aqui voy directamente a ver al portavoz del grupo. Merete ya me advirtio que iba a pasar esto si no escuchaba, pero no la escuche. Y despues hice lo que nunca deberia haber hecho.
Carl entorno los ojos.
– Entonces esta bien que hagamos tabla rasa antes de que se confiese ante Dios y los hombres.
Aquel hombre hecho y derecho asintio en silencio con la cabeza gacha.
– Compre acciones en 2000 y 2001 y gane dinero con ello.
– ?Que acciones?
– De todas clases. Y contrate a un nuevo asesor financiero que me recomendo invertir en fabricas de armas de Estados Unidos y Francia.
Al asesor del banco local de Allerod ni se le ocurria recomendar a Carl que invirtiera sus ahorros. Dio una profunda calada y apago la colilla. Desde luego, no era la clase de decisiones por las que deseaban ser conocidos destacados miembros del partido pacifista Radicales de Centro, Carl lo comprendia perfectamente.
– Tambien alquile dos de mis propiedades a clinicas de masaje. Aunque al principio no lo sabia, despues me entere. Estaban en Stroby Egede, cerca de donde vivia Merete, y en la zona se hablaba de ello. En aquella epoca tenia muchos negocios. Por desgracia, fanfarronee de mis negocios ante Merete. Estaba muy enamorado, y ella no me hacia ni caso. A lo mejor esperaba que se interesara mas en mi si actuaba a lo grande, pero por supuesto, no se intereso -confeso, masajeandose el cuello con la mano-. Ella no era asi.
Carl siguio el humo hasta que se disperso por el despacho.
– ?Y le pidio que lo dejara?
– No, no me lo pidio.
– ?Entonces…?
– Dijo que a lo mejor le diria algo sin querer a su secretaria de entonces, Marianne Koch. La intencion era clara. Con aquella secretaria, todos se enterarian enseguida. Merete me aviso, sin mas.
– ?Por que se interesaba por sus cosas?
– No se interesaba. Esa era la razon de todo -declaro, suspirando y sujetando la cabeza con las manos-. Habia intentado ligarmela tanto tiempo que al final Merete solo queria que la dejara en paz. Y en ese sentido consiguio su objetivo. Estoy seguro de que, si hubiera continuado presionandola, habria filtrado informacion sobre mi. No se lo reprocho. ?Que cono podia hacer, si no?
– Asi que, ?la dejo en paz pero continuo con sus negocios?
– Cancele los contratos de alquiler con las clinicas de masaje, pero me quede con las acciones. No las vendi hasta despues del 11-S.
Carl asintio con la cabeza. Si, mucha gente se habia enriquecido gracias a aquella catastrofe.
– ?Cuanto dinero gano?
Baggesen levanto la mirada.
– Unos diez millones.
Carl adelanto el labio inferior.
– Entonces, ?mato a Merete para que no lo desvelara?
El parlamentario dio un respingo. Carl reconocio el rostro asustado de la ultima vez que tuvo un cuerpo a cuerpo con el.
– ?No, no! ?Por que habria de hacerlo? Lo que estaba haciendo no era ilegal. Simplemente habria ocurrido lo que de todas formas va a ocurrir hoy.
– ?Iban a pedirle que dejara el grupo parlamentario en lugar de dejarlo por su propio pie?
Su mirada vago por el despacho y no se sosego hasta que encontro sus iniciales en la lista de sospechosos de la pizarra blanca.
– Ya puede borrar eso de ahi -repuso, levantandose.
Assad no entro a trabajar hasta las tres. Considerablemente mas tarde de lo que cabia esperar de un hombre con tan escasa experiencia y un empleo tan precario. Carl penso por un momento si merecia la pena echarle una bronca, pero el entusiasmo y el rostro jovial de Assad no invitaban a la emboscada.
– ?Que carajo has hecho todo este tiempo? -pregunto, senalando el reloj.
– Recuerdos de parte de Hardy, Carl. Me dijiste que fuera a visitarlo.
– ?Has estado siete horas con Hardy? -se sorprendio Carl, volviendo a senalar el reloj.
