Jesper ni Morten le dijeron ni una palabra, cosa normal en su hijo postizo, pero decididamente una senal funesta en el caso de Morten.

El periodico estaba bien doblado en una esquina de la mesa, con la historia de la retirada voluntaria de Tage Baggesen del grupo parlamentario debido a problemas de salud en primera plana, y Morten hundio la cabeza en silencio sobre su plato y continuo comiendo, hasta que Carl llego a la pagina seis y se quedo con la boca abierta, mirando una foto suya de mucho grano.

Era la misma foto que habia usado Gossip la vispera, pero esta vez al lado de una foto de exteriores de Uffe ligeramente ajada. El texto no era nada elogioso.

«El jefe del Departamento Q, encargado de la investigacion de 'casos archivados de interes especial' senalados por el Partido Danes, lleva dos dias saliendo en la prensa de manera lamentable», ponia.

No daban tanta importancia a la historia de Gossip, pero por otra parte habian hecho entrevistas, en las que todo tipo de empleados de Egely lo acusaban de aplicar metodos brutales y de ser la causa de la desaparicion de Uffe Lynggaard. La enfermera jefe estaba especialmente enfadada. Empleaba terminos como abuso de confianza, violacion mental y manipulacion. El articulo terminaba con las palabras: «Al cierre de esta edicion no habia sido posible recabar ningun comentario de la Direccion de la Policia».

Habia que buscar mucho para encontrar un espagueti-western con peores canallas que Carl Morck. Algo exagerado, teniendo en cuenta lo que ocurrio en realidad.

– Hoy tengo una evaluacion -lo desperto Jesper.

– ?De que? -pregunto Carl por encima del periodico.

– De matematicas.

Aquello parecia serio.

– ?Estas preparado?

El muchacho se alzo de hombros y se levanto, como de costumbre, sin prestar atencion a la abundante vajilla que habia ensuciado con mantequilla y mermelada ni a los demas restos que cubrian la mesa.

– ?Un momento, Jesper! -grito tras el Carl-. ?Que significa eso?

Su hijo postizo se volvio hacia el.

– Significa que si no lo hago bien no es seguro que pueda pasar a bachillerato. ?Que pena!

Carl vio ante si la cara de reproche de Vigga y dejo caer el periodico. La sensacion de acidez pronto empezaria a ser dolorosa.

Ya en el aparcamiento la gente hacia comentarios jocosos sobre el fallo de la vispera en los registros publicos. Habia dos que no tenian ni idea de que iban a hacer en el despacho. Estaban empleados respectivamente en la concesion de permisos de construccion y de subvenciones a medicamentos, y trabajaban exclusivamente mirando la pantalla.

En la radio del coche varios alcaldes hablaban en terminos criticos de la reforma de los municipios, que era la que de manera indirecta habia causado tanta desgracia, y otros tantos se quejaban de que la lamentable situacion de exceso de carga de trabajo en que se encontraban los trabajadores municipales, permanente ya, parecia ir a peor. Si al sinverguenza que se habia cargado los registros se le ocurriera aparecer en uno de los muchos ayuntamientos afectados, en el servicio de urgencias mas proximo no iban a dar abasto.

No obstante, en Jefatura estaban esperanzados. Ya habian detenido a quien lo habia hecho. Cuando lograran que la acusada, una mujer mayor, programadora en el Ministerio de Interior, explicara como remediar el dano, harian publica la noticia. Podia ser cuestion de unas horas; despues todo volveria a la normalidad. La jerarquia piramidal, de la que muchos estaban cansados ya, se restablecio.

Pobre senora.

Aunque parezca extrano, Carl consiguio llegar al sotano sin cruzarse con ningun companero en el camino, menos mal. La noticia de los diarios de la manana acerca del enfrentamiento de Carl con un disminuido psiquico en una institucion de Selandia del norte seguro que se habia extendido ya hasta los despachos mas remotos del enorme edificio.

Esperaba al menos que la reunion de los miercoles de Marcus Jacobsen con el inspector jefe y los demas jefes no fuera a tratar exclusivamente sobre aquello.

Encontro a Assad en su sitio y fue directo a por el.

A los pocos segundos Assad parecia aturdido. El campechano asistente nunca habia visto aquella faceta de Carl, que se desplegaba ante el en toda su amplitud.

– ?Si, me has mentido, Assad! -repitio Carl, mirandolo fijamente-. Nunca has hablado del asesinato del ciclista con Hardy. Eres tu quien ha hecho el trabajo de deduccion, y por supuesto que lo has hecho muy bien, pero a mi me contaste otra cosa. No me lo puedo permitir, ?entiendes? Esto va a traer consecuencias.

Vio que en la ancha frente de Assad se removia algo. ?Que seria? ?Tenia mala conciencia, o que?

Decidio entrarle a fondo.

– ?Ahorrate las explicaciones, Assad! ?Dejate de chorradas! ?Quien eres realmente? Me gustaria saberlo. ?Y que hacias mientras no estabas visitando a Hardy? -le pregunto, rechazando una protesta incipiente-. Si, ya se que ibas, pero te quedabas poco tiempo. Sueltalo, Assad. ?Que esta ocurriendo?

El silencio de Assad no podia ocultar su inquietud. Tras la mirada sosegada se veia fugazmente el animal perseguido. Si hubieran sido enemigos, con toda probabilidad habria saltado hacia el e intentado estrangularlo.

– Un momento -anadio Carl. Volvio la cabeza hacia el ordenador y busco en Google-. Tengo un par de preguntas que hacerte, ?vale?

No hubo respuesta.

– ?Me oyes?

El susurro de Assad, mas debil que el que emitia el ordenador, probablemente seria afirmativo.

– En tu expediente pone que tu, tu mujer y tus dos hijas vinisteis a Dinamarca en 1998. Estuvisteis en el campo de refugiados de Sandholm en el periodo 1998-2000, y despues conseguisteis asilo politico.

Assad asintio en silencio.

– Que rapido.

– Eran otros tiempos, Carl. Ahora todo es diferente, o sea.

– Eres de Siria. ?De que ciudad? No lo pone en tu expediente.

Se volvio hacia Assad y vio que su rostro estaba mas oscuro que nunca.

– ?Me estas interrogando, Carl?

– Si, digamos que si. ?Alguna objecion?

– Hay muchas cosas que no quiero decirte, Carl. Debes respetarlo, entonces. He tenido una vida de maldad. Es mi vida, no la tuya.

– Te comprendo. Pero ?en que ciudad vivias? ?Es dificil responder a eso?

– Vivia en un suburbio de Sab Abar.

Carl tecleo el nombre.

– Eso esta en medio de la nada, Assad.

– ?Acaso he dicho lo contrario?

– ?Cuanto dirias que hay de Damasco a Sab Abar?

– Un dia de viaje. Mas de doscientos kilometros.

– ?Un dia de viaje?

– Alli las cosas llevan su tiempo. Primero hay que atravesar la ciudad, y despues estan las montanas.

Si, era lo que aparecia en Google Earth. Habia que buscar mucho para encontrar un lugar mas desertico.

– Te llamas Hafez el-Assad. Al menos es lo que pone en la documentacion de la Direccion de Extranjeria - continuo, tecleando el nombre en Google y encontrandolo enseguida-. ?No es un nombre engorroso para llevar a cuestas?

Assad se encogio de hombros.

– ?El nombre de un dictador que goberno en Siria durante veintinueve anos! ?Tus padres eran miembros del partido Baath?

– Si.

– ?Por eso te pusieron su nombre?

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