cuantos vales para volar gratis, pero Daniel Hale debio de dejar un monton, suficientes para que toda una escuela diera la vuelta al mundo un par de veces.

– ?No habia estado con el antes de la reunion?

– No, nunca.

– Pero habria reuniones, discusiones, convenios sobre precios y esas cosas.

– Mire, para esas cosas tengo gente empleada. Me habian llegado ecos de la fama de Daniel Hale, mantuvimos un par de conversaciones telefonicas y nos pusimos en marcha. El resto de la colaboracion se llevaba a cabo entre la gente de Hale y la mia.

– Ya veo. Me gustaria hablar con alguien de la empresa que trabajara con Hale. ?Seria posible?

Bille Antvorskov aspiro tan profundamente que su dura butaca de cuero crujio.

– No se quien quedara, han pasado cinco anos. En este sector hay mucho movimiento de personal. Todos buscan nuevos retos.

– Aja.

?Aquel payaso estaba realmente reconociendo que no era capaz de retener a la gente? No era posible.

– Entonces, ?podria darme la direccion de su empresa?

Bille Antvorskov torcio el gesto. Tambien tenia gente para encargarse de esas cosas.

Aunque los edificios tenian seis anos, parecian haber sido construidos la semana anterior. Interlab, S. A. ponia con letras de un metro en un panel en medio del paisaje de surtidores frente a la zona de aparcamientos. O sea, que el chiringuito seguia funcionando incluso sin timonel.

En la recepcion examinaron la placa de Carl como si fuera algo que habia comprado en una tienda de articulos de broma, pero tras una espera de diez minutos se dirigio a el una secretaria. Carl dijo que tenia una serie de preguntas de caracter privado, y enseguida lo sacaron del vestibulo y lo llevaron a una estancia con butacas de cuero, mesas de abedul y varias vitrinas con bebidas. Sin duda era alli donde los invitados extranjeros tenian su primer encuentro con la efectividad de Interlab. Por todas partes habia muestras de la importancia del laboratorio. Premios y diplomas procedentes de todo el mundo cubrian toda una pared, y otras dos estaban ocupadas por proyectos y diagramas de la marcha del laboratorio. Solo la pared que daba a la entrada del complejo, de inspiracion japonesa, tenia ventanas por las que el sol entraba a raudales.

Por lo que parecia fue el padre de Daniel Hale quien fundo la empresa, pero a juzgar por las imagenes de la pared habian ocurrido muchas cosas desde entonces. Daniel amplio sobradamente la herencia en el corto periodo que estuvo como jefe, y era evidente que lo hizo a conciencia.

Sin duda, tambien habia recibido amor y estimulos en la direccion adecuada. En una foto aparecian padre e hijo muy juntos y sonrientes de felicidad. El padre con chaleco y chaqueta, simbolo de los viejos tiempos que estaban terminando. El hijo aun menor de edad, barbilampino y con una gran sonrisa. Totalmente dispuesto a contribuir. Sonaron pasos tras el.

– ?Que dice que queria saber? -pregunto una senora rolliza con zapatos bajos.

La mujer se presento como jefa de informacion, y en la tarjeta identificativa sujeta con un clip a su solapa ponia Aino Huurinainen. Que divertidos eran los nombres finlandeses.

– Quisiera hablar con alguien que haya colaborado estrechamente con Daniel Hale en su ultima epoca. Alguien que lo conociera bien en privado. Alguien que supiera que pensaba y con que sonaba.

La mujer lo miro como si la hubiera violado.

– ?Puede ponerme en contacto con esa persona?

– No creo que nadie lo conozca mejor que el director de ventas, Niels Bach Nielsen. Pero me temo que no va a querer hablar con usted de la vida privada de Daniel Hale.

– ?Por que no habria de querer? No tiene nada que ocultar, ?no?

Ella volvio a mirarlo como si aquello fuera una tremenda provocacion.

