de las lineas enemigas?

Y lo que era aun peor, ya no podrian darse a conocer. Tenian tres muertes sobre su conciencia, alegarian. ?De que serviria entonces que uno ya estuviera muerto y otro moribundo cuando los arrojaron del tren? Sin sus uniformes recibirian el tratamiento de espias, y antes de ser ejecutados, los torturarian hasta sonsacarles todo lo que sabian.

A pesar de los sufrimientos de los que Bryan habia sido testigo durante la guerra, sentia que la injusticia los habia alcanzado con una fuerza excesiva. No estaba preparado para morir. Seguia habiendo muchas cosas por las que vivir. La evocacion de imagenes de familiares estrechamente unidos no solo desperto en el la nostalgia, la desesperacion, sino tambien el calor.

En aquel mismo instante, el cuerpo de Bryan logro relajarse dando rienda suelta a la evacuacion lenitiva de la vejiga.

Poco a poco, el tren habia recuperado su ritmo tranquilo. La luz palida del sol invernal se abrio paso en el vagon, atenuada por los cristales esmerilados. Unas voces presagiaron nuevos examenes.

Varias personas se desplazaban silenciosamente alrededor de alguien vestido con una bata blanca que despuntaba por encima de los demas y se dirigia con paso firme hacia la primera cama. Cuando llego hasta ella abrio el cuadro medico con tal violencia que la estructura metalica empezo a vibrar. Anoto unas cuantas palabras, arranco la hoja de papel del marco y se la paso a la enfermera que habia examinado anteriormente a los pacientes.

No examinaron a nadie. El largo oficial medico se limito a inclinarse sobre la cama, intercambio algunas palabras con el personal, dio algunas instrucciones y prosiguio la ronda. Al llegar a la cuarta cama, la que ocupaba Bryan, el medico repaso la ficha con respeto, le susurro algo al oido a la enfermera en jefe y sacudio la cabeza.

Luego hizo un gesto dirigido a la cabecera de la cama de James con el dedo y, acto seguido, una joven dio un salto hacia adelante y la elevo. Bryan hizo todo lo posible porque su respiracion apenas fuera perceptible y por pasar desapercibido. Si decidian auscultarlo, notarian que su pecho era un caos de explosiones.

La charla se prolongaba a los pies de su cama. Bryan reconocio la voz aguda de la enfermera en jefe y presintio que ni sus reacciones, ni su estado general la habian satisfecho. Alguien sacudio la cama levemente mientras otra persona se colocaba pegada a sus espaldas. Entonces unas manos enormes lo agarraron por los brazos y le dieron la vuelta. Un suave golpe con las yemas de los dedos sobre las cejas precedio a otro. Bryan estaba seguro de que habia parpadeado involuntariamente y casi dejo de respirar.

Las voces se mezclaron entre si y, de pronto, por sorpresa, alguien le apoyo el pulgar en el parpado y le abrio el ojo. Los destellos de la luz concentrada de una linterna sondearon su ojo y lo deslumbraron por completo. Luego le dieron un cachete y volvieron a iluminarlo con la linterna.

Un aire frio le rozo el pie y las manos, asentandose en los dedos de los pies mientras el medico volvia a abrirle el parpado. Aparentemente, los repetidos pinchazos que infligieron a sus pies no los sacaron de dudas. Bryan, aterrorizado, permanecio totalmente inmovil.

El trapo empapado en amoniaco que apretaron contra su rostro lo pillo desprevenido. El shock que se abrio camino como un taladro a traves del cerebro y las vias respiratorias surtio efecto. Bryan abrio los ojos, sumergio la cabeza en la almohada alejandola del trapo y jadeo.

Un par de ojos se perfilaron cerca de su cabeza y a traves de sus lagrimas. El medico le dirigio algunas palabras y le golpeo la mejilla suavemente. Entonces volvieron a incorporarlo y elevaron la cabecera de la cama un par de dientes mas, enfrentandolo asi a sus enemigos.

