– Escuche -repuso, levantando la mano-: Dos o tres rollos de pelicula por cada dos dias durante dos o tres anos ?cuantas fotos dan?
– Creo que bastante mas de diez mil.
Pasada una hora, Jonas Hess habia espabilado lo suficiente, ayudado por las calorias que contiene el whisky sin rebajar, para poder acompanar a Carl sin vacilaciones hasta el laboratorio, que estaba en una pequena construccion de cemento aligerado detras de la casa.
La realidad alli era bastante diferente a la del interior de la casa. Carl habia estado en muchos laboratorios de fotografia, pero en ninguno tan pulcro y bien organizado como aquel. La diferencia entre el hombre de la casa y el hombre del laboratorio era espantosamente incomprensible.
El fotografo tiro de un cajon metalico y rebusco en el.
– Mire -dijo, tendiendole una carpeta donde ponia «Merete Lynggaard: 13/11/2001 – 1/3/2002»-. Son los ultimos negativos que tengo de ella.
Carl abrio por detras la carpeta de negativos. Cada funda de plastico contenia los negativos de una pelicula, pero en la ultima funda solo habia cinco instantaneas. La fecha aparecia escrita con buena letra. Ponia «1/3/2002, ML».
– ?Le hiciste fotos la vispera de su desaparicion?
– Si. Nada de particular. Unas instantaneas en el patio de entrada al Parlamento. Solia estar esperando en la puerta de entrada.
– ?Esperandola a ella?
– No solo a ella. A todos los parlamentarios. Si yo le contara las divertidas constelaciones que he visto en esa escalera… Solo tienes que esperar, y un buen dia aparece.
– Pero ya veo que lo divertido no llego aquel dia -replico Carl. Saco la funda de plastico de la carpeta y la coloco sobre la caja luminosa. O sea que las fotos estaban hechas el viernes antes de que Merete volviera a casa. La vispera de su desaparicion.
Se acerco mas a los negativos.
Si, saltaba a la vista. Llevaba el maletin bajo el brazo.
Carl sacudio la cabeza. Increible. Habia tenido suerte a la primera. En aquel negativo estaba la prueba, blanco sobre negro. Merete se habia llevado el maletin a casa. Un viejo maletin gastado, con desgarron y todo.
– ?Puedes dejarme este negativo?
El fotografo tomo otro trago y se seco los labios.
– No dejo prestados los negativos. Ni siquiera los vendo. Pero podemos hacer una copia, lo escaneo y punto. No hace falta que la calidad sea excelente -declaro, aspirando y gargajeando un poco al reir.
– Seria magnifico tener una copia. Puedes mandar la factura a mi departamento -propuso Carl, dandole una tarjeta.
El tipo miro los negativos.
– No hace falta. Aquel dia no hubo nada especial. Pero con Merete Lynggaard generalmente no solia haber nada especial. Solo si hacia frio en verano y se le adivinaban los pezones debajo de la blusa. Esas fotos me las pagaban bastante bien.
Volvio a sonar la risa gargajeante mientras se dirigia a un pequeno frigorifico rojo en equilibrio inestable entre dos bidones de productos quimicos. Cogio una botella de cerveza y debio de intentar ofrecer, pero para cuando Carl reacciono el contenido habia desaparecido.
– Porque la exclusiva era poder hacerle una foto con algun amante, ?sabe? -anadio, mientras buscaba algo que meterse entre pecho y espalda-. Crei haberlo conseguido unos dias antes.
Cerro el frigorifico de un portazo y estuvo hojeando un poco en la carpeta.
– Ah, si, tambien estan estas de Merete discutiendo fuera del salon de plenos con un par de miembros del Partido Danes. He hecho copias de contacto de esos negativos.
Se echo a reir.
– Bueno, no saque la foto por la discusion, sino por la que esta detras -aclaro, senalando a una persona que estaba cerca de Merete-. Puede que no se vea bien en este tamano, pero deberia ver como queda al ampliarla. Esa nueva secretaria estaba completamente enamorada de Merete Lynggaard.
