planeado, la llegada de Annelise Kvist probablemente lo habria frustrado.

– ?Por que atraviesa Annelise Kvist el parque? ?No iba en bici? ?De donde venia? -pregunto uno de los novatos. No sabia que cuando Bak llevaba el timon las preguntas se dejaban para el final.

Bak replico con una mirada agria.

– Volvia de la casa de una amiga, y se le pincho una rueda. Por eso atraveso el parque tirando de la bici. Sabemos que la persona que vio debia de ser el asesino, porque en el lugar del crimen solo habia dos tipos de huellas de zapatos. Hemos trabajado duro para analizar la situacion de Annelise Kvist, a fin de encontrar puntos oscuros en su vida. Algo que pudiera explicar su proceder cuando empezamos a interrogarla. Ahora sabemos que en otra epoca estuvo vinculada a bandas de moteros, pero tambien sabemos con bastante seguridad que no es en esos ambientes donde debemos encontrar al asesino.

»La victima era hermano de uno de los moteros mas activos de la zona de Valby, Carlo Brandt, y estaba bien considerada, aunque solia pasar algo de droga por su cuenta. Tambien sabemos ahora, por declaraciones de Carlo Brandt, que la victima conocio a Annelise Kvist, sin duda intimamente, en algun momento. Tambien investigamos eso. La conclusion, desde luego, es que segun todos los indicios conocia tanto al asesino como a la victima.

»En cuanto al miedo de la testigo, su madre nos ha reconocido que Annelise ha sido anteriormente victima de agresiones, aunque no tan extremas, golpes, amenazas, cosas asi, pero que Annelise estaba muy afectada por ello. La madre cree que su hija se lo ha buscado porque ha andado mucho en ambientes de bares y no se fija en quien se lleva a casa, pero entendemos que las costumbres sexuales y sociales de Annelise Kvist no son muy diferentes de las de la mayoria de las mujeres jovenes.

»El descubrimiento de la oreja en el retrete de Annelise nos dice que el asesino sabe quien es y donde vive, pero, como sabeis, aun no hemos conseguido sacarle quien es.

»Han llevado a sus hijas a casa de unos familiares al sur de Copenhague, y eso ha ablandado un poco a Annelise. Ya no cabe duda de que estaba bajo el influjo de las drogas en el momento en que suponemos que intento suicidarse. Los analisis revelan que en su estomago habia un sinfin de sustancias euforizantes en forma de pastillas.

Carl habia estado con los ojos cerrados la mayor parte del tiempo. El mero hecho de ver a Bak repasar casos de aquel modo tan intrincado y pausado le hacia hervir la sangre, pasaba de mirar. ?Y por que habia de hacerlo? Aquel asunto no iba con el. Tenia su silla en el sotano, era lo unico que no debia olvidar. El jefe de Homicidios lo habia hecho subir para darle una palmada en el hombro por haber hecho avanzar el caso. Eso era todo. Ya se guardaria de darles mas opiniones.

– No hemos encontrado el frasco de las pastillas, lo que indica que son pastillas que alguien, probablemente el propio asesino, le llevo a granel y la obligo a tragar -anadio Bak.

Vaya, si hasta era capaz de sacar conclusiones.

– De manera que, segun todos los indicios, se trata de un intento frustrado de asesinato. La amenaza de matar a sus hijas ha hecho que este callada -continuo Bak.

En ese momento intervino Marcus Jacobsen. Vio que los novatos estaban deseando hacer preguntas. Mas valia irlas respondiendo.

– Annelise Kvist, su madre y sus hijas tendran la proteccion que exige el caso -intervino-. Para empezar, la llevaremos con ellas, y ya haremos que hable despues. Mientras tanto pondremos sobre aviso a la Brigada de Estupefacientes. Tengo entendido que tenia un monton de THC sintetico en la sangre, posiblemente Marinol, que es la marca mas conocida de cannabis en pastillas. No se suelen ver a menudo en los circulos de camellos, o sea que vamos a ver donde pueden conseguirse en la zona. Tengo entendido que tambien encontraron restos de cristal de anfetamina y metilfenidato. Un coctel muy atipico.

Carl sacudio la cabeza. Si, era sin duda un asesino polifacetico. Corta el cuello de modo violento a una victima en un parque y hace tragar pausadamente pastillas a otra. ?Por que no podian esperar sus companeros a que la tia lo soltase sin mas? Abrio los ojos y se encontro de frente la mirada del jefe de Homicidios.

