Bryan miro hacia el sur. Dentro de pocos segundos solventarian aquella interrupcion pasajera del transito y bloquearian la calzada. Se quedaria atrapado en aquella posicion. Tambien tenia via libre por el norte. Aprovechando las circunstancias favorables que el destino le habia deparado, Bryan cruzo velozmente la calzada a la pata coja y desaparecio en medio de la oscuridad.

Al mirar hacia atras, queriendo asegurarse de que ni los aldeanos ni los ordenanzas se habian percatado del asalto a la autopista que acababa de protagonizar, le parecio ver que otras sombras habian aprovechado el momento para cruzarla.

Hacia tiempo que la vendimia habia finalizado. Habian arado la tierra entre las cepas, dejando al descubierto numerosas ramas podadas que sobresalian traicioneramente del suelo y que convertian cada paso en un ejercicio de equilibrismo. Bryan tuvo que apretar los dientes y soportar aquel suplicio, si no queria lastimarse los pies. Habria hecho lo que fuera con tal de conseguir un par de zapatos.

El frio era penetrante. Los pies habian dejado de protestar. Era como si el tobillo torcido hubiera desaparecido entre el cuadro traumatico de dolor generalizado. Durante un repentino alto en el bombardeo se oyeron los chasquidos de armas ligeras desde la otra margen del rio. Cuando estos tambien cesaron durante unos segundos, Bryan percibio un ligero susurro entre los arboles del bosque que acababa de dejar atras. Se incorporo rapidamente y escruto las cepas desnudas y marchitas. A menos de diez hileras de donde se encontraba, volvio a ver aquellas sombras grises y desconocidas que avanzaban hacia el.

Bryan apreto el paso.

Mas adelante se acababan los vinedos, irguiendose las sombras de un seto de abrigo a lo largo de la linde mas lejana, aparentemente infranqueables e infinitamente profundas. Pronto se dio cuenta de que se estaba aproximando al rio que atravesaba aquel extrano paisaje. El chapoteo era cada vez mas pronunciado. El suelo estaba resbaladizo y Bryan estuvo a punto de caerse. Un pajaro asustado que de pronto levanto el vuelo lo hizo detenerse. Como un eco retardado de sus pasos vacilantes, oyo un leve sonido viscoso a sus espaldas. Se volvio y tenso todos los musculos de su cuerpo.

No estaba solo.

A menos de diez pasos aparecio su perseguidor con las manos solidamente plantadas en las caderas. Bryan no pudo distinguir su rostro pero si reconocio su contorno. Se quedo helado: era Lankau, y no estaba dispuesto a dejarlo escapar.

El hombre de la cara ancha no dijo nada, ni tampoco se abalanzo sobre Bryan, a pesar de que se encontraba a escasos pasos de el. Su actitud era respetuosa, aunque no solo eso; era expectante. Bryan aguzo el oido. Se oyo un leve susurro proveniente de la maleza. Jamas habia visto una cosa igual. El terreno que lo separaba del Rin era, a la vez, pantano y jungla; arroyos y bosque en una sola y enmaranada obra maestra botanica; un lugar perfecto en el que desaparecer en una noche perfecta. Sin duda, unas condiciones que entraban en los calculos de su perseguidor.

Permanecieron un buen rato examinandose mutuamente; teniendo en cuenta la gravedad de la situacion, mas tiempo del que podia considerarse razonable. De pronto, Bryan comprendio que Lankau disponia de todo el tiempo del mundo. Bryan volvio a echar un vistazo por encima del hombro. Volvio a oir susurros entre la maleza. Y entonces fue cuando se dio cuenta de la situacion, en todas sus dimensiones: alguien estaba a punto de caer sobre el desde la espesura del bosque. En lugar de refugiarse en la oscuridad de aquella maleza intransitable, Bryan opto por dirigirse hacia el sur, bordeando la linde del bosque. Su maniobra cogio desprevenido a Lankau, que tuvo que saltar por encima de unas cuantas cepas, hasta encontrarse en el lugar que Bryan acababa de abandonar.

De pronto, la ventaja que Bryan le habia sacado era considerable. Se escabullo por el primer claro que aparecio. Dio unos pasos hacia adelante y se hundio en el agua, que le llegaba a la cintura. El fondo era firme aunque viscoso. La pregunta era si podrian cerrarle el paso desde el otro lado y, tal vez mas relevante aun, si el fondo seguiria soportando su peso. La idea de una muerte lenta en el fango lo llevo a tantear el fondo a cada paso con la punta del pie, a pesar de que con ello perdia unos segundos preciosos.

A sus espaldas se oyeron unas voces exaltadas. Era evidente que Lankau no estaba solo. De momento habian perdido su rastro y Bryan intento aprovechar las circunstancias abriendose camino por el agua sin hacer movimientos bruscos que pudieran llamar la atencion. A la larga no podria resistir el frio del agua. Dentro de muy poco tiempo, su organismo se habria enfriado tanto que dejaria de funcionar.

