– Puede que lo atrajera el dinero facil y quisiera venderlo. Puede que quisiera probar un poco. ?Si supieras lo que vemos en Jefatura…!

Al oir aquello las arrugas de la boca de la mujer se pronunciaron.

– Alguien lo engatuso, y ya se quien. Tambien lo dije entonces.

Carl saco su cuaderno.

– ?Ah, si? -dijo. El sabueso que llevaba dentro levanto la cabeza y olfateo contra el viento. Percibio algo inesperado. Y se puso alerta-. ?Quien fue?

La mujer se acerco a una pared cuyo papel pintado era sin duda el original de cuando construyeron la casa a principios de los sesenta, y descolgo una fotografia de un clavo. Su padre le hizo una parecida a Carl cuando gano una copa de natacion en Bronderslev. El documento mostraba a un padre orgulloso de lo mucho que habia aprendido su hijo. Carl calculo que Dennis tendria en la foto diez o doce anos a lo sumo; estaba elegante con su traje de piloto de kart y orgullosisimo del pequeno casco plateado que llevaba en la mano.

– Ese de ahi -senalo Camilla, senalando a un chico rubio que habia detras, con el brazo echado sobre los hombros de Dennis-. Lo llamaban Atomos, no se por que. Se conocieron en una pista de carreras. Dennis se pirraba por Atomos, y Atomos era un cabron.

– ?Siguieron manteniendo contacto despues?

– No lo se con seguridad. Creo que se separaron cuando Dennis tenia dieciseis o diecisiete anos, pero se que el ultimo ano se habian visto, porque mama siempre se quejaba.

– ?Y por que crees que ese Atomos pudo tener que ver con la muerte de tu hermano?

La mujer miro la fotografia con ojos melancolicos.

– Era un grandisimo hijo de puta que tenia el alma podrida.

– Vaya expresion mas extrana. ?Que quieres decir con eso?

– Que estaba mal de la cabeza. Dennis decia que decir eso era una tonteria, pero era verdad.

– Entonces, ?por que era tu hermano tan amigo suyo?

– Porque Atomos era siempre el que lo animaba a conducir. Ademas, era un par de anos mayor. Dennis lo admiraba.

– Tu hermano murio ahogado en su propio vomito. Habia tomado cinco pastillas y tenia una tasa de alcohol de 4,1 gramos por litro. No se cuanto pesaba, pero de todas formas habia empinado el codo de lo lindo. ?Sabes si habia alguna razon para que bebiera? Lo de beber ?era algo reciente? ?Se quedo muy deprimido despues del accidente?

La mujer lo miro con ojos tristes.

– Mis padres decian que el accidente lo afecto mucho. Dennis era fantastico al volante. Era el primer accidente en el que se vio envuelto en su vida, y ademas murio una persona.

– Segun mis informaciones, Dennis estuvo dos veces en la carcel por conduccion temeraria, o sea que tampoco seria tan fantastico.

– ?Ja! -repuso ella, mirandolo con desden-. Nunca conducia temerariamente. Cuando conducia a tope por la autopista siempre sabia cuanta calzada quedaba libre. Lo ultimo que queria era poner en peligro la vida y la seguridad de los demas.

?Cuantos delincuentes se habrian ahorrado si las familias hubieran estado atentas a tiempo? ?Cuantos idiotas se aferraban a los lazos de sangre? Carl lo habia oido miles de veces. Mi hermano, mi hijo, mi marido es inocente.

– Tienes a tu hermano en un pedestal; ?no es algo ingenuo por tu parte?

La mujer lo asio por la muneca y acerco tanto su cara a la de el que Carl noto el flequillo de ella contra la nariz.

– Si eres tan inutil en la entrepierna como lo eres en tu investigacion, ya puedes marcharte -mascullo entre dientes.

Su protesta fue sorprendentemente violenta y provocadora. Asi que no debia de frecuentar tanto los pasillos de la alta direccion, penso Carl retirando la cabeza.

– Mi hermano era legal, ?lo pillas? -continuo-. Y si quieres seguir adelante con lo que llevas entre manos, te recomiendo que no olvides ese dato.