– Ni Daniel ni Niels tenian nada que ocultar. Pero Niels nunca se ha recuperado de la muerte de Daniel.

Carl capto el matiz.

– ?Quiere decir que eran pareja?

– Si. Niels y Daniel eran una y carne, tanto en su vida privada como en el trabajo.

Carl la miro directamente a los ojos azules sin brillo. No lo habria sorprendido si de pronto la mujer se hubiera echado a reir. Pero no lo hizo. Lo que acababa de contar no era cosa de broma.

– No lo sabia -se disculpo al cabo de un rato.

– Ya -repuso ella.

– No tendra por casualidad una foto de Daniel Hale que pueda llevarme, ?verdad?

La mujer extendio el brazo diez centimetros a su derecha y cogio un folleto que habia en una mesa baja de cristal junto a un punado de botellas de agua mineral.

– Tenga -le dijo-. Aqui hay por lo menos diez.

Consiguio hablar por telefono con Bille Antvorskov despues de sostener una discusion con su grunona secretaria.

– He escaneado una fotografia que quiero enviarle por correo electronico. ?Le importa que le dediquemos dos minutos? -pregunto Carl despues de presentarse.

Antvorskov accedio y le dio su direccion de correo electronico; Carl apreto la tecla del raton y miro la pantalla mientras se transferia el archivo.

Era una buena fotografia de Daniel Hale la que escaneo del folleto que le habia dado la jefa de informacion. Un joven rubio, delgado, probablemente bastante alto, bronceado y bien vestido en el que se habian fijado en el bar del Parlamento. No tenia ninguna pinta de ser gay, pero por lo visto tenia tambien otras inclinaciones. Camino de salir del armario como heterosexual, penso, y lo imagino aplastado y achicharrado en la carretera de Kappelev.

– Si, ya ha llegado el correo -confirmo Bille Antvorskov al otro extremo de la linea-. Ahora abro el archivo adjunto.

La pausa que siguio duro un segundo eterno.

– ?Y que quiere que haga con esto?

– ?Puede confirmar que es una fotografia de Daniel Hale? ?Es el que participo en la reunion de Christiansborg?

– ?Este? No lo he visto en mi vida.

Capitulo 26

2005

Cuando Merete cumplio los treinta y cinco volvio a encenderse el mar de luz de las lamparas fluorescentes del techo, y con el desaparecieron los rostros del otro lado de los cristales de espejo.

Esta vez no se encendieron todos los tubos tras sus armazones de vidrio. Algun dia tendran que entrar a cambiarlos, si no terminare inmersa en tinieblas eternas, penso. Siguen espiandome, no quieren prescindir de ello. Un dia entraran a cambiar los tubos. Disminuiran la presion poco a poco, y los estare esperando.

El anterior cumpleanos de Merete habian vuelto a aumentar la presion de la camara, pero eso ya no le preocupaba. Si podia soportar cuatro atmosferas, tambien podia soportar cinco. No sabia cual era el limite, pero aun faltaba mucho. Igual que el ano anterior, tuvo alucinaciones durante un par de dias. Era como si el fondo de la camara se pusiera a girar mientras el resto se veia con claridad, y estuvo cantando, sintiendose libre de preocupaciones. Su situacion actual carecia ya de importancia. La normalidad no volvio hasta dos dias mas tarde, y empezaron a pitarle los oidos. El sonido era bastante debil al principio, y Merete bostezaba para compensar la presion como podia, pero a las dos semanas el sonido era ya permanente. Un sonido sumamente claro, como el de la carta de ajuste de la television. De tono mas alto, mas limpio, pero cien veces mas irritante. Ya pasara, Merete, ya te acostumbraras a la presion. Ya veras, una manana habra desaparecido cuando despiertes. Y ya esta, se acabo, se prometio a si misma. Pero las promesas pronunciadas a causa del desconocimiento siempre

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