Carl se inclino hacia la foto. No cabia duda, era Sos Norup. Su expresion era totalmente distinta a la que habia mostrado en su cueva de dragon de Valby.
– No tengo ni puta idea de si habia algo entre ellas o si solo era cosa de la secretaria. ?Pero que cojones! A saber si esta foto en algun momento habria dado dinero -dijo. Despues paso a la siguiente pagina de negativos y, colocando un dedo humedo en medio de la hoja, exclamo-: ?Aqui esta! Ya sabia que fue el 25 de febrero, porque es el cumpleanos de mi hermana. Pense que podria comprarle un buen regalo si la foto resultaba ser una mina de oro. Aqui esta.
Saco la funda de plastico y la coloco sobre la caja luminosa.
– Estas son las fotos que decia. Esta hablando con un pavo en las escalinatas del Parlamento.
Despues senalo una foto de la primera tira.
– Mire esta imagen. Parece estar afectada. Hay algo en su mirada que dice que esta incomoda -anadio, pasando una lupa a Carl.
?Como diablos podia verse algo asi en un negativo? ?Pero si sus ojos no eran mas que un par de manchas blancas!
– Me vio sacando fotos, asi que me largue. Creo que nunca me vio la cara. Despues intente hacerle una foto al hombre, pero no pude sacarlo de frente, porque salio por el otro lado del patio, hacia el puente, pero por lo visto no era mas que un tipo que pasaba por casualidad y la abordo. Muchos lo intentaban, si tenian la oportunidad.
– ?Tienes copias de contacto de esa serie?
El fotografo reprimio un par de arcadas acidas y parecio que la garganta le ardiera por dentro.
– ?Copias de contacto? Enseguida las hago, si mientras tanto baja a la tienda a por un par de birras.
Carl asintio en silencio.
– Pero antes tengo una pregunta. Si estabas tan interesado en conseguir una foto de Merete Lynggaard con un amante, tambien sacarias fotos en su casa de Stevns, ?no?
El fotografo no alzo la vista, y siguio examinando con detenimiento las fotos anteriores.
– Pues claro. Estuve alli montones de veces.
– Hay algo que no entiendo. Entonces tienes que haberla visto junto a su hermano impedido, Uffe, ?no?
– Si, hombre, muchas veces -admitio, mientras marcaba con una cruz uno de los negativos-. Aqui hay una buena foto de ella y ese tipo. Puedo darle una copia. Tal vez sepa usted quien es. Y despues puede decirmelo, ?verdad?
Carl volvio a asentir con la cabeza.
– Pero ?por que no sacaste alguna buena foto de ella junto a Uffe, para que todo el mundo supiera por que tenia siempre tanta prisa por salir de Christiansborg?
– No lo hice porque tambien yo tengo a alguien impedido en mi familia. Mi hermana es minusvalida.
– Pero tu vives de sacar esas fotos.
El fotografo le dirigio una mirada apagada. Si Carl no iba a por las birras ahora, se quedaria sin las copias.
– Escuche -respondio el hombre, mirando a Carl a los ojos-. Aunque uno sea una mierda, aun le queda algo de dignidad. ?Y a usted?
Desde la estacion de Allerod camino por la calle peatonal y constato cabreado que el paisaje urbano parecia cada vez mas mediocre. Los bloques de cemento, camuflados de viviendas de lujo, se acercaban cada vez mas al hipermercado, y pronto desaparecerian tambien las viejas casitas entranables del otro lado de la calle. Lo que antes era un iman para la mirada era ahora un tunel de cemento adornado. Unos anos antes lo habria defendido, pero ahora habia llegado hasta su ciudad. Lo hizo Erhardt Jakobsen en Bagsvasrd, Urban Hansen en Copenhague y sabe dios que ricachon en Charlottenlund. El entranable e impagable paisaje urbano estaba destrozado. Los alcaldes y concejales con mal gusto campaban a sus anchas. La prueba irrefutable eran los monumentos a la infamia como aquel.