Uno de los hombres profirio un alarido cavernoso y penetrante a sus espaldas. Ellos tambien se habian hundido en el agua fria.

Los chasquidos de las metralletas que antes habian llegado desde algun lugar delante de el ya no se propagaban nitidamente por el espejo del monte bajo. La defensa ligera de los alemanes era movil y estaba contenida contra el Rin y, en aquel momento, no estaba siendo atacada directamente.

Aquel lugar debia de ser maravilloso en un dia de verano: pajaros, flores y colores por doquier; en aquel momento resultaba terrorifico.

Bryan se arrastro por encima de un banco cenagoso donde las ramas podridas, con el paso del tiempo, se habian ido trabando, dando lugar a nuevas sedimentaciones.

El tiempo empezaba a apremiar. Tal vez ya llevara unas seis o siete horas en camino. Podian ser las tres, pero tambien las cuatro.

Bryan rezo por que no fueran las cinco. En tal caso, el sol saldria al cabo de un par de horas.

Un vehiculo paso muy cerca de alli, como si atravesara el aire volando. Bryan se encontraba muy cerca del dique.

Los sonidos habian cambiado, ahora le llegaban mas nitidos y claros que antes. Solo podian separarlo unos doscientos o trescientos metros del terraplen. Aunque tenso y nervioso por no saber como alcanzaria el otro lado del dique y proseguiria el camino hasta llegar al lecho del rio, y febril al pensar en que la otra margen del rio era un hervidero de tropas acorraladas, Bryan logro sobreponerse sumergiendose lentamente en el pantano para cubrir el ultimo tramo.

Como en una explosion, el aire se oscurecio a su alrededor en movimientos aleteantes y cascadas de graznidos agudos. El hedor le llego instantaneamente. Era acre y putrefacto. Uno de los numerosos cormoranes no pudo alzar el vuelo y empezo a propinarle picotazos, Bryan se quedo inmovil en el agua en medio de la luz de la luna, viendo como volvia a juntarse la bandada sobre las copas de los arboles y se iba posando lentamente. Todos los pajaros habian levantado las cabezas, como si esperaran la llegada de un enemigo desde el cielo. Las copas de los arboles eran su fuerte, y las lianas que colgaban de las ramas, su escudo. Era como estar en medio de una jungla.

Todos los que se hallaban en la zona debieron de oir aquel ruido infernal y, sin embargo, Bryan no oyo nada digno de mencionar a su alrededor. Se quedo quieto un buen rato, intentando registrar cualquier sonido inquietante antes de retomar el camino. Al dar la siguiente brazada hacia el grupo de juncos mas proximo, Dieter Schmidt se precipito sobre el frontalmente. Solo Bryan profirio un grito. El hombre enjuto extendio las manos para agarrarlo del cuello mientras intentaba patearle la entrepierna a traves del agua. Su cuerpo trabajaba mecanicamente y sin vacilaciones. Cuando cayeron al agua, los pajaros volvieron a levantar el vuelo. Bryan cayo rodando, con tan mala suerte que se le metio en el oido una rama que flotaba en la superficie. El dolor lo hizo irrumpir en un rugido y tomo tal impulso en el fondo que ambos salieron disparados del agua. Furioso por haber tenido que soltar a Bryan, el flaco se volvio a acercar dando tumbos y golpeo el agua con la palma de la mano en un gesto de nino encolerizado y malvado. Bryan echo un vistazo desesperado por encima del hombro. No se veia a Lankau por ninguna parte.

En el momento en que el flaco volvia a dar un salto hacia adelante, Bryan agarro una rama flotante y lo golpeo con ella en la cara. Ni siquiera grito. La rama le habia atravesado la boca y le salia por la mejilla izquierda, sin que por ello mermara el ataque de locura parecido al de un perro enrabietado que se habia apoderado de aquel hombrecillo, Bryan salto a un lado y consiguio recuperar el equilibrio. En un par de pasos alcanzo una posicion mas segura. El flaco, hundido en el agua hasta las rodillas, le enseno los dientes. Se quedo un rato asi, intentando recuperar las fuerzas. Cada vez que inspiraba, la rama que tenia clavada en la mejilla se movia. A pesar de la gravedad de la situacion, su aspecto resultaba ridiculo. Al igual que el de Bryan, su cuerpo solo estaba cubierto por un albornoz grisaceo empapado de agua. Sus piernas estaban desnudas y habian adquirido un color negruzco, muy similar al tono del agua en la que se habian metido. Habian salido del hospital a toda prisa, el y el hombre de la cara ancha. Su presteza y energia eran dignas de admiracion.

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