accidente.
– ?Quieres decir que se ahogo en alcohol a causa del accidente?
– Si. A causa del estres posdramatico.
– Se dice postraumatico, Assad.
Carl tamborileo con los dedos sobre el borde de la mesa y cerro los ojos. Tal vez hubiera tres personas en la carretera cuando ocurrio el choque, y entonces probablemente seria homicidio. Y si habia sido homicidio, entonces el paleto de Skaevinge tenia motivos de verdad para ahogarse en alcohol. Pero ?donde estaba la tercera persona que en apariencia se puso ante el coche de Hale, si es que habia alguien? ?Tambien se habia suicidado?
– ?Como se llamaba?
– Dennis. Dennis Knudsen. Tenia veintisiete anos cuando murio.
– ?Tienes la direccion donde vivia Dennis Knudsen? ?Tenia allegados? ?Familia?
– Si. Vivia con sus padres -respondio Assad, sonriendo-. En Damasco hay muchos de esa edad que siguen con sus padres.
Carl arqueo las cejas. No iba a tolerar a Assad mas comentarios sobre Oriente Proximo.
– Has dicho que tenias tambien una buena noticia.
En efecto, el rostro de Assad estaba a punto de reventar. De orgullo, seguramente.
– Toma -dijo, dandole una bolsa de plastico negro que tenia a sus pies.
– Bueno. ?Y que hay aqui dentro, Assad? ?Veinte kilos de semillas de sesamo?
Carl se levanto y metio la mano, y enseguida noto el asa. Sensaciones precisas le provocaron un escalofrio, y saco el objeto.
Se trataba, efectivamente, de un maletin gastado. Igual que el de la foto de Jonas Hess, tenia un gran rasguno, y no solo en la parte frontal, tambien detras.
– ?Ostras, Assad! -exclamo, sentandose con lentitud-. La agenda ?esta dentro?
Noto un hormigueo en el brazo cuando Assad asintio con la cabeza. Se sentia en posesion del Santo Grial.
Miro el maletin. Tranquilo, Carl, se dijo, soltando los cierres y levantando la tapa. Todo estaba alli. Su agenda forrada de cuero marron. Material de escritorio, su movil Siemens con su correspondiente cargador plano, notas escritas a mano en un papel cuadriculado, un par de boligrafos y un paquete de clinex. Desde luego, era el Santo Grial.
– ?Como…? -pregunto, sin mas. Y estuvo pensando si no deberian analizarlo antes los de la Policia Cientifica.
La voz de Assad sono desde muy lejos.
– Primero he estado con Helle Andersen, que no estaba en casa, pero la ha llamado su marido. Estaba acostado, se quejaba de dolor de espalda. Y al llegar ella le he ensenado la foto de Daniel Hale, pero no recordaba haberlo visto nunca.
Carl se quedo mirando la bolsa y su contenido. Paciencia, penso. En algun momento volveria al maletin.
– ?Estaba Uffe presente cuando el hombre entrego la carta? ?Te has acordado de preguntarselo? -trato de allanarle el camino.
Assad asintio con la cabeza.
– Si, dice que Uffe estuvo todo el tiempo a su lado. Debia de estar muy interesado. Solia estarlo siempre que llamaban a la puerta.
– ?Y le ha parecido que el hombre que llamo a la puerta se parecia a Hale?
Assad arrugo un poco la nariz. Una reproduccion perfecta.
– No mucho, solo un poco. El que entrego la carta igual era mas joven, algo mas moreno y algo mas masculino. Por la barbilla y los ojos y tal; pero no ha podido decir mas.
– Y entonces le has preguntado por el maletin, ?verdad?
La sonrisa de antes volvio al rostro de Assad.
– Si. La asistenta no sabia donde estaba. Lo recordaba bien, pero no sabia si Merete Lynggaard lo llevo a casa la ultima noche. Al fin y al cabo, ella no estaba aquella tarde, ?no?
