– ?Y el panuelo de Jill? -dijo Bryan senalando la panoleta con el corazon bordado que todavia pendia alrededor del cuello de James. James no se molesto siquiera en comentarlo y se puso el camison que le habia quitado al cadaver.
James, que seguia sin inmutarse, se subio a la cama y se echo sobre las sabanas mugrientas y las heces del muerto. Aspirando profundamente se centro un instante en silencio, fijo la mirada unos segundos en el techo y susurro entonces sin volver la cabeza:
– ?Vale! Hasta ahora, todo bien. Ahora tendremos que quedamos aqui tendidos, ?lo has entendido? Nadie sabe quienes somos y nosotros no se lo vamos a contar. Recuerda: ?pase lo que pase, debes mantener la boca cerrada! Si metes la pata, aunque solo sea una vez, estaremos acabados.
– ?No hace falta que me lo digas, joder! -Bryan miro con disgusto la sabana manchada. Cuando se echo sobre ella le parecio humeda-. Prefiero que me cuentes que crees que diran los enfermeros cuando nos vean. ?No vamos a poder enganarlos, James!
– Tu limitate a mantener la boca cerrada y a hacerte el inconsciente, asi no se daran cuenta de nada, puedes estar seguro de ello. ?Debe de haber mas de mil heridos en este tren!
– Tengo la impresion de que los que estan aqui son algo especiales…
Un chasquido metalico proveniente del vagon anterior les hizo callarse y cerrar los ojos. Oyeron pasos que avanzaban hacia ellos, pero pasaron de largo y siguieron hasta el vagon siguiente. Bryan distinguio un uniforme entre las pestanas apretadas y vio como desaparecia por la puerta.
– ?Que hacemos con las canulas, James? -dijo Bryan con voz queda.
James echo un vistazo por encima del hombro. El tubo de goma colgaba suelto al lado de la cama.
– No vas a conseguir que me lo clave en el brazo -prosiguio.
La expresion del rostro de James le puso la carne de gallina.
James se levanto de la cama silenciosamente y agarro del brazo a Bryan, que abrio los ojos aterrado.
– ?No lo hagas! -bufo-. ?No tenemos ni idea de lo que tenian esos soldados! ?Nos pondremos enfermos!
El grito sofocado de Bryan advirtio a James de que tales consideraciones habian dejado de tener importancia. Bryan, estupefacto, se quedo mirando la canula que habia penetrado en la sangradura de su brazo mientras el tubo seguia bandeando de un lado a otro y James volvia a echarse en el lecho de muerte del vecino.
– No debes tener miedo, Bryan. Lo que estos soldados tenian no es nada de lo que nos vayamos a morir.
– Eso no puedes saberlo. Al fin y al cabo no tienen heridas por ningun lado. Puede que tengan las enfermedades mas espantosas del mundo.
– ?Prefieres que te ejecuten a aprovechar esta ocasion?
James bajo la mirada hasta su brazo y apreto la canula con fuerza. Volvio la cabeza e introdujo la aguja en un punto fortuito de la vena hasta casi perder el sentido.
En ese mismo instante la puerta del vagon de detras se abrio.
Bryan sintio que su corazon lo traicionaba al latir con demasiada fuerza y sonoridad cuando los pasos se mezclaron con las voces. No entendia nada. Para el, las palabras eran meros sonidos, nada mas.
De pronto aparecio en su mente la memoria nitida de muchos dias alegres en Cambridge.
Por aquel entonces, James habia estado demasiado ocupado estudiando aleman, idioma en el que estaba especializado, para abandonarse al jubilo generalizado. Y ahora se encontraba postrado a su lado, conquistando sus laureles/pues entendia lo que me estaba diciendo. Bryan se reconcomia de remordimiento. Si hubiera podido, habria dado todas sus horas de amor, todos sus flirteos retozones y demas placeres y delicias a los que se habia abandonado por entender aunque solo fuera una fraccion de lo que
En su impotencia, Bryan se aventuro a entreabrir los ojos. Al fondo del vagon habia un grupo numeroso de personas inclinado sobre una cama consultando el cuadro medico de un paciente.
