– ?Me estas diciendo que tuvo la regla justo antes de desaparecer?
– Si, la semana anterior. La teniamos a la vez durante el tiempo en que estuve alli.
Carl asintio en silencio. La secretaria debia de saberlo.
– ?Sabes si tenia algun novio?
– Me han preguntado lo mismo cientos de veces ya.
– Refrescame la memoria.
Sos Norup cogio un cigarrillo y le dio golpecitos contra la mesa.
– Todos los hombres se quedaban mirandola, como si quisieran cepillarsela al instante. ?Como voy a saber si alguno de ellos estaba liado con ella?
– En el informe pone que recibio un telegrama de San Valentin. ?Sabias que era de Tage Baggesen?
La chica encendio el cigarrillo y desaparecio en una neblina azulada.
– En absoluto.
– ?Y no sabes si habia algo entre ellos?
– ?Si habia algo entre ellos? Han pasado cinco anos, no lo olvide -repuso, echandole el humo a la cara, cosa que fue recibida con una sonrisa ironica por su companera.
Carl retiro un poco la cabeza.
– Escucha. Voy a abrirme dentro de cuatro minutos. Pero mientras tanto, hagamos como que queremos ayudarnos mutuamente, ?vale? -dijo mirando a los ojos a Sos Norup, que aun trataba de ocultar su amargura tras una mirada hostil-. Voy a llamarte Sos, ?vale? Normalmente me dirijo por su nombre de pila a las personas con quienes comparto cigarrillos.
Sos reposo en el regazo la mano que sujetaba el cigarrillo.
– O sea, que voy a preguntarte, Sos. ?Sabes de algun incidente justo antes de la desaparicion de Merete Lynggaard que nosotros debieramos saber? Voy a enumerar unos cuantos, puedes pararme cuando quieras - declaro con un movimiento de cabeza que no fue correspondido-. ?Conversaciones por telefono de caracter privado? ?Post-it depositados en su mesa? ?Gente que la abordara sin fines profesionales? ?Cajas de bombones, flores, nuevas sortijas en su mano? ?Se ruborizaba cuando se quedaba mirando ante si? ?Sucedio algo con su concentracion los ultimos dias?
Miro a la zombi que tenia delante. Sus labios incoloros no se habian movido ni un milimetro. Otro callejon sin salida.
– ?Cambio su comportamiento, volvia antes a casa, desaparecia del salon de plenos para llamar por el movil en los pasillos? ?Llegaba mas tarde por la manana?
Volvio a mirarla asintiendo enfaticamente con la cabeza, como si aquello pudiera despertarla de entre los muertos.
Sos dio otra calada al cigarrillo y aplasto la colilla en el cenicero.
– ?Ha terminado? -pregunto.
Carl suspiro. ?Se acabo! Que otra cosa podia esperarse de aquella mema.
– Si, he terminado.
– Bien -repuso Sos y levanto la cabeza. Por un instante parecio ser una mujer con cierta dignidad-. Ya le conte a la policia lo del telegrama, y que iba a cenar con alguien en el Cafe Bankerat. La vi escribiendolo en su agenda. No se con quien iba a cenar, pero desde luego sus mejillas se ruborizaron.
– ?Quien podia ser?
Ella se alzo de hombros.
– ?Tage Baggesen? -sugirio Carl.
– Si, cualquiera. Conocia a mucha gente en Christiansborg. Habia tambien un hombre de una delegacion que parecia interesado. Muchos lo estaban.
– ?De una delegacion? ?Cuando fue eso?
– No mucho antes de que desapareciera.
– ?Recuerdas como se llamaba?
– ?Despues de cinco anos? No, desde luego que no.
– ?Que delegacion era?
Ella lo miro cabreada.
– Tenia que ver con investigaciones sobre defensa inmunologica. Pero antes me ha interrumpido -replico Sos-. Si, Merete Lynggaard recibia tambien flores. No cabia duda de que tenia una relacion personal con alguien. No se en que consistia exactamente, pero todo eso ya se lo he dicho a la policia.
Carl se rasco la nuca. ?Donde constaba aquello?
– ?A quien se lo dijiste, si puede saberse?
– No lo recuerdo.
– No seria a Borge Bak, de la Brigada Movil, ?verdad?
La mujer lo senalo con el indice. El dedo decia: bingo.
El jodido de Bak. ?Haria siempre un descarte asi de la informacion cuando escribia un informe?
Miro a la companera de celda que habia elegido Sos Norup. No prodigaba las sonrisas, no. En aquel momento solo esperaba a que el desapareciera.
Carl saludo con la cabeza a Sos Norup y se levanto. Entre los miradores habia colgados varios retratos diminutos en color, asi como un par de fotografias grandes en blanco y negro de sus padres tomadas en tiempos mejores. Seguramente serian guapos en aquella epoca, pero con las rayas y los tachones que Sos habia hecho en todos los rostros de las fotos era dificil de apreciar. Carl se inclino hacia los minusculos marcos de foto y reconocio una de las muchas imagenes de prensa de Merete Lynggaard por su ropa y su postura. Tambien ella habia perdido la mayor parte de la cara en una trama de rayas. O sea que Sos Norup coleccionaba imagenes de personas odiadas. Quiza consiguiera tambien el un lugar alli, siempre que se esmerase.
Borge Bak estaba por una vez solo en su despacho. Su chaqueta de cuero estaba arrugadisima ya. Senal indiscutible de que trabajaba aplicadamente dia y noche.
– ?No te tengo dicho que no entres sin llamar, Carl? -protesto, golpeando la mesa con el bloc de notas y dirigiendole una mirada furiosa.
– La has cagado, Borge -repuso Carl.
Fuera por el uso del nombre de pila o por la acusacion, la reaccion fue evidente. De repente, todas las arrugas de la frente de Bak se pusieron verticales.
– Merete Lynggaard recibio unas flores un par de dias antes de su muerte, cosa que por lo que he oido nunca ocurria.
– ?Y que? -la mirada de Bak no podia ser mas condescendiente.
– Buscamos a alguien que puede haber cometido un asesinato, ?no te has dado cuenta? Un amante podria ser un sospechoso razonable.
– Se investigo todo.
– Pero en el informe no esta todo.
Bak alzo los hombros forzadamente.
– Relajate, Carl. No eres el mas indicado para hablar del trabajo de otros. Los demas nos rompemos los cuernos currando mientras tu calientas una silla. ?Crees que no lo se? Escribo en los informes lo que me parece importante, y ya esta -replico, arrojando el cuaderno sobre la mesa.
– No escribiste que una asistenta social llamada Karin Mortensen observo a Uffe Lynggaard entretenido en un juego que sugeria que recordaba el accidente. Tal vez pueda recordar tambien algo del dia en que Merete Lynggaard desaparecio, pero todo parece indicar que no seguisteis esa pista.
– Karen Mortensen. Se llamaba Karen, Carl. No hay mas que oirte. No vas a darme tu lecciones de minuciosidad.
– Entonces, ?te das cuenta de lo que podria significar esa informacion de Karen Mortensen?
– Calla, hombre. Lo comprobamos, ?vale? Uffe no recordaba ni hostias. Estaba de la olla.
– Merete Lynggaard conocio a un hombre pocos dias antes de morir. Vino con una delegacion que investigaba las relaciones de defensa inmunitaria. Tampoco escribiste nada de eso en el informe.
– No, pero lo investigamos.
– Ya sabes que la abordo un hombre, y que habia buena quimica entre ellos. Al menos es lo que dice que te