Y ahora Bryan quebraria la voluntad que los habia llevado hasta alli con el unico objetivo de matarlo.

El grito de Lankau le llego de algun lugar cercano. Bryan entrecerro los ojos y enseno los colmillos como un animal perseguido, lo que llevo al flaco a abalanzarse sobre el con los brazos abiertos. Bryan habia dejado de tener miedo. En aquel salto repentino, el flaco perdio el equilibrio momentaneamente y se fue hacia adelante en un intento de recuperarlo. Precisamente entonces, Bryan alcanzo su cuello de una patada.

No fueron muchos los sonidos que escaparon de aquella garganta cuando el cuerpo cayo hacia atras. Tampoco cuando Bryan lo sostuvo bajo el agua con todas sus fuerzas.

Precisamente cuando la vida estaba a punto de abandonar a aquel hombre flaco, Lankau salto de entre la maleza con las rodillas muy levantadas, en un salto torpe a traves del fango. Volvieron a sonar las metralletas; esta vez estaban muy cerca. Ni Lankau ni Bryan dijeron nada, sus rostros enfrentados expresaban determinacion.

Lankau se mantuvo inmovil. En la mano izquierda sostenia un cuchillo de filo rayado y mate que apuntaba hacia arriba. Era un cuchillo largo. Bryan habia tenido uno igual en la mano muchas veces. Un cuchillo normal y corriente de la cuberteria del lazareto. La manera en que el hombre de la cara ancha se lo habia agenciado era un enigma imposible de descifrar para Bryan; y el afilado, puro misterio. Estaba tan afilado como un punzon.

Lankau examino a Bryan un buen rato y luego empezo a hablarle en voz baja. Era evidente que sentia respeto por el hombre que tenia delante. Sin embargo, aquella veneracion no lo detendria.

La lucha era inevitable y desigual.

Si no mediaba algun estimulo externo que llevara a uno de ellos a tomar la iniciativa, se quedarian alli, inmoviles para toda la eternidad. Ninguno queria ceder la iniciativa al otro, ni tampoco tomarla. Y, de pronto, un ruido apenas perceptible que provenia del bosque movilizo los sentidos de Bryan. El cuerpo del flaco se ladeo en el agua y el ultimo suspiro abandono su boca. Las burbujas salieron silenciosamente, recordandole a Bryan que el agua era su aliada. Tenia el agua, la oscuridad y la diferencia de edad a su favor. Las demas ventajas estaban del lado del hombre de la cara ancha.

Sobre la cabeza de Bryan se mecia una confusion de lianas. Unas raices largas y finas se enredaban entre las ramas; cabos de salvamento que bajaban hacia el suelo en busca de alimento y arraigo. Justo delante de su cara se habian enredado formando un nudo gordiano. El suelo blando y esponjoso que retardo el salto de Bryan tambien incidio sobre el salto hacia adelante de Lankau.

En tan solo tres brazadas, Bryan consiguio colocarse encima de su enemigo, listo para dejarse caer sobre el. El cuello de Lankau crujio cuando todo el peso del cuerpo de Bryan dio contra aquella cabeza ancha. Lankau se desplomo como un trapo. No habia ofrecido resistencia; solo tejido blando y pasivo que se habia desplazado hacia un lado hundiendose en el agua.

La lucha habia terminado, aun antes de empezar. Bryan dio dos pasos atras y se dejo caer sobre la ladera. Los remolinos del agua se apaciguaron sobre el cuerpo de Lankau. El paisaje empezaba a definirse con mas detalle. Amaneceria dentro de menos de una hora. Bryan se sintio vacio. Cuando empezo a extranarle que no salieran burbujas del cuerpo de Lankau ya fue demasiado tarde.

El hombre de la cara ancha abrio los ojos antes de emerger a la superficie. Las pestanas estaban cubiertas de lodo y la mirada detras de la mascara expresaba enajenacion.

Todavia tenia el cuchillo bien agarrado en la mano. Bryan logro incorporarse antes de que Lankau tuviera tiempo de llevar a cabo su ataque diabolico.

En un reflejo cansino, Bryan adelanto el brazo izquierdo y recibio una punalada profunda y dolorosa. Retiro el brazo de un tiron y Lankau, que todavia asia el cuchillo que habia penetrado en el brazo de su enemigo, cayo hacia adelante. Fue el propio impulso que habia tomado aquel cuerpo macizo el que provoco el accidente fatal al introducir Bryan los dedos en los ojos de Lankau.

El alarido de dolor fue instantaneo. Lankau cayo hacia atras con las manos apretadas contra el rostro. Se quedo tendido en el lodo, indefenso, pataleando y gimiendo, cubierto por el agua sucia y enturbiada. De pronto se oyeron unas descargas de ametralladora muy cerca del lugar. Sin mirar atras, Bryan salio corriendo ladera arriba, abandonando a su perseguidor a su suerte.

Cuando hubo superado el ultimo seto de abrigo, Bryan se dejo caer de rodillas. Estaba agotado. La herida no sangro tanto como habia temido, cuando se saco el cuchillo del brazo. El corte habia sido limpio y afortunado.