Entonces la enfermera corrio la sabana por encima de la cabeza del paciente mientras los demas seguian su ronda. Un sudor frio y humedo se asento en el nacimiento del cabello de Bryan y empezo a deslizarse por su cara.
Una mujer pechugona entrada en anos, que aparentemente ostentaba cierta autoridad, precedia al resto del grupo evaluando con mirada experta a los pacientes mientras sacudia los cabezales de las camas metalicas. Al ver la oreja de James se detuvo y se escurrio entre las camas de Bryan y James.
Murmuro un par de palabras y se inclino aun mas, como si quisiera tragarse a James.
Cuando volvio a incorporarse, se dio la vuelta y miro a Bryan en el mismo momento en que este cerraba los ojos. «Dios mio, haz que pase de largo», penso, prometiendose a si mismo que no volveria a ser tan imprudente.
El sonido de sus tacones fue amortiguandose a medida que se alejaba. Bryan echo un vistazo a su alrededor por el rabillo del ojo. James seguia tendido a su lado, completamente relajado, con el rostro vuelto hacia el y los ojos cerrados, sin el mas leve parpadeo que pudiera delatarlo.
Quiza James tenia razon cuando le habia dicho que el personal medico no era capaz de distinguir a un paciente de otro.
En cualquier caso, la enfermera en jefe habia pasado por su lado sin inmutarse.
Pero ?que pasaria cuando les sometieran a un examen mas exhaustivo? ?Cuando tuvieran que lavarlos? O cuando se presentaran las ganas de orinar o, en su caso, cuando tuviera que defecar. Bryan no se atrevia a pensar en las consecuencias y ya empezaba a notar ciertos retortijones en el vientre que iban en aumento.
Cuando la enfermera en jefe hubo echado el ultimo vistazo a la ultima cama del vagon, batio las manos y profirio una orden. Poco despues se hizo un profundo silencio en el vagon.
Al cabo de unos pocos minutos Bryan volvio a entreabrir los ojos. James lo estaba mirando fijamente con una mirada elocuente.
– Se han ido -susurro Bryan mientras echaba una mirada a la hilera de camas-. ?Que paso?
– A nosotros nos dejan para mas tarde. ?Hay otros que estan mas necesitados de sus atenciones!
– ?Entiendes lo que dicen?
– ?Si! -James se llevo la mano a la oreja y recorrio su cuerpo con la mirada. Las heridas que tenia en el cuerpo y en la mano no saltaban a la vista-: ?Que aspecto tienen tus heridas?
– ?No lo se!
– ?Pues a ver si te enteras!
– ?Pero si no puedo quitarme la camisa ahora!
– ?Intentalo! Tienes que secarte la sangre, si es que la hay. ?Si no lo haces, puede que sospechen de ti!
Bryan miro la canula de soslayo. Examino la sala, inspiro profundamente y se saco la camisa por encima de la cabeza, de manera que le colgara del brazo en el que se habia introducido la canula.
– ?Que pinta tiene? -se oyo de la cama vecina.
– ?No demasiado buena!
Tanto los brazos como los hombros estaban necesitados de una ablucion a fondo. Las heridas no eran profundas pero tenia una brecha en el hombro que le llegaba a la espalda.
– Lavate con la mano. Utiliza saliva y luego lamete la mano. ?Pero date prisa, Bryan!
James se incorporo ligeramente en el lecho. Cuando la brecha en el hombro de Bryan volvio a estar tapada por la camisa, James asintio ligeramente con la cabeza. Sus labios intentaron dibujar una sonrisa, pero su mirada denotaba que le preocupaban otros asuntos.
– ?Tenemos que tatuarnos, Bryan! -dijo-. ?…Cuanto antes mejor!
– ?Como se hace?
– Se inyecta tinta bajo la piel. ?Usaremos la canula!
Bryan se mareo con solo pensarlo.
– ?Y la tinta?
– Creo que podemos utilizar la mugre de las unas.
El examen de las manos confirmo que la cantidad de mugre seria mas que suficiente.
– ?No crees que podemos contraer el tetanos?
– ?Como?