Bryan opto por fijar la mirada en la pared que tenian a sus espaldas y recibio los siguientes golpes con los ojos dilatados. «Conten la respiracion… No parpadees.» James y el habian matado el tiempo con ese tipo de concursos en la habitacion de detras de la cocina, en la casa de campo de Dover.

Los siguientes golpes fueron mas fuertes. Bryan no se resistio y dejo que su cabeza cayera ligeramente hacia atras, como si no tuviera por donde sujetarse. Despues de un breve intercambio de pareceres, el grupo se disolvio y tan solo una persona se quedo a los pies de la cama, anotando algo en el expediente. El roce del lapiz contra el papel fue sustituido por el chasquido de las tapas del portafolios al cerrarse.

Bryan permanecio con los ojos bien abiertos. Durante el tiempo que duro la visita medica se dio cuenta de que no le quitaban el ojo de encima. Sus ojos se fueron cerrando lentamente. En medio del sopor que habia hecho presa en su cuerpo, apenas noto la inyeccion que le administraron.

CAPITULO 4

– ?Venga! -se oyo decir a lo lejos a una voz que se mezclaba con sonidos estivales e imagenes nebulosas-. ?Venga ya, Bryan!

Una sensacion de mareo se apodero de el y la voz se torno mas sombria y potente. Entonces noto que le tiraban del brazo. Bryan tardo un tiempo en darse cuenta de donde estaba.

El tren estaba en penumbra y reinaba el silencio. Una sonrisa cauta de James fue sustituida por un ultimo tiron y Bryan le devolvio la sonrisa.

– Vamos a tener que hablar en voz muy baja.

Bryan asintio con la cabeza; habia entendido la situacion.

– Estabas inconsciente cuando me desperte -prosiguio James-. ?Que paso, Bryan?

– ?Te deje fuera de combate, te golpee! -dijo Bryan mientras intentaba concentrarse-. ?Y entonces nos examinaron! Exploraron mis pupilas. Y yo abri los ojos involuntariamente. Saben que hay algo raro en mi.

– ?Lo se! Han pasado a verte unas cuantas veces.

– ?Cuanto tiempo he estado inconsciente?

– ?Haz el favor de escucharme, Bryan! -exclamo James-. El vagon de delante esta lleno de soldados. Vuelven a casa de permiso, pero creo que tambien les han encargado la vigilancia de los pacientes.

– ?A casa?

– Si, nos estamos adentrando en Alemania. No nos hemos detenido ni una sola vez en lo que va de dia. En este ultimo tramo han aminorado la velocidad. No se a donde nos dirigimos, pero ahora mismo estamos parados en Kulmbach.

– ?Kulmbach? -A Bryan le costaba seguir la conversacion-. ?Kulmbach? ?Kulmbach? ?El tren estuvo parado?

– Al norte de Bayreuth -susurro James-. Bamberg, Kulmbach, Bayreuth, supongo que lo recordaras, ?verdad?

– Me pregunto que me inyectaron. ?Tengo la boca sequisima!

– ?Intenta sobreponerte, Bryan! -Unas cuantas sacudidas hicieron que Bryan volviera a abrir los ojos-. ?Que paso cuando nos lavaron?

– ?A que te refieres?

– ?El tatuaje, tio! ?Que paso?

– No lo buscaron.

James dejo caer la cabeza sobre la almohada y volvio la mirada hacia el techo.

– ?Debemos hacerlo ahora, mientras todavia haya luz!

– ?Tengo frio, James!

– Es que hace mucho frio. Han estado ventilando el vagon. Hace tan solo un momento, el suelo estaba cubierto de nieve.

James senalo el suelo sin por ello apartar los ojos del techo.

– ?Lo ves? Todavia queda nieve. ?Los soldados del vagon de al lado llevan abrigos, como podras entender!

– ?Los has visto?

– Van y vienen a intervalos. ?Hace un par de horas estuvieron buscando al enfermero que arrojamos del tren! Tambien saben que ha habido jaleo con unos pilotos ingleses que han sido vistos saltando al tren. ?La patrulla de perros debe de habernos delatado!

– ?Como?

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