A falta de algo mejor, Bryan arranco un retal del segundo albornoz que llevaba puesto y se vendo el brazo lo mejor que pudo. Hacia un frio de mil demonios, tanto, que el rio amenazador que fluia a escasos pasos de el no lo disuadio de llevar a cabo su proposito. Simplemente no podia enfriarse mas de lo que ya se habia enfriado. Y, sin embargo, la vision que se abrio ante sus ojos al alcanzar el borde del dique fue horrorosa y enigmatica.

Mas abajo, un vehiculo blindado recorria la margen del rio. Habian colocado varias barreras a lo largo de las roderas dando asi libre acceso a las columnas que se dirigian hacia el norte con provisiones.

Bryan se apreto contra el suelo. Tenia que salir de alli. El dique no le procuraba ningun tipo de proteccion. Al otro lado del rio vislumbro una orilla oscura que se extendia unos cientos de metros en direccion norte y volvia a desaparecer en un abismo aun mas profundo. Se trataba, pues, de un banco alargado, cubierto de vegetacion, que dividia el rio en dos cauces.

Aquel golpe de suerte significaba que Bryan podria atacar el rio en dos asaltos. La parada en el alfaque le daria un descanso. Antes de que los faros del vehiculo cayeran sobre los montones de turba que se alzaban a pocos metros de el, rodo por la ladera hasta alcanzar la via de agua que lo devolveria a la vida.

Bryan se habia equivocado. El agua era mas fria que la muerte; tan fria, que el albornoz que llevaba puesto, a pesar de la resistencia y del peso que ofrecia, fue de gran ayuda. Su cuerpo se precipitaba hacia el enfriamiento total. Bryan reconocio los sintomas. Habia visto a mas de un paracaidista caer al suelo indefenso, incapaz de protegerse de los golpes. Ese tipo de frio se apoderaba del cuerpo insidiosamente, sin que la voluntad ni las ganas de vivir pudieran ofrecerle resistencia. Simplemente, el organismo dejaba de funcionar.

Y luego estaba la corriente. Aunque no podia estar mas equivocado, Bryan tenia la sensacion de que se encontraba en la estacion mas caudalosa del ano: cuando bajaban cascadas de agua de fusion. Se dejo llevar por la corriente, no pudo hacer otra cosa, y vio pasar por su lado el banco, que acabo desapareciendo envuelto por la oscuridad.

El Rin era muy ancho en aquel tramo. Puesto que Bryan estaba muy hundido en el agua, no pudo evaluarlo con exactitud, pero, de todos modos, era suficientemente ancho para que su cuerpo que se deslizaba por el agua, ora flotando, ora nadando, se mantuviera oculto a posibles oteadores que pudieran encontrarse en las margenes del rio, a no ser que lo atrapara alguno de los conos de luz que, de vez en cuando, barrian la superficie del rio.

Los cadaveres aparecieron aparentemente de la nada, llevados por la corriente. Debian de llevar mucho tiempo en el agua, pues estaban muy hinchados. El rostro de uno de los soldados muertos se habia agrietado a pesar del frio y el otro estaba tan hundido en el agua que apenas alcanzo a verlo.

Las refriegas en la margen occidental se sucedian sin parar. Bryan se agarro al segundo cadaver e intento vislumbrar si alguien se movia en la orilla. La temperatura corporal era tan baja que muy pronto, al cabo de pocos minutos, se veria obligado a salir del rio, costase lo que costase. A unos pocos cientos de metros aparecio el primer puente. Unas luces tenues en direccion norte anunciaban la presencia de otro puente alto. El cuerpo de ingenieros podria haber instalado facilmente una retahila de puentes flotantes entre los dos grandes. Aquella noche, la necesidad de lanzar cabos sobre el rio era enorme.

Los destellos del fuego de mortero iluminaban el rio intermitentemente. El estrepito hizo temblar el aire. Entre una descarga y otra, Bryan oyo gritos.

Al soltarlo, el soldado muerto volteo en el agua y cabeceo suavemente. Fue entonces cuando Bryan descubrio la razon por la que la corriente no se habia llevado el cadaver. Unas estrechas rayas verticales de color negro se erguian en la oscuridad del agua: el cadaver se habia quedado enganchado en unas rejas. Tal vez fuera una casualidad, pero parecia que la barrera discurria a lo largo del rio, dividiendolo en dos. En cuanto amanecio, aparecieron los primeros cabrilleos en la superficie del agua alrededor de las ramas y los desechos que se habian quedado enganchados en las rejas.

Aquel entramado significaba que podrian verlo en cuanto tuviera que encaramarse a el para pasar al otro lado. La margen oriental estaba tranquila, pero la occidental podia ocultar facilmente a su asesino. Bryan solo podia confiar en la vista, ningun sonido humano seria capaz de traspasar la cacofonia de los canones.

Se agarro con decision al entramado, salto por encima de los pinchos erosionados y se dejo caer de espaldas

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