– Assad, al grano. ?Donde lo has encontrado?
– Junto a la caldera de la calefaccion, en la recocina de los anticuarios.
– ?Has estado en la casa de Magleby donde los anticuarios?
Assad asintio en silencio.
– Helle Andersen me ha dicho que Merete Lynggaard hacia las cosas exactamente igual todos los dias. Se habia dado cuenta con el paso de los anos. Siempre igual. Los zapatos los dejaba en la recocina, pero antes miraba siempre por la ventana. O sea, a Uffe. Todos los dias se desvestia y metia la ropa junto a la lavadora. No porque estuviera sucia, sino porque la dejaba alli, sin mas. Y despues se ponia siempre la bata. Y ella y su hermano veian siempre el mismo video, entonces.
– ?Y que hay del maletin?
– Bueno, la asistenta no sabia nada de el, Carl. Nunca veia donde lo ponia Merete, pero pensaba, o sea, que lo dejaria en la entrada o en la recocina.
– ?Como cono has podido encontrarlo en la recocina, junto a la caldera de la calefaccion, cuando no lo encontraron entre todos los de la Brigada Movil? ?No estaba a la vista? ?Por que seguia estando alli? Me da la sensacion de que los anticuarios son muy meticulosos con la limpieza. ?Que metodo has seguido?
– Los anticuarios me han dejado a mis anchas, y entonces he repetido mentalmente los movimientos.
Golpeo la cabeza levemente con los nudillos.
– Me he quitado los zapatos y he dejado el abrigo en el colgador de la recocina. Bueno, he hecho el ademan, porque ya no hay colgador. Pero entonces he pensado que tal vez llevaba algo en las manos. Papeles en una y el maletin en la otra. Y se me ha ocurrido que no podria quitarse el abrigo sin antes dejar lo que llevaba en las manos.
– Y la caldera ?era lo mas cercano?
– Si, Carl, estaba justo al lado.
– ?Por que no llevo despues el maletin a la sala o a su despacho?
– Enseguida llego a eso, espera un poco. He mirado en la caldera, pero el maletin no estaba alli. Tampoco contaba con eso. Pero ?sabes que he visto entonces, Carl?
Carl se quedo mirandolo con atencion. Tendria que decirselo.
– He visto que entre la caldera y el techo habia por lo menos un metro de aire.
– Extraordinario -sentencio Carl con voz apagada.
– Y he pensado que no dejaria el maletin echado sobre la caldera sucia, porque habia sido de su padre y lo cuidaba.
– No te sigo.
– No lo dejo echado, Carl, lo
– Es decir, que lo puso de pie sobre la caldera, y despues se cayo detras.
La sonrisa de Assad fue suficiente respuesta.
– El rasguno del otro lado es nuevo, mira.
Carl cerro el maletin y le dio la vuelta. A el no le parecio tan nuevo.
– Le he quitado el polvo porque estaba muy sucio, o sea que puede que el rasguno este mas oscuro. Pero cuando lo he encontrado era reciente. De verdad, Carl.
– No me jodas, Assad, ?has limpiado el maletin? ?Has manipulado su contenido?
Assad seguia asintiendo con la cabeza, pero con menos entusiasmo.
– Assad -dijo Carl tras inspirar profundamente, para no decirlo con demasiada dureza-. La proxima vez que encuentres algo que es importante para algun caso, deja las pezunas en paz, ?vale?
– ?Pezunas?
– Las manos, joder. Puedes echar a perder huellas importantes cuando haces eso, ?comprendes?
Assad asintio en silencio. Sin ningun entusiasmo ya.
– Pero lo he limpiado con la manga de la camisa, sin dejar huellas.
– Vale. Buena idea, Assad. Asi que, ?crees que el segundo rasguno se ha hecho del mismo modo?
Volvio a voltear el maletin. Los dos rasgunos eran parecidisimos, por lo que el viejo rasguno no era del