el informe del interrogatorio, pero la asistenta tendria que volver a repetirlo.

– Era un sobre amarillo, como apergaminado.

– ?De que tamano?

La asistenta gesticulo con las manos. De tamano cuartilla.

– ?Habia algo escrito? ?Un sello, un nombre?

– No ponia nada.

– ?Y quien lo trajo? ?Conocias a la persona en cuestion?

– No, en absoluto. Llamaron a la puerta y habia un hombre fuera que me dio la carta.

– Algo extrano, ?no? Normalmente las cartas llegan con el correo.

La asistenta le dio un ligero empujon de familiaridad.

– Aqui tambien tenemos cartero, ?que se cree? Pero la carta la entregaron mas tarde. Ocurrio en mitad de las noticias.

– ?A las doce del mediodia?

La asistenta asintio en silencio.

– Me la dio sin mas y se marcho.

– ?No dijo nada?

– Si, dijo que era para Merete Lynggaard, nada mas.

– ?Por que no la metio en el buzon?

– Creo que tenia prisa. Puede que temiera que Merete no la viera en cuanto llegara a casa.

– Bueno, pero Merete Lynggaard debia de saber quien la trajo. ?Que dijo sobre eso?

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