Despues le dio un golpecito en la entrepierna y retrocedio. Se produjo una enorme transformacion. Su voz fue de nuevo suave y volvio a inspirar confianza, a ser abierta. Joder, que profesion le habia tocado.

Fruncio el entrecejo y avanzo un paso hacia ella.

– Como vuelvas a tocarme la campanilla, te pincho esas bombas de silicona y declaro que ha ocurrido porque te resististe a la detencion despues de amenazarme con una de las horripilantes copas de tu hermano. Cuando las esposas se cierren en torno a tus munecas, mientras esperes al medico mirando fijamente a una pared blanca en la comisaria de Hillerod, sonaras con no haberlo hecho. ?Seguimos adelante o tienes algo que anadir sobre mis partes nobles?

Ella permanecia impasible. Ni siquiera sonrio.

– Solo digo que mi hermano era legal, mas vale que me crea.

Carl se resigno. Aquella mujer no era facil de impresionar.

– De acuerdo. Pero ?como voy a encontrar a ese Atomos? -pregunto, retrocediendo un paso y alejandose de la camaleona-. ?De verdad que no recuerdas nada mas de el?

– Oiga, era cinco anos mas joven que yo. En aquella epoca no me interesaba lo mas minimo.

Carl sonrio con ironia. Como cambiaban los intereses con los anos.

– ?Algun rasgo especial? ?Cicatrices, pelo, dientes? ?No lo conocia nadie mas del pueblo?

– No creo. Llego de un orfanato de Tisvildeleje.

Despues se quedo ensimismada.

– ?Sabe que? Creo que el sitio se llamaba Godhavn -anadio, cogiendo la foto enmarcada y ofreciendosela-. Si promete devolvermela, puede ensenarsela a los que trabajan en el orfanato. Quiza puedan responder a sus preguntas.

El coche estaba aparcado junto a un cruce bajo un sol de justicia, y Carl se puso a reflexionar. Podia ir hacia el norte, a Tisvildeleje, y hablar con la gente de un orfanato para ver si alguien recordaba a un nino al que llamaban Atomos veinte anos atras. O si no podia ir hacia el sur, a Egely, a jugar al pasado con Uffe. Y finalmente podia aparcar el buga al borde de la carretera, poner su actividad mental en punto muerto y echar un par de horas de siesta. Sobre todo lo ultimo era de lo mas tentador.

Por otra parte, por desgracia sabia que si no devolvia los munecos de Playmobil a la estanteria de Morten Holland a tiempo, habia un riesgo real de perder a su inquilino, y por tanto una parte importante de sus ingresos.

De modo que solto el freno de mano y torcio a la izquierda, hacia el sur.

En Egely era la hora del almuerzo y el aroma a tomillo y salsa de tomate se extendia por el paisaje cuando aparco el coche. Encontro al encargado sentado junto a una mesa larga de teca en la terraza de su oficina. Igual que la ultima vez, estaba impecable. Llevaba un sombrero en la cabeza y la servilleta al cuello, y daba cuidadosos bocados a la lasana que habia en un lado del plato. No era de los que vivian para los placeres mundanos. No podia decirse lo mismo de sus colaboradores de la administracion y de un par de enfermeras que a diez metros de alli atacaban sus platos repletos en medio de un parloteo incesante.

Lo vieron torcer la esquina y de pronto se hizo el silencio. Se oyo con claridad el volar de los pajarillos retozando entre los matorrales y el tintineo de platos procedente del comedor.

– Buen provecho -comenzo Carl, sentandose junto a la mesa del encargado sin esperar a que lo invitara-. He venido para preguntarle si sabia usted que una vez Uffe Lynggaard, mientras jugaba, habia revivido el accidente que lo dejo lisiado. Una asistenta social de Stevns, Karen Mortensen, reparo en ello poco antes de la muerte de Merete Lynggaard. ?Lo sabia usted?

El encargado asintio con la cabeza lentamente y tomo otro bocado. Carl miro al plato. Por lo visto habia que esperar a que terminara su almuerzo antes de que el rey incuestionable de Egely se dignara dirigir la palabra a un miembro de la plebe.

– ?Consta en el historial de Uffe? -siguio preguntando Carl.

El responsable volvio a asentir en silencio mientras seguia masticando con lentitud.

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