– Sacudes la cabeza, Carl. ?Tienes alguna propuesta mejor? ?Hay alguna sugerencia que nos impulse en la investigacion? -pregunto Marcus, sonriendo. Fue el unico de la sala que sonrio.

– Yo solo se que si comes THC vomitas si antes te han metido un monton de cosas raras. Es decir, que el tio que la obligo a tragar las pastillas hizo bien su trabajo, ya lo creo. ?Por que no esperais a que la propia Annelise Kvist os cuente lo que vio? Un par de dias arriba o abajo no tiene importancia. Tenemos otras cosas de las que ocuparnos -concluyo, mirando a sus companeros-. Por lo menos, yo.

Las secretarias estaban atareadas, como siempre. Lis estaba tras su ordenador con los auriculares puestos, golpeando las teclas como el bateria de un grupo de rock. Estuvo buscando una secretaria nueva, morena, pero ninguna encajaba en la descripcion de Assad. Solo la companera de Lis, la famosa equivalente del secretariado de «Ilsa la loba de las SS», llamada entre sus companeros senora Sorensen, podia pretender razonablemente tener el pelo de ese color. Carl entorno los ojos. Puede que Assad viera en aquel rostro avinagrado algo que nadie mas veia.

– Necesitamos una fotocopiadora como Dios manda, Lis -dijo Carl cuando esta, con una amplia sonrisa, dejo de golpear el teclado-. ?Puedes conseguirla esta tarde? Ya se que les sobra una en el Centro de Investigacion Nacional. Ni la han desembalado.

– Vere lo que puedo hacer, Carl -respondio Lis. Un problema menos.

– Tengo que hablar con Marcus Jacobsen -oyo decir a una voz delicada junto a el. Se volvio y vio frente a si una mujer que no habia visto nunca. De ojos castanos. Los ojos castanos mas increiblemente deliciosos que habia visto en su vida. Carl sintio mariposas en el estomago. Entonces la mujer se volvio hacia las secretarias.

– ?Eres Mona Ibsen? -pregunto la senora Sorensen.

– Si.

– Te esperan.

Las dos mujeres se sonrieron mutuamente y Mona Ibsen retrocedio un poco mientras la senora Sorensen se levantaba para mostrarle el camino. Carl apreto los labios y la vio desaparecer por el pasillo. Llevaba un abrigo de pieles, bastante cortito, lo suficiente para dejar visible la parte baja del culo. Encantadora, pero no era precisamente joven, a juzgar por las formas. ?Por que diablos no habia visto nada de su cara, aparte de los ojos?

– ?Mona Ibsen? ?Quien es? -pregunto a Lis con tono despreocupado-. ?Tiene que ver con el asesinato del ciclista?

– Que va, es nuestra nueva psicologa. En adelante va a estar adscrita a todos los departamentos de Jefatura.

– Ah, ?si? -replico Carl, y hasta el se dio cuenta de que habia dicho una memez.

Reprimio la sensacion del diafragma, subio al despacho de Jacobsen y abrio la puerta sin llamar. Si le iban a echar una bronca, que fuera al menos por una buena causa.

– Perdona, Marcus -se disculpo-. No sabia que tuvieras visita.

Ella estaba sentada de lado, y la suave piel y las arrugas de la comisura de los labios expresaban mas satisfaccion que tedio.

– Puedo volver luego, perdona la interrupcion.

La mujer giro el rostro hacia el ante el sumiso tono cortes. Su boca destacaba. El labio superior era carnoso. Habia pasado claramente los cincuenta y le sonreia levemente. Joder, las rodillas se le volvieron como gelatina.

– ?Que querias, Carl? -quiso saber Marcus.

– Solo queria decir que creo que teneis que preguntarle a Annelise Kvist si ha tenido relaciones tambien con el asesino.

– Ya lo hemos hecho, Carl. No las ha tenido.

– No, ?verdad? Pues entonces creo que teneis que preguntarle a que se dedica el asesino. No quien es, sino a que se dedica.

– Ya se lo hemos preguntado, claro, pero no dice nada. ?Te refieres a que podrian tener una relacion laboral?

– Puede que si, puede que no. Pero creo que de alguna manera depende del hombre por su profesion.

Jacobsen asintio con la cabeza. Eso lo harian cuando hubieran depositado a la testigo y a su familia en un

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