Assad sacudio la cabeza.
– Le he contado lo que sabia del asesinato del ciclista, y ?sabes que ha dicho?
– Supongo que habra dado pistas sobre el asesino.
Assad parecio sorprendido.
– Lo conoces bien, Carl. Pues si, eso es exactamente lo que ha hecho.
– Supongo que con nombre y apellido.
– ?Con nombre? No, pero ha dicho que habia que buscar a una persona que fuera importante para los hijos de la testigo. Que no seria un profesor o un empleado de guarderia, sino alguien con quien tuvieran una relacion de mucha dependencia. El ex marido de la testigo, o un medico, o quiza alguien a quien los ninos respetasen mucho. Un profesor de hipica o algo asi. Pero tenia que ser alguien que tuviera relacion con los dos ninos. Ya se lo he dicho a los del segundo piso.
– ?Vaya! -exclamo Carl, y puso los labios en punta. Era increible lo bien que se expresaba Assad de repente-. Me imagino que Bak estara en la gloria.
– ?En la gloria? -se extrano Assad, rumiando la palabra-. A lo mejor. ?Que cara se pone entonces, o sea?
Carl se encogio de hombros. Volvia a ser el Assad de siempre.
– ?Que mas has hecho? -pregunto, pensando que los movimientos de cejas de Assad daban a entender que se guardaba algo.
– Mira lo que tengo -dijo, sacando la gastada agenda de cuero de Merete Lynggaard de una bolsa de Lid y colocandola sobre la mesa-. ?Que te parece? ?A que el tio es bueno?
Carl abrio la lista de telefonos en la H y vio de inmediato la transformacion. Si, estaba hecho de maravilla. Donde antes habia un numero de telefono tachado ahora ponia algo borrado pero perfectamente claro: Daniel Hale y 25772060. Era asombroso. Mas asombroso que la velocidad a la que sus dedos teclearon para buscar en el registro central.
Tenia que encontrar los datos del abonado. Aunque fue en vano, claro.
– Pone que es un numero desactivado. Llama a Lis y pidele que indague sobre el numero enseguida. Dile que pueden haberlo dado de baja hace cinco anos. No sabemos de que operador de moviles era, pero estoy seguro de que ella lo averiguara. Date prisa, Assad -lo apremio, dandole una palmada en el hombro de granito.
Carl encendio un cigarrillo, se recosto e hizo un resumen mental.
Merete Lynggaard conocio al falso Daniel Hale en Christiansborg, seguramente coqueteo con el y a los pocos dias rompio la relacion. Que su nombre apareciera tachado en la lista de telefonos parecia algo insolito en ella, casi un ritual. Fuera cual fuese la razon de su proceder, no cabe duda de que conocer al supuesto Daniel Hale habia sido una experiencia fundamental en la vida de Merete.
Carl trato de imaginarla. La politica guapa con toda la vida por delante que conoce a la persona equivocada. Un embustero, un hombre de torvas intenciones. Varios lo habian vinculado con el chico al que llamaban Atomos. La asistenta de Magleby sostenia que aquel chico era con toda probabilidad el hombre que entrego la carta con el saludo «Buen viaje a Berlin», y segun Bille Antvorskov aquel Atomos era el que se presento despues como Daniel Hale. El mismo chico que la hermana de Dennis Knudsen afirmaba que habia tenido mucha influencia en su hermano durante su infancia, y al parecer tambien el que muchos anos despues incito a su amigo Dennis Knudsen a que chocara contra el coche del autentico Daniel Hale, provocando asi su muerte. Complicado, pero no tanto.
Muchas cosas habian ido amontonandose en la seccion de indicios: estaba la extrana muerte de Dennis Knudsen poco despues del accidente; estaba la exagerada reaccion de Uffe al ver una foto viejisima de Atomos, que probablemente conoce despues a Merete Lynggaard como Daniel Hale. Un encuentro que el se esforzo mucho por organizar.
Y por ultimo estaba la desaparicion de Merete Lynggaard.